martes, 3 de marzo de 2015

TERESA FERNÁNDEZ DE VILLALTA Y COCA

María Teresa Fernández de Villalta y Coca
 
ARISTOCRACIA DE LA GENEROSIDAD

 
 
Manuel Fernández Espinosa
 
 
En nuestros días, cuando algunos nobles se han enchabacanado para resultar simpáticos, rebajando su dignidad a la condición de peleles de la televisión, vendedores de sus intimidades, exhibidores de su vida privada y sus vacaciones interminables, su inutilidad y sus frivolidades, bueno será recordar que existió (y todavía existe) una aristocracia que, siendo de la sangre, no deja de serlo del espíritu. Y entre esas aristócratas (en el pleno sentido de la palabra) de antaño, tenemos el modelo ejemplar de nuestra paisana Doña María Teresa de los Reyes Fernández de Villalta y Coca.
 
Nació en Torredonjimeno el año 1868, hija de D. Antonio Fernández de Villalta y Uribe, diputado por el distrito de Martos y Senador del Reino de España, Gran Cruz de la Real Orden de Isabel la Católica y I Marqués Pontificio de Villalta. La madre de María Teresa que era de Bujalance, falleció y D. Antonio casó en segundas nupcias con la hermana de la difunta y tía de María Teresa.
 
En 1890 casó María Teresa con D. José del Prado y Palacio, que aunque nacido en Jaén, descendía de otra linajuda familia tosiriana. D. José fue, a la edad de 26 años, Alcalde de Jaén y, aunque ingeniero, dedicó su quehacer a la política, llegando a ser ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes y hasta Alcalde de Madrid. El 5 de septiembre de 1891 fallecía prematuramente en Torredonjimeno la hija del matrimonio (fue la única que tuvieron, hasta donde se nos alcanza).
 
Gran amigo de Alfonso llamado el XIII, se le concede a D. José del Prado el título nobiliario de I Marqués del Rincón de San Ildefonso y Doña Teresa fue nombrada Dama de la Noble Orden de María Luisa. Nuestra paisana también sería la Primera Presidenta de la Cruz Roja de Damas de Jaén. Al tesón de nuestra paisana se debió que el 18 de junio de 1922 se erigiera el Hospital de Urgencia de la Cruz Roja. Por su labor al frente de la institución benéfica se le concedió en 1923 las insignias de la Gran Cruz de Beneficencia a petición pública que avalaban 10.000 firmas de vecinos de Jaén de todas las clases sociales. La condecoración se le entregó el 19 de marzo de 1923 en la residencia de Espeluy. Ese día Doña María Teresa corresponde a la gratitud del pueblo con 1.100 bonos de pan para pobres y un generoso donativo para el Hospitalito de la Cruz Roja.
 
En 1926, la Marquesa consorte del Rincón de San Ildefonso, hija del Marqués Pontificio de Villalta, quedaba viuda. Hasta que pasó a mejor vida, su actividad no cesó. Con motivo de la Coronación Solemne de Nuestra Señora de la Capilla fue nombrada Presidenta de la Junta de Señoras encargada de recaudar fondos para los fastos que se realizaron en Jaén con motivo de aquellas jornadas marianas y dice D. Vicente Montuno Morente de ella, que: "puso desde el primer momento al servicio de esta empresa sus talentos y sus virtudes, y consagrando a ella su tiempo, su actividad, sus acertadas iniciativas y sus prestigios personales, le aseguró en lo humano el éxito más franco [...] fue también en muchos casos la que salvó situaciones difíciles y resolvió delicados problemas y por lo que toca a su generosidad, ella dió dos de los más importantes donativos para la corona, uno en joya y otro en dinero, ofrendó a la Santísima Virgen un rico manto, que fué el que lució en el acto de la Coronación, costeó el viaje y estancia de la unidad del Ejército que vino a rendir honores militares, hospedó al Representante regio y a uno de los Prelados y agasajó a todas las personalidades que asistieron a las fiestas. El nombre de Doña Teresa Fernández de Villalta -tan popular, al mismo tiempo que tan respetado, en Jaén- quedará también unido para siempre a la historia de la Coronación de la Virgen de la Capilla." ("Nuestra Señora de la Capilla. Madre, Patrona y Reina de Jaén", Vicente Montuno Moreno, Madrid, 1950.)
 
Ciertamente, las ofrendas y donaciones de la Marquesa viuda del Rincón de San Ildefonso, fueron tantas, a tantas instituciones tradicionales y de beneficencia, en tantas ocasiones, que sería muy difícil poderlas computar todas. Pero añadamos también que, una vez recuperado el Santo Rostro, tras haber sido robado por los republicanos, el relicario retornó menguado, pues el lazo (obra de orfebrería con 1.306 brillantes) donado por la Duquesa de Montemar en 1814 había desaparecido. Doña María Teresa Fernández de Villalta sufragó en 1940 uno que es el que actualmente corona el relicario.

 
 
 


No hay comentarios:

Publicar un comentario