"Vista de la Plaza del Ayuntamiento tosiriano a principios del siglo XX"
MOTINES
Y REVUELTAS EN EL JAÉN DEL SIGLO XIX
Luis Gómez
González Cuevas dice así en su
libro: “No obstante, permanecerá siempre
como un hecho evidente que en 1898 España no sólo fue incapaz de competir con
las grandes potencias capitalistas, sino igualmente de conservar lo que le
restaba de viejo imperio colonial ultramarino. El 98 significó el final de todo
un pasado imperial y la demostración paladina de que el sistema de la
Restauración fue incapaz de dar impulso al desarrollo de la sociedad española
en un momento de clara expansión del resto de las naciones capitalistas”.
Efectivamente, ese año quedará
marcado en los anales de la Historia española como uno de los más desastrosos y
que más ha dado que escribir. No sólo por la pérdida de las colonias, sino por
las innumerables revueltas que se suscitaban en el interior de España debido a
diversos problemas, tanto políticos como de carestías. De hecho, y tal y como
afirma el mismo autor un poco más adelante, otros países antes que España
también sufrieron su “propio 98”,
como Portugal, Italia etc., pero salieron reforzadas en esos difíciles momentos
debido a que no tenían la debilidad interna que padecía el sistema político
español en esos momentos.
En el fatídico año de 1898, rondando
el mes de mayo, se produjeron en diversos pueblos de la provincia de Jaén una
serie de amotinamientos o revueltas de cierta entidad. El motivo era el rechazo
de la población al fastidios impuesto denominado “Impuesto de consumos” que gravaba determinados productos, entre
ellos los de primera necesidad, incluidos los de comer, beber o arder. Esto provocaba
que por parte de algunas personas sin escrúpulos se realizaran prácticas
especulativas con intención de subir artificialmente el precio de los
productos. Se compraba gran cantidad de trigo y se guardaba, no poniéndolo en
venta. La carestía y las malas cosechas hacían el resto, es decir, que subiese
el precio de dicho producto, y de esa forma, el grano almacenado aumentaba de
precio en el mercado, generando unos suculentos beneficios pero al mismo tiempo
elevando de manera considerable los precios de los productos finales, como el
pan.
Comentaba así la prensa nacional lo acaecido:
LOS MOTINES EN PROVINCIAS
En Jaén
En la capital se han evitado
graves conflictos por la energía del alcalde con los panaderos y acaparadores
de trigo. En Martos, Torredonjimeno, Linares y Carolina, los motines han sido
de importancia. La provincia de Jaén ha sido declarada en estado de guerra. Grupos
de mujeres y niños promovieron en Martos un grande alboroto en la plaza pública
Saquearon la administración de consumos, asaltaron la casa del arrendatario,
destrozando cuanto hallaban á su paso, y le robaron 200.000 pesetas y una caja con alhajas y ropas. Evitaron el
incendio del edificio el capitán de la Guardia civil y las autoridades del
pueblo. En Torredonjimeno los alborotadores asaltaron también la administración
de consumos; y en Torre del Campo las mujeres se opusieron a que saliesen
harinas de la población. Para Linares y La Carolina han salido fuerzas de la
benemérita. Allí se reprodujo ayer el motín. La casa consistorial fue escalada
y rotos todos sus muebles, e incendiadas las dependencias de consumos. Un grupo
hizo una descarga contra los guardias que quisieron despejar la plaza; y la
Guardia civil contestó á la agresión haciendo fuego sobre la muchedumbre. De
esta carga resultaron muertos dos amotinados y heridos 10. Se esperan fuerzas
militares. En telegrama de las 11'30 de anoche dice el alcalde de Linares al
gobernador de Jaén: que esta mañana recorrieron varios grupos de amotinados las
calles de la población gritando ¡abajo los consumos! llegando al Ayuntamiento,
donde estaban todas las autoridades, que los arengaron, siendo inútiles los
esfuerzos persuasivos del jefe de la Guardia civil, alcalde y juez de instrucción,
que hicieron algunos disparos, que la Guardia civil, en defensa propia,
contestó de igual modo; que asaltaron palacio municipal, entrando en el salón
de sesiones y destrozando cuanto había en éste y secretaria; que de la lucha
resultaron tres personas muertas y unos quince heridos; que se han hecho
prisiones en número de 50 ó 60 y que á la hora en que telegrafía la población está
en calma. Han salido fuerzas de infantería y caballería para dicho punto en
número bastante para impedir se reproduzcan sucesos”.
"Vista de una de las calles de Linares en 1905". (Foto de Linares Turismo)
Como
cuenta Enrique Osorio Crespo, las oficinas de consumo fueron durante el siglo
XIX objetivo primordial de la ira de los ciudadanos descontentos y era muy
habitual que durante las revueltas “fueran
clásicas las quemas de las casillas en las que se ubicaban los funcionarios
encargados de su recaudación” Y como el propio autor indica, dichas
oficinas, en muchas ocasiones, estaban ubicadas en las entradas principales de
las localidades, donde los funcionarios se ubicaban para controlar el tránsito
de mercancías que entraban y salían de las mismas y grabar así el debido
impuesto. Se trataba de una continuación de la medieval medida recaudatoria del
“portazgo”, es decir, gravar con un
impuesto a los civiles por el tránsito de mercancías al paso por un puente
(puentazgo) o por un puerto o paso obligado, (portazgo). El solar que ocupa el
actual Parque Municipal de la localidad tosiriana, recibía en la antigüedad, el
de Parque del Portazgo, como ya tuvimos de ocasión de
escribir en una entrada anterior de este mismo blog. En esta ocasión, y según
se relata en la notica, las revueltas fueron de tal envergadura que no sólo
afectaron a las instalaciones destinadas a recaudar el impuesto, sino que se
llevaron a cabo en las propias dependencias municipales de las respectivas
localidades, llegando incluso, en los casos de La Carolina y Linares, a asaltar
(escalar) el propio Ayuntamiento.
BIBLIOGRAFÍA:
P. Cuevas
González. “Historia de las derechas
españolas”
Prensa
española del s. XIX
Revista
de la Agencia Tributaria “La Ventana de
la Agencia” nº 31
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