lunes, 22 de julio de 2013

LA MONJA DE LAS LLAGAS EN BAEZA

Sor Patrocinio, La Monja de las Llagas, posa con la milagrosa talla de
Nuestra Señora del Olvido

ENTRE LA MÍSTICA Y LA MILAGRERÍA, LA MONJA CLAVE DEL SIGLO XIX ESPAÑOL

Por Manuel Fernández Espinosa


Aunque EL BLOG DE CASSIA trata, con especial atención, las noticias, anécdotas, personajes y cuestiones tosirianas, todo lo que sirva al mejor conocimiento de nuestra historia provincial encuentra su cabida aquí. Es por ello que, en esta ocasión, nos centramos en la bella ciudad de Baeza y, con este breve artículo, tratamos de arrojar luz sobre un tema poco conocido, pero que -como veremos- tuvo su trascendencia local.
 
El siglo XIX español fue una centuria de inaudita agitación política y social: España se debate en la lucha atroz entre unas minorías extranjerizadas y radicalizadas (liberales) y una mayoría que trata de defenderse como puede, para impedir que se implanten políticas sectarias, anticlericales y despreciadoras de la tradición hispánica. Los liberales se sirven de todos los medios a su alcance, también ilegítimos, para auparse al poder: conspiraciones de sociedades secretas (francmasonería, Los Hijos de Padilla, La Carbonaria italiana transplantada a la Península Ibérica...) se conjuran en sus antros para coordinar pronunciamientos militares que implanten por la fuerza el constitucionalismo liberal (inspirado en la Constitución de 1812 con sus posteriores implementaciones); perdemos la España de Ultramar, también por la traición de los criollos atiborrados de literatura enciclopedista, liberal y masonizante; revoluciones; guerras fratricidas que enfrentan a los carlistas con las diversas mutaciones revolucionarias, etcétera... Aquí es oportuno recomendar Los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós que, en un despliegue de laboriosidad y talento, retrató los principales hitos del siglo XIX a través de sus novelas.
 
Durante el reinado de Isabel II una monja se convertiría en protagonista de sendos episodios que conmocionarían a la opinión pública, agitada por la prensa masónica que no cesaba de escandalizar y crear un ambiente anticlerical con nefastas y sangrientas consecuencias. Esta monja fue conocida como La Monja de las Llagas, en el siglo se llamó María Josefa de los Dolores Anastasia de Quiroga Capopardo (1811-1891). Nacida en plena Guerra de la Independencia, hija de un noble servidor de la Casa Real, María Josefa rechazaría propuestas matrimoniales muy suculentas, como la realizada por uno de los políticos liberales más famosos de buena parte del siglo XIX, D. Salustiano Olózaga (1805-1873). Pero Dios tenía otros planes para aquella joven, la llamaba al claustro conventual. En 1826 la doncella ingresa en el Convento de las Comendadoras de Santiago y años después, por diversos problemas, ingresa como monja en el Convento del Caballero de Gracia, de la Orden de la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora. Fue en el curso del año 1829 cuando tiene ocasión la primera de las experiencias místicas más notables: Sor Patrocinio presenta una llaga en el costado que pronto se interpreta como estigma de la pasión de Cristo. A raíz de ello empieza a adquirir fama de mística. En 1830 hace su profesión solemne y toma el nombre de Sor María Rafaela de los Dolores y del Patrocinio, siendo más conocida como Sor Patrocinio o La Monja de las Llagas. Pero las presuntas experiencias místicas no cesan y Sor Patrocinio declarará que el día 13 de agosto de 1830 tuvo una celestial aparición de la Virgen María que se le presentó bajo la advocación de María del Olvido, Triunfo y Misericordias: lo más sorprendente es que aquella aparición de la Virgen María dejaría una talla material como testimonio de su aparición, sagrada imagen escultural que siempre llevaría consigo Sor Patrocinio.
 
