sábado, 28 de septiembre de 2013

PARTIDOS POLÍTICOS EN EL TORREDONJIMENO DEL SIGLO XIX (II)


"Castelar"

Luis Gómez
Continuamos con nuestra serie de artículos en las que nos referimos a las formaciones políticas existentes en el Torredonjimeno decimonónico. En esta ocasión traemos a colación la lista de los integrantes del “Partido Republicano Federal-Pactista”.
Antes de nada, expliquemos un poco en qué consistía dicha fuerza política.
El partido Democrático surgió en el año 1849, como escisión del partido Progresista. Al triunfar la Revolución del 68, los diferentes “espadas” del republicanismo, toman posiciones. De una parte estaban los federalistas, que eran aquellos que pretendían, que los Ayuntamientos, las diputaciones, incluso las regiones, fuesen autónomas, pero que delegasen una parte de su poder en una organismo mayor, que residiría en el Estado. Uno de los partidarios de esa teoría era el “Partido Republicano Federalista-Pactista de Francisco Pi y Margall. Por otra parte, estaba la visión de D. Emilio Castelar, el cual lideraba la corriente del “liberalismo democrático” que pretendía lo mismo, pero desde el unionismo. La tercera vía, más moderada, era la encabezada por el General Prim. Las visiones políticas de España de Pí y Margall y Castelar terminarían por chocar entre sí, creándose dos proyectos políticos distintos cuyas diferencias se harán patentes tras la Revolución del 68. Dicha Revolución obligó a la monarquía, representada por Isabel II, a ser expulsada de España, y solicitar asilo en Francia. Las disensiones entre los republicanos no tardarían en hacerse evidentes. Unos políticos pugnaban por la elección de un nuevo monarca (entre ellos Prim) para el gobierno de la nación, (Amadeo I de Saboya), mientras que otra pare del espectro revolucionario se quejaba amargamente por el hecho de haber realizado una revolución para expulsar a la monarquía de España para ahora estar poniendo en su trono a otro rey. Las diputas internas no acabaron, y para poder mostrar mejor lo que ellas representaron en el seno de esta formación política, nada mejor que reproducir esta carta al director, en la que un ciudadano contesta a otro sobre una afirmación hecha sobre lo “grande” o “pequeño” que es el Partido Pactista en el año 1894. Dice así:
La República, diario Federal”, Madrid
ECOS D E LAS PROVINCIAS
Ha llegado á nuestro poder una hoja impresa, que lleva al pie la firma de nuestro correligionario Baldomero Racolta, y en la cual este ciudadano contesta á cierto periódico catalán, que se ha permitido asentar, en son de broma, ciertas afirmaciones inexactas acerca de nuestro partido. En varias ocasiones, y con distintos motivos, hemos demostrado á los adversarios del pacto que este fué siempre dogma de nuestro partido, y como la argumentación del ciudadano Racolta viene á corroborar nuestras argumentaciones, y como, en nuestro juicio, merecen ser conocidas sus razones, reproducimos algunos de los párrafos de la carta, y que de seguro verán con gusto nuestros lectores:
«Ciudadano Clements La Bisbal: 
Muy señor vuestro y nada mio: En el párrafo segundo del remitido que firmáis en fecha lo del corriente y que el periódico La Publicidad, de Barcelona, inserta en su número
2.384, correspondiente al día de hoy, os permitís decir: “Habrá lucha, sí señor, lucha entre dos miembros de la gran familia democrática. El chiquitín de la casa (partido federal pactista), ese partido que, como todo joven llegado á la pubertad, anda bebiendo los vientos por una quimera que en su mente forjó, revistiéndola de todas las galas imaginables, va á medir sus armas con el hermano mayor (partido republicano histórico)” Vamos á cuentas, señor bufón: el partido federal-pactista no es el chiquitín de la casa, por dos razones: Primera:

"Pi y Margall"


En 1855 Pi y Margall y Fernando Garrido publicaron, el primero el libro La Reacción y la Revolución y el segundo su popular trabajo La Federación Universal, en el que escribió un prólogo notable Emilio Castelar, con cuyos principios federales, en aquellas producciones defendidos, estaban ya entonces conformes la mayoría de los republicanos españoles junto con el Cicerón de la fracción llamada posibilista y los que en mal hora le siguen en sus funestas evoluciones, veleidades y apostasías. Segunda: Desde 1868 hasta 1873 era ya tan grande el partido federal pactista, que casi era el único partido republicano que existía en España; pues que casi todos los republicanos que se sentaban en los escaños del Congreso durante las inmortales Constituyentes del 69 y del 73, se llamaban federales pactistas, excepción hecha de Eugenio García Ruiz y sus dos satélites. En prueba que no era chiquitín ya, durante el expresado quinquenio, el partido republicano federal pactista, que vuestro moderno Mirabeau se valía de las fuerzas políticas y de las populares simpatías de aquel gran partido, para ser nombrado diputado y para abrir y sembrar de flores federales el camino que le condujera al puesto más elevado de la nación, y una vez llegado á la cumbre del poder, no ha hecho más que llenar de insultos y de improperios á la inmortal madre República federal que en el mundo político le parió. Si vuestro jefe hubiera hecho lo que nuestro Guía le recomendaba todos los días, de que completaran y presentaran cuanto antes al Congreso las bases del Pacto de federación española, la hispana tierra hoy día seria los Estados Unidos de Europa y no, lo que desgraciadamente es, la cuasi Turquía de Occidente. Resumamos. ¿Qué es lo que queremos los republicanos federales pactistas? La República democrática federal.—«Señores (decía

