Piedra armera de los Fernández de Arciniega/Fernández de Martos |
LA PIEDRA ARMERA DE LOS FERNÁNDEZ DE ARCINIEGA/FERNÁNDEZ DE MARTOS
Manuel Fernández Espinosa
En el Reino de Jaén todo estudio heráldico y genealógico que pueda hacerse no dejará de ser nunca un comentario a pie de página de la obra "Heráldica y genealogía en el Reino de Jaén" de nuestro amigo y maestro D. Andrés Nicás Moreno. La excelente calidad y envergadura de este trabajo publicado en 1997 no agota sin embargo la vastedad de la temática, puesto que la actual provincia de Jaén al ser tierra fronteriza desde la que se reconquistó el resto de Andalucía (Córdoba, Sevilla con Fernando III el Santo... y, más tarde, Granada, en el siglo XV con los Reyes Católicos) albergó tantas y tantas familias de abolengo que sería una tarea difícil de acometer y lograr agotarla. No obstante, Nicás Moreno desarrolló un trabajo de una magnitud colosal por el que siempre estaremos agradecidos. La mejor forma de reconocérselo sería que las instituciones reeditaran nuevamente "Heráldica y genealogía en el Reino de Jaén" cuya primera edición lleva años agotada. Una nueva edición de su obra podría verse ampliada considerablemente, pues nos consta que las investigaciones, con su acostumbrado rigor, del Doctor Nicás Moreno han continuado en este campo. Vaya, pues, esto por delante: nuestro reconocimiento y gratitud al decano de los heraldistas y genealogistas de nuestra provincia y uno de los más capaces de toda España.
En el libro susodicho, Andrés Nicás hace mención de un escudo sito en "Calle D. Diego López Pacheco nº 25. Piedra. Siglo XVI. Fachada. 2 blasones. ¿Linaje de Gallo y alianzas? Yelmo de hidalgo y tenantes".
Nicás Moreno se refiere a la casa más antigua de Torredonjimeno que hace unos años vio su puerta principal desaparecer y ser tapiada. Por su parte, Alfredo Ureña Uceda nos describe con su pulcro tecnicismo las características externas de la fachada: "La portada, de pequeñas dimensiones, presenta doble piso de escasa altura, lo que nos da una idea de las cotas máximas de las viviendas tosirianas de la época, que irían ganando a lo largo de los siglos. Se trata de un vano adintelado flanqueado por pilastras toscanas almohadilladas, al igual que el arquitrabe. Esta estructura se vuelve a repetir, a menor escala, en el balcón del piso superior, que se corona con un frontón y éste, a su vez, lleva pináculos piramidales en los extremos. El conjunto se complementa con una pareja de escudos pétreos, ubicados a ambos lados del balcón. Se sostienen sobre sendos dados decorados con un mascarón antropomórfico en su cara frontal, y son sostenidos por tenantes". Ureña Uceda se refiere al nombre vulgar que recibe esta casa llamándola "Casa de Moyica" (nosotros la hemos oído siempre nombrar como "Casa Moyuela"). Ureña Uceda la data como del siglo XVII (Nicás Moreno la hace del XVI) y, en cuanto a la identidad de las armas heráldicas de su fachada, Ureña Uceda remite literalmente a la cita que hemos hecho de Nicás Moreno.
No es de nuestra competencia fechar la casa, pero sí diremos que en Andújar existen portadas semejantes a las trazas que muestra la nuestra (pilastras almohadilladas) que, es digno de mencionarlo, se atribuyen a Francisco del Castillo. La presencia de Francisco del Castillo consta en Torredonjimeno por los años en que se erige el templo de la Iglesia Mayor Parroquial de San Pedro Apóstol, por lo que no tiene nada de extraño que, además de trabajar en el templo parroquial, pudiera recibir el encargo de la familia que mandó edificar esta casa noble.
Es nuestro propósito identificar el linaje de una de las dos piedras armeras de su fachada, la que según se mira de frente a la fachada, aparece a la izquierda. Y creemos que podemos con ello aportar luz a uno de los "misterios" que no han merecido la atención conveniente hasta ahora. El otro, de contorno oval (o italiano), lo dejaremos para cuando alleguemos más datos que puedan identificar a la familia, simplemente decir que, al ser ovalado, tiene todas las hechuras de ser el escudo de la señora de la casa y que es éste otro (que hoy no voy a tratar) el que hace pensar a Nicás Moreno que puede ser de los Gallo por los (gallos) que, entre otras figuras heráldicas, porta uno de sus dos campos. Pero el que nosotros identificamos como de los Arciniega/Martos que es el que ahora nos concierne muestra en sus blasones suficiente materia como para disertar al hilo de la historia que por diversas fuentes podemos hacer de esta familia, asentada en los primeros tiempos de nuestra feliz reconquista.