España tiene una larguísima y acendrada tradición de místicos, pero el siglo XIX estaba haciendo más descreídos a los españoles de lo que lo habían sido sus piadosos (y tantas veces, cierto es, milagreros) antepasados. Las noticias de Sor Patrocinio y sus experiencias místicas (estigmas, apariciones marianas, lucha con Lucifer, etcétera) trascienden las celosías conventuales y en los extramuros causan, entre las almas más piadosas, estupor y una religiosa curiosidad, y por el lado antagónico, entre los hombres de ideas más avanzadas, estas historias producen una sardónica mueca de incredulidad, escepticismo y hasta odio. A todo esto, el brillante demagogo D. Salustiano Olózaga no ha depuesto sus pretensiones e incluso llega a servirse de su influencia política para violar el sagrado del convento y secuestrar a Sor Patrocinio -con la aquiescencia de la madre y la hermana de la monja. El político le propone abandonar la vida religiosa y casarse con él, para gozar de los triunfos mundanos de su prometedora carrera. La monja no cede y al final el político tiene que dejar volver a Sor Patrocinio a la paz conventual.
 
Isabel II se interesará por Sor Patrocinio y la proximidad de la Monja de las Llagas al Trono traerá consigo mil y una molestias para la monja. Esta cercanía al centro del poder la convierte en fácil presa de las calumnias y no se ahorran las más obscenas caricaturas de la monja y su camarilla, viñetas pornográficas que estampan los liberales anticlericales para desprestigiar a la familia de Isabel y a la Monja que se supone que la aconseja. La misma Isabel II llegará a escribir:
 
"Contra ella [contra Sor Patrocinio] se ha dicho todo lo malo que decirse puede; pero todo fue urdido por los emisarios del maldito Satanás, que, así como a los primitivos cristianos echaban los gentiles la culpa de cuantas desgracias ocurrían, así también los masones, si se encendía en España una guerra civil, si caía un Ministerio, si se atentaba contra mi Real persona, si se daba algún puesto a algún personaje, en seguida gritaban por medio de la Prensa impía: "Son cosas de la monja Sor Patrocinio"."
 
(Declaración de Isabel II, 18 de enero de 1904)
 
Sor Patrocinio e Isabel de Borbón, hija de Fernando VII, "Reina" según la historia oficial
 
 
Pero sus hostiles detractores no se conformaron tan solo con ensuciar la fama de Sor Patrocinio. A principios del año 1849 se presenta en el convento un caballero desconocido y pide conferenciar con Sor Patrocinio. Ésta se niega a atenderlo, pero la abadesa le obliga por voto de obediencia a ir con ella al locutorio. La abadesa y Sor Patrocinio reciben al extraño y cuando éste las tiene cara a cara, saca una pistola y dispara contra Sor Patrocinio, pero con tan mala puntería que no logra el objetivo de asesinarla. La anciana abadesa que presenció el atentado moriría el 2 de febrero a consecuencia de aquella impresión tan fuerte. Sor Patrocinio sobreviviría. El sacrílego criminal era un sicario de las logias masónicas, enviado para eliminar a la Monja de las Llagas. La animadversión y el odio que le profesaban los masones, la mala fama que le daban con sus calumnias y difamaciones, depararían a la postre que Sor Patrocinio sufriera varios destierros a lo largo de su vida, viéndose obligada a recoger sus pobres pertenencias y salir por la noche, en algún coche de caballos, rumbo a los conventos más remotos de la península: queríase a todo trance impedir que Isabel II estuviera cerca de lo que se consideraba una influencia clerical y, por lo tanto, nefasta para los intereses liberales.
 
Es así como el 16 de marzo de 1855 se le hace llegar la orden de su destierro:

"...he dispuesto que salga usted mañana para el punto destinado por el Gobierno de Su Majestad, con el decoro y comodidad propias de la respetable clase a que pertenece. -Dios guarde a V. M. A." -le escribe Luis Sagasti.
 
El "punto destinado por el Gobierno de Su Majestad" en esa ocasión era el Convento de Santa Catalina de Baeza. El 17 de marzo de 1855 Sor Patrocinio se pone de camino a Baeza. Su estancia en Baeza será breve. El 27 de agosto de 1855, después de fallecer el, también desterrado con ella, prelado Fray Faustino de Losa a consecuencia de una de las cíclicas epidemias de cólera que sufre Jaén en el siglo XIX, Sor Patrocinio es trasladada al Convento de Madres Dominicas de Benavente. Pudiera parecer que su corta estadía en el convento baezano no dejara ni señal, pues tan poco tiempo se nos figura; pero sí que dejó alguna secuela, no olvidemos que Sor Patrocinio era famosa -tantas veces a su pesar.
 
