viernes, 11 de agosto de 2017

“EN UN LUGAR DE LA MANCHA…” POR LA RUTA DE DON QUIJOTE: Argamasilla De Alba.

 "Iglesia de Argamasilla de Alba"

Luis Gómez

                De vez en cuando uno pone el pie en el acelerador del coche y sin saber cómo, éste le lleva a lugares que no tenía previsto ir. Eso ocurrió no hace mucho, cuando sin tenerlo previsto terminé en la manchega villa de Argamasilla de Alba. 

 "Cueva de Medrano. Según la tradición, aquí escribió Cervantes su Quijote"

Tiene esta localidad el honor de haber tenido en su suelo (o mejor dicho, bajo él) los huesos y carnes del insigne D. Miguel de Cervantes, quien, - y siempre según los cronistas locales y eruditos decimonónicos que por allí han pasado -, estuvo preso en la “Cueva de Medrano” por razones oscuras, y que fue en ese lugar, encerrado entre cal y canto, donde la prodigiosa mente del escritor y recaudador de impuestos, escribió las primeras líneas de su magna obra “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha”.

                ¿Y por qué?, pues porque según la tradición, allí, en la iglesia de San Juan, obra inconclusa y a medio terminar, se halla un cuadro exvoto en la que un vecino de la villa fechado en 1601, un tal Rodrigo Pacheco "hizo cosas quijotescas". Este Pacheco, al parecer, tuvo un enfermedad en la cabeza, por la que se le secaba el seso, y por ello el caballero hizo voto a Nuestra Señora, con la promesa de que si se curaba, éste donaría una lámpara de plata al templo. 

 "Xantipa o Jantipa, posadera que alojó a Azorín en Argamasilla de Alba"

Preso Cervantes, y mientras era retenido en la cueva del señor Medrano, tuvo conocimiento de los pormenores de este suceso, y según cuenta la tradición, Miguel de Cervantes tomaría como modelo al argamasillero Rodrigo Pacheco para después mutarlo en Alonso Quijano, y de ahí, a la inmortalidad del Parnaso literario español.

                De todas maneras no es Argamasilla de Alba la única localidad manchega que se disputa el honor de haber sido la cuna del enigmático comienzo de la obra quijotesca. Hace pocos años, eruditos universitarios hicieron esfuerzos por destacar que el origen de ese comienzo literario cervantino no era Argamasilla, sino la no menos manchega e ilustre Villanueva de los Infantes, capital del campo de Montiel y lugar donde feneció y entregó su alma a Dios -y sus huesos a vete tú a saber- D. Francisco de Quevedo Gómez y Villegas. Lo explican aquí.    

                De todas maneras, Argamasilla sigue con su tradición, y se agarran a las ilustres visitas que ha recibido la localidad a lo largo de la Historia para confirmar su postura. Azorín, en su obra “La ruta de Don Quijote” así nos lo cuenta. 


Allí que se fue el genial escritor del 98 en su día. Sus carnes reposaron en las estancias que le propiciara”la Xantipa”, y de allí,  el curioso escritor se puso  a recorrer el pueblo y hablar con los vecinos y lugareños. En especial con los boticarios que le confirmaron lo que allí, en Argamasilla, todos saben: que Cervantes estuvo allí preso y que fue allí donde el escritor pergeñó la idea de escribir su magnífica obra.


                Por eso recomiendo caminante. Si tus pasos te llevan cerca de Argamasilla de Alba, no lo dudes. Desvíate de tu ruta y haz una parada en ese lugar de la Mancha. 

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