lunes, 23 de marzo de 2015

TORREDONJIMENO, PASO OBLIGADO DE SANTOS

 "San Eufrasio, patrón de la diócesis"

TORREDONJIMENO: PASO OBLIGADO DE SANTOS.

Luis Gómez López

Desde muy temprana edad, los primeros varones apostólicos[i] se dedicaron a predicar la Buena Nueva por las tierras de María Santísima. Según la tradición, a San Eufrasio, actual patrón de la provincia e Jaén, le tocó en suerte la sede de Iliturgi, (erróneamente identificada con la actual Andújar), y una vez fallecido, sus reliquias se trajeron a dicha localidad. Éste es quizás el caso más notorio del tránsito por estas tierras de los santos, pero hay otros muchos, pues la semilla de sus predicaciones no caería en tierra baldía, y muy  pronto se propagó el mensaje de Cristo siendo otros muchos los que siguieron sus pasos. [ii]

Para D. Juan Montijano, la creación de la silla episcopal de Tucci (Martos), es obra de San Eufrasio, así lo expresa al decirnos: “Desde este punto [Iliturgi] irradió su predicación por todos los contornos que forman la actual diócesis de Jaén, y si no fundó él personalmente las sillas episcopales de Tucci (Martos), Mentesa y Cástulo, no cabe duda que lo fueron por algunos discípulos suyos”[iii]. La situación geográfica de Torredonjimeno, como encrucijada de caminos, es ideal para que transcurran por su término gentes y mercancías. A día de hoy, ese hecho sigue siendo igual de importante, pues la proximidad de las capitales de provincia de Jaén, Granada, y Córdoba, hacen que la localidad sea epicentro de ese trasiego incesante del que hablamos.

Ese hecho no pasó desapercibido para nuestros antepasados, quienes veían en la comarca un estupendo lugar para asentarse y vivir. Así, poco a poco, fue aumentando la población en la comarca, y con ello, la dirección espiritual de sus moradores.

La proximidad de Tucci es vital en este estudio, habida cuenta de la religiosidad de las gentes del lugar y el arraigo de la doctrina católica en estos lares. Durante el período tardo romano y visigodo, tenemos en la zona la presencia de varios obispos tuccitanos los cuales acudieron a los primeros concilios cristianos, dando así buena muestra de lo que apuntamos. Algunos nombres propios que avalan esta hipótesis son los de Camerino y el presbítero Leo, en el concilio de Elvira (Granada) alrededor del año 300 d.C., el obispo Velato, en el III concilio de Toledo, el presbítero Centauro, que representó al obispo Fidencio en el IV Toledano (alrededor del año 633), el obispo Guda, que estuvo en el VI de Toledo (año 638) o los de Vicente, Agapio, y Sisebando, por nombrar algunos.[iv] La importancia de la sede episcopal de Tucci y la comarca no sólo está avalada por los documentos escritos y la presencia de sus obispos en los concilios, sino que además se han encontrado numerosos vestigios de edificaciones religiosas visigodas en los alrededores de Martos, amén de una cultura funeraria muy avanzada. Una muestra de ello pueden serlo los restos del sarcófago paleocristiano de Martos, cuyo original se conserva en el Museo Arqueológico de Jaén, y su réplica se halla en el Museo del Colegio de San Antonio de Padua de la citada localidad de la Peña[v], o el capitel con inscripciones que apareció allí mismo. Según el P. Alejandro Recio, dicho capitel correspondería a uno de los cuatro pilares del baldaquino del bapisterio, cuyo texto, traducido del latín, diría: “Está abierta la entrada. Las puertas sagradas de Cristo corred a porfía, venid gentes y pueblos y sedientos a recibid la vida por meced de Dios[vi]

Pero la llegada de los musulmanes en el 711 acabaría con la cultura visigoda. Poco a poco, los invasores irían imponiendo por la fuerza de las armas sus costumbres, su religión, su cultura, e irán arrinconando, cuando no exterminando, a todos los que no participasen de su credo. Es así es como florecerá dentro del santoral otra figura representativa de la comarca tuccitana, San Amador, que ejerció mucha influencia en los alrededores y que todavía se le venera en la vecina Martos.