Se trata de un escudo que forma su contorno en lo que dijéramos transición entre el contorno gótico y el español. De los dos campos en que queda dividido nuestro escudo heráldico, tenemos en el jefe (parte superior) del diestro tres luceros de ocho puntas cada uno por cima de un castillo. Se muestra más complejo simbólicamente el campo que se abre a su izquierda: en él podemos ver una encina desarraigada que la mano de un brazo agarra en el nacimiento de su copa. A la derecha de la encina vemos un dragón que trepa a lo alto y, a la izquierda bajo el brazo, tenemos un animal cuadrúpedo pasante que mira al frente, pudiendo ser quizás un lebrel.
Hemos descrito sin abusar mucho del argot heráldico el escudo que nos atañe. El campo del castillo y los tres luceros correspondería a las armas de los Fernández de Martos, como nos transmite fray Alejandro del Barco García: "Tambien hallo que obtuvieron el referido Castillo, en calidad de Alcaydes, los nietos descendientes de Martin Fernández de Arriniega (sic), Caballero de la Banda, que en la conquista de Córdoba ganó la Puerta de Martos, por donde entraron muchos de los nuestros que tomaron la ciudad; cuya hazaña le premió el Rey Don Alonso el Sabio, concediéndole que usára como de apellido propio el mismo nombre de Martos que tenía dicha Puerta, y que traxera por Escudo de armas la misma Puerta de Martos, figurada en un Castillo colocado en campo azul con un lucero de Oro alusivo al que siguió, para tomar dicha Puerta; y este es el tronco de todos los Martos que hay en España."
El P. Barco erró al escribir "Arriniega" en vez de "Arciniega", pero rectificó su yerro en la fe de erratas de la edición original (año 1788) de su obra "Las Colonias Gemelas reintegradas...". Se nos podría decir que la descripción de las armas de los Arciniega/Martos que nos refiere Alejandro del Barco satisfacen en lo que a las figuras del castillo y el lucero atañen, pero que -a la luz de nuestro escudo en piedra- todavía quedarían por explicar los otros dos luceros que se añaden a la descripción de Barco (y Lendínez que, en el siglo XVIII, lo pudo ver en la Ejecutoria de la familia). La reconquista de Córdoba se debió a Fernando III el Santo que acudió a reforzar el golpe audaz que los adalides almogávares de Andújar y Martos habían acometido, aprovechando ciertas informaciones, teniendo lugar en 1236. Los nietos de aquel Martín Fernández de Arciniega -como nos dice el P. Barco- se asentaron en Torredonjimeno y se encargaron de la alcaydía de nuestro castillo: "Su Nietos, y descendientes fixaron su residencia en la sobredicha Villa; y siendo uno de sus nietos, Diego Fernández de Martos, Alcayde de su Castillo, lo defendió con tanta vizarría de Albohacen Rey Moro de Granada, que por no desampararlo, ni faltar á la lealtad y ley de buen Caballero, no acudió á la defensa de su hacienda, ni á libertar á dos hijas, que le habia aprisionado; y se las llevó consigo á la ciudad de Granada, en la qual murió Mártir una de ellas". En efecto, las dos hermanas fueron secuestradas por la morisma en compañía de una doncella de su casa, llevadas a Granada los moros les persuadieron a que apostataran de Cristo para desposarse con principales granadinos. Una de las dos hijas de Diego Fernández de Martos se negó rotundamente, la otra hija no se sabe lo que fue de ella (posiblemente aceptó la esclavitud) y una doncella de ellas prefirió el martirio con la más firme de las hijas. Barco se refiere a Santas Juana y María. La mayor parte de la información que emplea aquí el P. Barco procede del manuscrito del franciscano fray Juan Lendínez: "Augusta Gemela Ylustrada con los pueblos de su Partido, oy Villa de Martos" que se escribió diez años antes que el de Barco, en el año 1778.
Cuenta el P. Lendínez que ambas, la hija del alcayde tosiriano y su doncella, fueron torturadas y a la postre las sacaron de la Alhambra atadas a dos caballos, arrastrándolas hasta el lugar que ocuparía posteriormente el Colegio de Clérigos de San Gregorio en Granada. Allí, a la hora del Ángelus, puestas de rodillas las dos tosirianas fueron degolladas o decapitadas. La razón de los dos luceros que se sumarían al lucero de Martín Fernández de Arciniega se encuentra aquí, puesto que como transmite el P. Lendínez:
"Al punto que consumaron su glorioso martirio, aparecieron en el Cielo dos Astros refulgentísimos que venciendo al Sol en claridad, dirigían sus portentosos rayos a los sagrados cuerpos, bañándolos con ellos, dando a entender el Cielo con asombro de los moros que si los cuerpos de las sagradas vírgenes cayeron muertos en el suelo, sus almas pasaron a mejor vida de gloria".