Hemos encontrado una de las secuelas de Sor Patrocinio en la vida jaenera del siglo XIX. Y lo hemos encontrado siguiendo esa intuición que algunas veces se nos ha reprochado. En efecto, se trata de una intuición, pero bien fundada. Hemos podido comprobar que el paso de Sor Patrocinio tuvo que ser un revulsivo para los círculos religiosos de la aristocracia baezana. La presencia de una amiga de la Reina Isabel II en el poblachón levítico de Baeza tuvo que concitar las idas y venidas, las visitas, de muchas personalidades locales de la aristocracia y de la alta burguesía de Baeza y sus alrededores. Y esto lo inferimos de los nombres de pila que se van a estilar y, en concreto, lo mostraremos con el caso de una familia de Begíjar y Baeza.
 
La poetisa Patrocinio de Biedma y La Moneda
 
 
Patrocinio de Biedma y La Moneda (1848-1927) es una de las figuras que Jaén aportó al panorama literario de la segunda mitad del siglo XIX. Patrocinio fue articulista y poetisa. Aunque nació el 13 de marzo de 1848 en Begíjar, su matrimonio con D. José María de Cuadros y Arellano, Marqués de San Miguel de la Vega, la llevó a instalarse en la ciudad de Baeza, residencia del Marqués su esposo. El matrimonio tendría tres hijos, pero los tres murieron a temprana edad y el Marqués de San Miguel de la Vega moriría a los diez años después de casados, dejándola viuda. En segundas nupcias Patrocinio une su vida a la de D. José Rodríguez y Rodríguez y muda de domicilio, instalándose en Cádiz. Su segundo esposo era director de "La Crónica Gaditana", esto explica que la escritora encontrara lugar en la prensa para su expansión literaria, dándose a conocer y teniendo una cierta influencia en el mundo literario de la época, a través de sus artículos en prosa o bien con sus poesías. Las luctuosas pérdidas de su juventud (sobre todo aquellos hijos prematuramente muertos) estimularon a Doña Patrocinio a ejercer una activa militancia en pro de la vida y de la infancia: Patrocinio fue el alma máter del Congreso de Protección a la Infancia que se celebraría el año 1888 en Cádiz.
 
Cuando sacan de pila a Patrocinio de Biedma es el año 1848 y la Monja de las Llagas no ha llegado todavía a Baeza, cierto; pero su fama ha trascendido lo suficiente como para saberse de ella en todas las villas adonde llega un periódico. Sin embargo, para que se disuelvan todas las dudas sobre la influencia de la Monja de las Llagas en la familia de la poetisa jaenera, baste decir que uno de los tres hijos de los Marqueses de San Miguel de la Vega (D. José María de Cuadros y Arellano y Doña Patrocinio de Biedma y La Moneda) se llamaba precisamente Don José María del Olvido Quadros de Biedma. Así lo sabemos por los títulos de los poemas de Doña Patrocinio: "Elegías a la memoria del niño Don José María del Olvido Quadros de Biedma, muerto a los seis años de edad" (año 1874), "La oración a mi hijo José del Olvido" y "Ecos de amor. A mi hijo José del Olvido" (año 1874). Pese a la usanza de esas interminables retahílas de nombres del santoral, costumbre de la época era imponer a los niños en su bautismo una serie de nombres como santos tutelares, el nombre del malhadado hijo de Doña Patrocinio se resume en "José del Olvido". Recordemos que Sor Patrocinio, la Monja de las Llagas, propagó una devoción mariana en concreto, la que se le apareció bajo la advocación de Nuestra Señora del Olvido, Triunfo y Misericordias. Creo que, conociendo la psicología de la época, con este dato en la mano no hay que poner en duda que los Biedma y los Cuadros tuvieron trato personal con la Monja de las Llagas durante su breve destierro en Baeza.
 

BIBLIOGRAFÍA:

"Episodios Nacionales", Benito Pérez Galdós.

"Sor Patrocinio. La Monja de las Llagas", de Benjamín Jarnés, Espasa-Calpe.

"Viejos poetas giennenses", Manuel María Morales Cuesta, Ed. Jabalcuz.