De la ciudad cordobesa vendrán huyendo a la zona que nos comprende muchos cristianos. Unos para pedir refugio, pues al parecer la comunidad mozárabe aquí existente era bastante numerosa y menos sometida que la ubicada en las poblaciones  más al sur. Aquí vendrán a refugiarse el abad Sansón, y es en esta zona donde escribirá contra su rival Hostegesis, la obra titulada “Apologético de la Fe”. Además será Osaria donde vendrá a refugiarse la santa y mártir Flora, antes de volver a Córdoba a recibir la palma del martirio[vii]




 "Santa Flora"

El radicalismo árabe irá concentrándose y haciéndose más riguroso con el paso de los años. Poco a poco, los cristinos de ésta zona deberán tomar una decisión trascendental, o bien huir hacia el norte, hacia zonas más alejadas de la influencia sarracena con la esperanza de poder volver algún día a sus posesiones y a la tierra de sus mayores, o bien, quedarse y padecer los rigores del sometimiento de una cultura y una religión ajena a su tradición. Ya en el pasado número 13 de ÓRDAGO, tuvimos ocasión de exponer algunos datos que avalan esta hipótesis[viii] en el artículo que escribiese a tal efecto M. Fernández.

Pero será ya entrado el siglo XIII, cuando otro santo venga a estas tierras y las libere. Fernando III “El Santo” será el encargado de reconquistar gran parte de Andalucía a los moros. A él se deben las conquistas de las ciudades más importantes de esta comarca, y su paso por la zona queda atestiguado por los numerosos escritos que en ella nos lo hacen, ora amojonando el territorio ora de paso a otros lugares.

En el año 1275, muere el infante y arzobispo de Toledo Don Sancho en la escaramuza de “Las Celadas”, en el paraje tosiriano del mismo nombre. Ese suceso provocará que otro santo visite nuestra localidad. Es el momento que Dios escogerá para insuflar ardor en el alma de San Pedro Pascual. San Pedro se dedicará a levantar conventos de la Merced por las tierras de Jaén, mientras se entrega por completo a rescatar cautivos de manos de los moros de Granada. En 1296 lo nombran obispo de Jaén, y poco después, en 1297, es capturado por los moros granadinos mientras venía de predicar por los pueblos de alrededor de Jaén. Don Juan Montijano nos narra así este hecho: “Es capturado por los moros en las cercanías de Jaén, juntamente con varios de sus acompañantes, cuando regresaba de girar la visita pastoral a algunos pueblos de sus diócesis, probablemente sería Pegalajar, Cárchel, Carchelejo. Esta captura o secuestro, según la opinión más probable, fue a un kilómetro, poco más o menos, de la Puerta Noguera, una de las nueve que tenían las murallas que rodeaban la ciudad. Fue conducido a Granada, en donde quedó reducido a mísera y dolorosa esclavitud, bajo el poder del rey nazarita, Muley-Mahomat Aben Abdalá[ix]. San Pedro Pascual moriría en 1300, tras ser martirizado en su propia celda mientras oficiaba la santa misa.

Ya hablamos en el libro de “Vidas de la Ibérica Tosiria”, sobre el paso por estas tierras de Osaria de la mártir y santa Flora, que huyendo de la intransigencia radical islámica de su familia cordobesa, vino a estos pagos a buscar refugio y fortaleza espiritual. Todo ello lo cuenta San Eulogio en su Martirologio, y de ello ya hemos hablado en diversas ocasiones.



 "San Fernando"


Poco a poco, los cristianos van reconquistando a los moros las tierras que antaño les fueran usurpadas. Y poco a poco irán floreciendo en estas tierras la cultura, el arte y el y aparecerán nuevas edificaciones que vengan a consolidar los núcleos urbanos ya existentes. Las órdenes religiosas, vendrán a ocupar su espacio físico en la vida urbana de la época, y gracias a ellas, Torredonjimeno y la comarca se verá atravesada por el ir y venir de santos y venerables de paso hacia los nuevos lugares donde erigirían sus nuevas fundaciones.

San Juan de la Cruz y Santa Teresa, pasaron por esta tierra. La Santa, cuando desde Jaén cogió el camino para ir a Córdoba, debió pasar muy probablemente por nuestra localidad, y su “frailico”, -como cariñosamente llamaba la santa a San Juan de la Cruz-, pasó por Torredonjimeno de camino a sus fundaciones ubicadas en la comarca de La Loma. En el caso de San Juan de la Cruz, es mejor leerlo en esta otra entrada de este mismo blog de la mano de Manuel Fernández.