Está claro, por lo tanto, que el campo que vemos a la izquierda de nuestro escudo partido de la calle Don Diego corresponde a los Fernández de Martos. En cuanto a la parte que vemos a la derecha digamos que porta las armas más antiguas, como se infiere de la figura del dragón. Se trata de las armas heráldicas de los Fernández de Arciniega. Sabemos que Martín Fernández de Arciniega, al que nos hemos referido más arriba, era escudero de Alvar Pérez de Castro; no consta en los listados que han llegado a nosotros que perteneciera -como dice el P. Barco- a la Orden de la Banda, aunque los Pérez de Castro sí que figuran en los elencos de caballeros de dicha orden (y recordemos que Martín era escudero de Alvar Pérez de Castro). Lo que sí nos parece incuestionable, a la luz de los datos que vamos a aportar, es que los blasones de esta parte del escudo son los de los Arciniega. Indiquemos que tanto el dragón como el otro cuadrúpedo (en caso de ser lebrel) tienen un significado simbólico en heráldica que es la defensa heroica de las fortalezas encomendadas por el rey a sus vasallos, tal y como hiciera Diego, el descendiente de Martín y el mismo Martín ganando la Puerta de Martos de Córdoba.
Posteriormente, a principios del siglo XVI, parece que una rama de esta prolífica familia de los Fernández de Martos, en su origen afincada en Martos y Torredonjimeno, pasó a Huelma donde los encontramos también. Otro asunto es que no parezca del todo claro si estos Martos de Huelma jugaron limpio a la hora de hacer valer su hidalguía cuando se establecieron en Huelma; así lo puso de manifiesto el trabajo de nuestro amigo el investigador D. Rafael Galiano Puy que presentó material suficiente del que se desprende que Antón de Martos el Viejo, el primero en instalarse en Huelma procedente de Martos, pudo manipular ciertos datos para ganar la hidalguía en Huelma. Pero no creemos que sea incierto lo que el dicho Antón de Martos el Viejo alegaba, sabiéndose descendiente de los que habían ganado la villa de Martos en 1224 y añadiendo también que antepasados suyos habían defendido Martos con otros parientes de la ofensiva de Ismael rey de Granada, la del año 1322. Y aquí merece que remembremos aquel dicho que todavía se oye (aunque desposeído de su sentido original): "De Martos, con pocos hartos; de Torredonjimeno, con menos": lo que significaba en su origen que bastaba con pocos varones (y hasta mujeres), si eran de Martos, para defender un castillo y, si eran de Torredonjimeno, con menos había los suficientes. El dicho encuentra su sentido en estas familias que defendían como leones las plazas encomendadas por el Rey a su cuidado. Pero, dejando estas cuestiones a un lado, lo que me interesa destacar es que el escudo de los Martos que se halla en la Plaza España de Huelma (Nicás Moreno lo fecha en el siglo XVIII) trae un dragón de sinople y un castillo de oro, aunque guarde otra disposición.
Volviendo a la parte más enigmática del escudo de nuestra calle Don Diego digamos que no ofrece ninguna duda que en él están los blasones de los Arciniega. Me baso para aseverar esto en el árbol que agarra la mano por el nacimiento de la copa que es una encina y, en vascuence, "Artziniega" vendría a significar "los del encinar". La villa de Arciniega en la provincia de Álava tiene una indudable relación con la encina. En primer lugar, diremos que etimológicamente el topónimo "Artziniega" se forma con el sustantivo vasco "Artzi" más la desinencia "-(ni)ega" que equivale en euskera a la desinencia "-eka": tanto la desinencia castellana "-ega" derivada del euskera "-eka", como la euskera vienen a significar "propiedad", "pertenencia", "heredad"). Además de las frondosas encinas que en aquella tierra de nuestros orígenes existen, resulta que en Arciniega la Virgen Patrona recibe desde tiempos ancestrales el título de Nuestra Señora de la Encina; según la piadosa tradición la Virgen María se apareció a una pastora en una encina que todavía se yergue enhiesta allí mismo, propincua al Santuario que se le erigió y que concita la devoción de Álava, Vizcaya y Burgos. La encina de Arciniega mide 25 metros de altura y, desde 1995, dicha encina se halla incluida en la declaración de Árboles Singulares del País Vasco (puede vérsela aquí enlazada). Su antigüedad es inmemorial.
En cuanto a la Casa en que hallamos estos escudos pétreos digamos que, conociéndosela como Casa de Moyuela (o Moyica, como cita Ureña Uceda), fue conocida en tiempos más remotos como Casa del Parrón, por la enorme parra que incluso, según cuentan los antiguos, podía verse desde la calle.
Portada de la fachada de la Casa de los Fernández de Arciniega/Fernández de Martos |
BIBLIOGRAFÍA:
Nicás Moreno, Andrés, "Heráldica y genealogía en el reino de Jaén".
Ureña Uceda, Alfredo, "Patrimonio arquitectónico y urbanismo en Torredonjimeno. Desde los inicios de la Edad Moderna hasta la actualidad".
Barco, Fray Alejandro del, "Las Colonias Gemelas reintegradas...".
Lendínez, Fray Juan, "Augusta Gemela Ylustrada..." (manuscrito inédito, del que disponemos)
Recio Veganzones, Fray Alejandro, "Hidalguía y origen del apellido 'Martos'", REVISTA ÓRDAGO, nº 1, Torredonjimeno, noviembre de 1998.
Foro "Alejandro del Barco", "Santas Juana y María, mártires tosirianas", REVISTA ÓRDAGO, nº 2, Torredonjimeno, marzo de 1999.
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