María Amelia Fé Olivares |
SOR INOCENCIA DEL INMACULADO CORAZÓN
DE MARÍA DEL SANTO ROSTRO,
UNA DE LAS MÍSTICAS QUE VIVIERON EN EL TORREDONJIMENO DEL SIGLO XX
Manuel Fernández Espinosa
España asistió a mediados del siglo XX a una asombrosa renacencia espiritual. La Guerra Civil supuso un estrago de vidas humanas, víctimas en una y otra zona, una tremenda devastación, pobreza y hambre, pero en la retaguardia frentepopulista el exterminio sistemático cobró carácter de persecución antieclesial (decir "anticlerical" sería quedarse corto: no fueron pocos los seglares asesinados por el simple hecho de confesarse católicos). Nuevamente, la sentencia de aquel antiguo cristiano llamado Tertuliano (aprox. 150 d. C. - 225), se hacía realidad: "La sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos". El Santo Reino de Jaén se mostró particularmente fructífero: durante la represión roja en el curso de la Guerra sufrirían martirio muchísimos católicos de todos los estados, no sólo clérigos: el mismo Obispo de la Diócesis: Monseñor Manuel Basulto Jiménez; el sacerdote D. Francisco Solís Pedrajas; el seminarista de Monte Lope Álvarez: Manuel Aranda Espejo; la monja trinitaria marteña Francisca de la Encarnación Espejo Martos o el joven seglar José María Poyatos Ruiz. También sería inmolado el Padre Pedro Poveda, fundador de la Institución Teresiana: España sufrió todo un Holocausto y poco a poco la Iglesia Católica va proclamando la santidad de esos hombres y mujeres de Jaén que, recordamos: no murieron por políticos, sino por confesar a Cristo.
En los años previos a aquellas turbulencias de la guerra y sus terrores, una mujer brillante y valiente era maestra de escuela en Torredonjimeno. Había ganado la plaza con el nº 1 en los cursillos de provisión de escuelas, pero convencida de que podía aspirar a una carrera acedémica mucho más ambiciosa rogó autorización al Ministerio de Instrucción Pública para, sin perder su plaza en Torredonjimeno, poder matricularse en la Universidad Central de Madrid y allí cursar Filosofía y Letras; en 1933 se va a la capital de España. Esta gran mujer se llamaba María Amelia Fé Olivares.
Su presencia en Torredonjimeno pudo haber sido efímera, pues hemos dicho que, reteniendo su plaza, pidió dispensa para seguir estudiando en Madrid, pero no fue así; puesto que el estallido de la guerra el 18 de julio de 1936 impide que pueda reincorporarse a la Universidad Central de Madrid y tenga que desplazarse a Torredonjimeno para atender la escuela durante los años en que el conflicto se prolonga. Pero, ¿quién era María Amelia Fé Olivares?
María Amelia Fé Olivares había nacido en 1 de septiembre de 1911 en Jaén y era hija de D. Inocente Fé Jiménez y Consejo Olivares Herrera. Su progenitor llegó a tener nombradía en la historia política de la capital de Jaén. Inocente Fé había nacido el 29 de diciembre de 1880 y era director de una empresa de productos químicos y perfumería que había fundado con el famoso arquitecto Flores Urdapilleta: la empresa se llamaba Flor-Fe. En su condición de industrial se implicó en el proceloso mundo de la política, bajo la tendencia regionalista. Fue colaborador de Blas Infante y fundador del Centro Andaluz de Jaén, embrión del andalucismo, llegando a figurar como concejal y hasta como alcalde de Jaén desde 1922 a 1924, destacando por su labor en pro de las obras públicas de la ciudad. En un ambiente doméstico de inquietudes políticas y culturales como el que decimos, crecieron los hijos de este hombre que, muy pronto huérfanos de madre, se llamarían María, Inocente, Amelia y Elena.
María Amelia destacaría por su espíritu resuelto, su aplicación a los estudios, su curiosidad, su sociabilidad y su religiosidad. Inocente Fé era un regionalista, pero ignoraba la deriva personal que Blas Infante estaba dando en su errática búsqueda del "hecho diferencial" andaluz que terminó encontrando en el mítico Al Andalus. Blas Infante se convertiría en secreto al Islam con su viaje a Marruecos en 1924. Inocente Fé permanecía mientras tanto en su regionalismo ingenuo y católico: durante la guerra civil, en la casa de la familia Fe-Olivares se acogería hospitalariamente a monjas exclaustradas y se oficiarían Misas clandestinas.
Amelia no solo es una maestra de escuela, con afán de conocer y enseñar. También cultiva para sí y sus círculos más íntimos la poesía. Por vivir en Torredonjimeno tuvo que frecuentar el Santuario de Nuestra Señora de Consolación: tal vez ello explique que un poema de agosto de 1939 se titule así: "Consolación" (lo reproducimos abajo).
