"profanación de un cementerio de Huesca. Imágen de Rayos y centellas.net"
HISTORIA DE LOS
TERCIOS (IV)
Para los españoles, las guerras
mantenidas en Flandes y otros estados europeos, siempre fueron una guerra de
“religión”. España era católica, y los nuevos territorios protestantes, veían
en el ataque a los católicos, un ataque directo a los intereses de los
españoles. En el siglo XVI, en Flandes y sus provincias, ser católico era poco
más o menos que ser judío en la Alemania nazi.
De las crueldades y las barbaridades
hechas por los protestantes contra los católicos que habitaban sus tierras, se
ha hablado poco. La propaganda protestante fue así de eficaz a la hora de
silenciar este tipo de cuestiones, mientras ponía todo su énfasis al despotricar
de la Santa Inquisición.
Un testigo directo de lo que en
aquellas lejanas fechas pasó, cuenta lo que lo que sigue y de cómo los herejes
calvinistas se las gastaban con sus vecinos por ser estos católicos:
“Los pobres católicos que perseguidos se pudieron escapar, se fueron á
los lugares donde lo eran; y para que más particularmente se entienda el rigor
y crueldad destos rebeldes á Dios y á su Príncipe, que con tanto odio
menospreciaban las cosas sagradas, no contentándose (como los herejes pasados
que destruían las imágenes y templos), pero quemaban los cuerpos de los santos
y todas las reliquias; y porque sus padres, abuelos y antepasados habían sido
católicos, iban á sus sepulturas y desenterraban sus huesos y los quemaban con
extraña y nunca oida impiedad, cosa que no sólo atemorizaba las gentes, pero
les ponia tan gran terror que parecía se habia de abrir la tierra y tragárselos
á todos”.
A día de hoy, la persecución del
catolicismo en el mundo entero es parecida. En los países musulmanes, (Egipto,
Argelia Paquistán, etc) te cuesta la vida el pasear por la calle con un
crucifijo en el cuello. En otras zonas más civilizadas, (Suecia, Francia y
otros muchos países de Europa incluida España), está prohibido hablar de Jesús
en las escuelas, de la tradición católica o de las festividades que en su honor
haya. Eso sí. Se puede hablar y hasta se debe promover, las fiestas de otras
confesiones no-católicas o religiones que no sean cristianas, dígase por ejemplo las
musulmanas, budistas o incluso el ateísmo practicante.
Hoy no habría en España tantos
hombres capaces de luchar por la Fe como antaño.
Hoy, por el contrario, es mucho más
probable que alguien venga a nuestra casa y nos pida que desenterremos a
nuestros antepasados para prenderles fuego en la plaza pública por ser
católicos….
Luis Gómez
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