Castelar en su entusiasta y elocuente discurso que pronunció en la sesión del 8 de Julio de 1873), ¿qué es la República federal? Es aquella forma de Gobierno mediante la cual todas las autonomías existen y coexisten como existen los astros en el cielo, sin chocarse jamás. En la República federal todo lo individual pertenece al individuo, todo lo municipal pertenece exclusivamente al municipio, todo lo regional pertenece á la región, y todo lo nacional pertenece á la nación. Y como quieren que en la ciencia política moderna todos esos derechos y todas esas facultades se encuentran completamente clasificadas, ni padece el individuo, ni padece el municipio, ni padece la región, ni padece la nación de ninguna manera en una República verdaderamente federal. Véase porque yo quiero la República federal, y véase porque yo jamás, jamás, jamás apoyaré ni defenderé una « República unitaria.» En la circular que en 1 de Mayo de 1870, contra la declaración de la prensa unitaria, dirigió el Directorio del partido republicano-democrático federal, que iba autorizada con las firmas de Pi y Margall Estanislao Figueras y Emilio Castelar, se lee: «Este Directorio, hoy como siempre, al proclamar como forma de gobierno de su partido la República democrática-federal, aspira á constituir la nación española en un grupo de verdaderos Estados, unidos por un pacto federal que sea la expresión de su unidad y la salvaguardia de su libertad.» ¿Y vosotros, ciudadano Clements, ¿qué es lo que queréis? Una República unitaria, centralizadora burocrática, con mucha infantería, mucha caballería, mucha artillería, muchos carabineros y muchos guardias civiles, clero católico pagado por el Estado y la alianza con los progresistas y fusionistas, para hacer imposible la autonomía individual, municipal, regional y nacional.» Estos argumentos son contundentes, y nos parecen incontestables: muchas veces los hemos aducido, y otras tantas han quedado sin contestación”.

El partido Republicano de Torredonjimeno, al igual que otras muchas formaciones similares de España, era de corte radical y librepensador. Por lo tanto estaba opuesta en sus principios morales y éticos a la Iglesia y, como no, muy influenciado por las ideas propaladas por la masonería, asociación ésta que contaba en Torredonjimeno con muchos miembros (sobre la masonería en Torredonjimeno, léanse los artículos publicados en Órdago sobre el tema) El Comité Republicano, se adheriría al congreso universal de Librepensadores que se celebró en Madrid en 1892, enviando su carta de adhesión al periódico “Los Dominicales de Libre Pensamiento”, al que suponemos, estarían suscritos. La misiva en cuestión reza así:

Los Dominicales de Libre Pensamiento

Comité Republicano Federal.

Residencia: Torredonjimeno (Jaén),

Delegado: Curros Enriquez.

"Al declararse francamente libre-pensador sin los terrores de los que tiemblan ante las sotanas, el Comité republicano federal, de Torredonjimeno honra á la vez á la República y á la provincia de Jaén"


"El tosiriano D. Lorenzo Gómez Castro"

En Torredonjimeno, en el año 1905, se destacaba como presidente de la formación política del Federalismo-Pactista, D. Lorenzo Gómez Castro, político local el cual llegaría a ser alcalde de Torredonjimeno -durante apenas un mes- en el año 1910 (del 31-10-1910 al 23-11-1910).
El listado de los nombres de dicho partido, lo extraemos de la noticia aparecida en el diario republicano "El Nuevo Régimen" del año 1905, en donde el periódico se hace eco de los miembros que componían el Comité local del Partido republicano Federal Pactista de Torredonjimeno ese año. Dice así la noticia:
“Comité local Federal Pactista de Torredonjimeno (Jaén).
Presidentes honorarios: Eduardo Benot, Nicolás Estévanez, Francisco Pi y Arsuaga, José María Valles y Ribot, Julián Nougués, Eduardo Fernández del Pozo y Antonio Pérez Ortega; presidente, Lorenzo Gómez Castro; vicepresidentes: Antonio Garrido
Rísquez y Pablo López Liébana; secretarios: José Martos Pérez y Martín Cámara; tesorero, Norberto López Liébana; vocales: Cosme López Garrido, Lorenzo Lozano Carpió, Andrés Erena Bueno, Ricardo Martínez Vizcaíno, Ramón López Liébana, Miguel Puche Vieña, Antonio Garrido López, Federico Lozano Carpió y Pedro Gómez Castro; representante para la Asamblea, Juan Miguel Ortega López”.
Como se puede apreciar, y salvando los nombres que designan a los presidentes honorarios de la formación política, muchos de los apellidos que aparecen en el listado, son conocidos por su resonancia en la política municipal tosiriana

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