lunes, 30 de marzo de 2015

DE LOS DISCÍPULOS DE MUÑOZ GARNICA


Foto de Manolo Fernández.



En la fotografía: el pintor D. José Nogué pintando el Santo Rostro para el estandarte de la hoy
desaparecida Cofradía del Santo Rostro. La reproducción del Santo Rostro de Nogué estaba
acabada en el verano de 1928. En la Sala Capitular de la S. I. Catedral de Jaén. Agradecemos
a José Manuel Marchal esta fotografía.

FEDERICO DE PALMA Y CAMACHO, TRAS LAS PISTAS DEL SANTO ROSTRO

Manuel Fernández Espinosa


Cuando en días pasados tratábamos de la egregia figura de D. Manuel Muñoz Garnica, decíamos que el polígrafo ubetense "...formó a su alrededor el embrión de una escuela intelectual (asunto del que me ocuparé en otra ocasión) que constituyó durante mucho tiempo el núcleo directivo de la cultura giennense". Para que la cosa no quede en el tintero, vamos hoy a tratar ni siquiera de uno de aquéllos que pueden considerarse como discípulos de esta escuela de Muñoz Garnica (ver "Don Manuel Muñoz Garnica. Un polígrafo de Úbeda: Omnia in bonum"). No es el único, pero nos reservamos para otros trabajos el nombre y la noticia de otros.
 
Su nombre era Federico de Palma y Camacho y nació el 19 de octubre de 1841 en Bailén. Estudió Teología en el Seminario de Baeza y se licenció en Filosofía y Letras en la Universidad de Granada. Fue catedrático de Historia en el Instituto Provincial de Jaén, lo que lo relacionó directamente con el Maestro Muñoz Garnica. Desempeñó su profesión como docente, sin dejar de investigar la historia provincial a la vez que cultivó la poesía. Algunos de sus trabajos los publicaría ´póstumamente DON LOPE DE SOSA, así "El terremoto de 1755 y el voto del Cabildo Catedral", "La primera casa de Expósitos de Jaén y el primer Seminario Conciliar de la Diócesis", "El Santo Rostro, de viaje".
 
El Santo Rostro acaparó su interés histórico: tradujo del latín al castellano la "Oración de la Santa Faz", del Pontífice Inocencio III y su obra, por la que le estarán agradecidos todos los amantes de las tradiciones y la historia provincial, fue "Noticias del Santo Rostro de Nuestro Señor Jesucristo, que se venera en la Santa Iglesia Catedral de Jaén" (Imprenta de D. Tomás Rubio y Campos, Jaén, año 1887). En esta obra, Federico de Palma reconoce que el impulso para estudiar esta cuestión se lo debía a Muñoz Garnica:
 
"Me estimulaba y alentaba mi antiguo y sábio maestro, y luego cariñoso compañero en este Instituto provincial, el Sr. D. Manuel Muñoz y Garnica, Canónigo Lectoral de nuestra iglesia, cuya temprana muerte nunca será bastante llorada por el pueblo cristiano y por todos los amantes de las letras".
 
Muñoz Garnica había fallecido, recordémoslo, en 1876 y la obra "Noticias del Santo Rostro..." se daba a la estampa once años después del deceso del humanista ubetense. Sin embargo, el discípulo agradecido hace constar al frente de su libro el nombre de quien fue su maestro y, más tarde, colega en el claustro de profesores del Instituto Provincial de Jaén.
 
Foto de Manolo Fernández.
Portada de un ejemplar de "Noticias del Santo Rostro..." de D. Federico de Palma Camacho
 
En el curso de sus investigaciones, D. Federico de Palma acopió muchos documentos, entre los cuales nos parece interesante el que parece que constaba que existía en su archivo. Al parecer, se trataba de un codicilo otorgado por D. Luis de Torres y Portugal, hijo del Condestable Miguel Lucas de Iranzo. Este personaje había sido de la corte de los Reyes Católicos y parece que allí conoció a una dama de la que se enamoró, pero la dama se casó con un caballero francés. Enamorado hasta las cachas se fue de peregrino a Roma, para visitar a la dama que allí residía y declararle su amor. La dama, casada ya, lo rechazó y regresó a Jaén avergonzado, concibiendo el firme propósito de retirarse al cenobio, ingresando en San Francisco del Monte en Córdoba, acompañado de un fiel criado. En esa conversión que experimentó por su desengaño amoroso fundó el Hospital de la Madre de Dios en la ciudad de Jaén, Hospital que tuvo como capilla el Arco de San Lorenzo. En su religioso afán por reparar los daños, no solo renunció al mundo, sino que quiso indemnizar a los pueblos de Higuera de Calatrava y Porcuna por los estragos que su señor padre el Condestable había realizado en ellos, cuando la guerras intestinas entre la Orden de Calatrava y el Condestable. Lo hermoso de la historia es que los dos pueblos, Higuera y Porcuna, renunciaron a la generosa indemización de D. Luis, donándolas al hospital de la Madre de Dios fundado por el caballero.
 
Era normal que D. Federico poseyera esta documentación, puesto que Federico de Palma se ocupó, con el catedrático D. José Moreno Castelló, de salvar el Arco de San Lorenzo, contra las intenciones del Ayuntamiento de Jaén que quería derribarlo. Palma y Moreno se salieron con la suya y, tras la memoria redactada por Federico de Palma en 1877, se declaró Monumento Nacional con lo que salieron frustrados los proyectos de demolición del Arco de San Lorenzo, intentados por el ayuntamiento. Vemos aquí otra vez que Muñoz Garnica no sólo fue un inspirador de las obras historiográficas de Palma, sino que fue un ejemplo a seguir en la protección del patrimonio histórico y artístico local, como Muñoz Garnica lo había hecho en Úbeda.
 
Federico de Palma y Camacho falleció el 18 de enero de 1892 en Jaén.  
 
 
 
 

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