Finalizada la contienda, Amalia se apresura a poner de su parte en la reconstrucción de un país devastado y a principios del año 1940 se inscribe en la Sección Femenina de Falange Española Tradicionalista y de las JONS, siendo nombrada Secretaria Provincial de la Delegación de Jaén, participa en los cursos de formación de mandos en Medina del Campo, donde conocerá al benedictino fray Justo Pérez de Urbel, gran historiador y escritor, que a la sazón era capellán de la Sección Femenina. Amelia aprovecha estos cursos para ponerse al corriente del folclore de otras regiones españolas, realizando una labor de recopilación de canciones tradicionales de toda España que incluía piezas con letra en euskera, catalán y gallego.
Amelia va prosperando en su carrera como maestra, ganando oposiciones a Instituto de Enseñanza Media en 1944 y obteniendo su plaza en el Instituto "Virgen del Carmen" de Jaén... Sin embargo, silenciosamente en su corazón se va gestando la vocación religiosa y en 1951 ingresa en la Orden del Carmelo Descalzo, profesando el día 19 de marzo de
1953 y tomando el nombre de Sor Inocencia del Inmaculado Corazón de María del Santo Rostro. Se trata de una vocación carmelitana que ha ido incubándose desde pequeña, pues su relación con el Carmelo ha sido desde niña, ha frecuentado la lectura de Santa Teresa de Jesús y de San Juan de la Cruz, también conoce a la gran santa francesa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz, la de Lisieux. Con una carrera académica brillante, Amelia sintió la llamada del Carmelo y renunció al mundo para ahondarse en la vida mística del Carmelo Descalzo de Puzol (Valencia); nuestra paisana, como aquella otra gran santa conversa del judaísmo, Santa Teresa Benedicta de la Cruz (en el siglo la filósofa Edith Stein) recorrió el camino del intelecto para llegar a Dios. Amelia Fe Olivares regresó a la Casa del Padre el día 8 de julio de 1975.
La obra poética de Amelia Fe Olivares ha permanecido en el silencio hasta que algunos de sus familiares y amigos afrontaron el desafío de ordenarla y publicarla. Fruto de este meritorio empeño es el libro "María Amelia Fé y Olivares. Aspiración hacia el Absoluto", de Juan Moreno Uclés y Carlos María López-Fé. Dicho libro consta de una biografía a cargo de Carlos María López-Fé y un exhaustivo y competente estudio de la obra poética de esta mística jaenera del siglo XX.
Sor Inocencia del Inmaculado Corazón de María del Santo Rostro (en el siglo Amelia Fé Olivares) vivió en Torredonjimeno, aunque podemos imaginar que por los años en que prestó su servicio docente entre nosotros tuvo que presenciar o saber de muchas de las iniquidades que aquí se cometieron durante la Guerra Civil. No sabemos los recuerdos que guardaría de su paso entre nosotros, pero su poema "Consolación" incluído en el libro que referimos arriba, es por su título una elocuente alusión a la advocación mariana patronal de Torredonjimeno. Dice así:
Consolación.
¡Qué paz me va llenando!
¡Qué sosiego inefable y deleitoso
mi alma va inundando,
y el árido desierto va regando
como un arroyo claro y abundoso!
¡Oh Dios, qué generoso
te muestras con el alma de tu esclava!
En soplo poderoso
ha convertido en lago silencioso
aquel torrente de encendida lava.
Y aquella costa brava
que ayer gemía, de clamores plena;
la que el mar arrasaba
y el viento desolaba
ya es dulce playa de riente arena.
Cediendo va mi pena
a la paz que a mi alma va llegando
como la luna llena
de claridad serena
el reino de las sombras va anegando.
¡Ya te vas acercando,
Señor, y me devuelves tus favores!
Mi alma vas sanando
y la vas regalando
con el suave manjar de tus amores.
Sirva de botón de muestra esta inspirada estancia compuesta por una mujer de una sensibilidad y espiritualidad que es otra prueba de lo espléndido que fue nuestro siglo XX, pese a los tenebrosos poderes que pugnaron por sumir a España en un océano de sangre.
Este artículo se ha escrito con el propósito de dar a conocer a esta mujer que vivió entre nosotros, a esta poetisa que recogió en su obra las inspiraciones más altas de nuestra literatura mística, en prueba de lo que, con Tertuliano, decíamos más arriba: "La sangre de mártires es semilla de nuevos cristianos".
Este artículo se ha escrito con el propósito de dar a conocer a esta mujer que vivió entre nosotros, a esta poetisa que recogió en su obra las inspiraciones más altas de nuestra literatura mística, en prueba de lo que, con Tertuliano, decíamos más arriba: "La sangre de mártires es semilla de nuevos cristianos".
Sor Inocencia del Inmaculado Corazón de María del Santo Rostro |
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:
"María Amelia Fé y Olivares. Aspiración hacia el Absoluto", Juan Moreno Uclés y Carlos M. López-Fé.
"Amelia Fé, Mística giennense del siglo XX", de Carlos María López-Fé y Figueroa, "Senda de los Huertos", Revista Cultural de la Provincia de Jaén, 67-68.
"Andalucía desde Jaén. Nuevas aportaciones para entender Jaén en Andalucía", Manuel Medina Casado.
Revista DON LOPE DE SOSA, varios números.
Revista PAISAJE, varios números.
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