Pasados los años, Torredonjimeno tendrá otra vez el privilegio de ser transitado por los santos o piadosos hombres. En esta ocasión será el beato, José Francisco López-Caamaño y García Pérez, más conocido como fray Diego José de Cádiz el que visite Lendínez. El paso del Capuchino por nuestro término nos los transmite el mismo fraile y quedó reflejado en carta manuscrita que le escribió a su director espiritual en 1782, cuando habiendo salido de Carcabuey pasó por Lendínez camino de Andújar.[x]


 "San Juan de la Cruz"

 "Santa Teresa"
El siglo XIX traerá grandes convulsiones a la sociedad española del momento, pero también dará al mundo religioso de gran talla y mucho renombre. El siervo de Dios Diego José Martín Ildefonso Rejas Peralta, más conocido como “Padre Rejas”[xi]. Nacido en Huelma y fallecido en Jamilena será uno de ellos. Nuestro amigo y colaborador J. Carlos Gutiérrez se ha encargado de estudiarlo y difundir su obra ampliamente, con motivo del centenario de su nacimiento acaecido hace pocos años. 

También en ese mismo siglo nacerá otro venerable, el Padre Tarín, que visitaría Torredonjimeno en sus famosas misiones y cuyas prédicas alumbraron al mundo vocaciones sacerdotales Ejemplo de ello podemos dar en nuestra localidad al referirnos al caso del P. don Juan Montijano Chica. (Ver también la entrada de este mismo blog)



 "Fray Diego de Cádiz"

"P. Tarín"
NOTAS:

[i] Según la tradición, los “Siete Varones Apostólicos” fueron, Torcuato, Tesifonte, Indalecio, Segundo, Eufrasio, Cecilio y Hesquicio, todos ellos discípulos directos del Apóstol Santiago “el Mayor”. Tras la muerte de éste a manos de Herodes Agripa, fueron consagrados en Roma por San Pablo y san Pedro entre los años 44 ó 60. Inmediatamente después fueron enviados a evangelizar la provincia romana de Hispania. Según la tradición desembarcaron en Cartagena, para después seguir camino hasta Guadix, y de allí pasaron a dispersarse y a evangelizar de forma misionera toda la provincia.
[ii] Sobre San Eufrasio en Jaén véase: MARTÍNEZ ROJAS, F.J. “Aproximación a la Historia de la Iglesia de Jaén”, Obispado de Jaén, 1999, o MONTIJANO CHICA, J.  “Historia de la diócesis de Jaén y sus obispos”, BIEG, 1986.
[iii] MONTIJANO CHICA, J.  “Historia de la diócesis …” p. 63.
[iv] Para saber más, ver MARTÍNEZ ROJAS, F.J. “Aproximación a la Historia…”, p. 41
[v] Sobre el sarcófago paleocristiano de Martos, RECIO VEGANZONES, A ofm., .  “El sarcófago romano paleocristiano de Martos”  Revista “Antonianum”, 45 (1969), fasc. I, pp. 93-136. Un extracto se puede leer en “El sarcófago paleocristiano de Martos”, editado por la pro-Hermandad de Nuestra Señora de Nazareth, Martos 1992
[vi] JIMÉNEZ COBO, M. “Las inscripciones latinas de Martos”, Ayto. de Martos, 2010, p. 49-50
[vii] Para saber más sobre Santa Flora GÓMEZ LÓPEZ, L. y FERNÁNDEZ ESPINOSA, M., “Vidas de la Ibérica Tosiria. Personajes de Torredonjimeno que hicieron historia” 2006, pág. 63 
[viii] Órdagonº 13, febrero de 2010,  FERNÁNDEZ ESPINOSA, M., “Los orígenes de la Reconquista de Andalucía”, p. 19 a 22.
[ix] MONTIJANO CHICA, J. “Historia de la diócesis…”, p. 77
[x] Sobre el tránsito de Fray Diego José de Cádiz por la pedanía tosiriana, véase Órdago nº 10, septiembre de 2006, “Lendínez. La cenicienta del término tosiriano”, pág. 28-30.
[xi] Una semblanza sobre el “Padre Rejas” se puede consultar en “Vidas de la Ibérica Tosiria” p. 43-44.


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