viernes, 2 de noviembre de 2012
EL MONUMENTAL CEMENTERIO DE TORREDONJIMENO
El siglo XIX supuso la efectiva ruptura con muchas tradiciones, entre ellas la de dar enterramiento en el suelo sagrado de las iglesias parroquiales. Las antiguas iglesias eran por costumbre inveterada el camposanto propio de los vecinos de una localidad. Pero la nefasta Ilustración denunció como insalubre esta costumbre -que esa usanza fuese insalubre a juicio de la Ilustración, era una superstición como otra cualquiera, basada en los pedantes prejuicios de aquellos que creían que tenían el monopolio de la luz. Fue así como, desde el siglo XVIII, se trató por muchos medios de acabar con la costumbre de dar sepultura en el suelo de los templos. Sin embargo, no fue hasta el siglo XIX cuando la práctica de edificar cementerios en algún punto de la periferia de la localidad se impuso. Y ello no fue de cualquier manera, al pueblo -apegado a sus tradiciones- no se le podía decir que a sus difuntos se les iba a enterrar fuera de suelo sagrado, por eso -los políticos innovadores- tuvieron que aprovechar, en primera instancia, las ermitas de extramuros que, por ser ermitas, garantizaban el suelo sagrado para la inhumación.
El actual cementerio de Torredonjimeno se bendijo el 26 de junio de 1895, siendo alcalde de la entonces villa D. Manuel de la Fuente Ortega. Con anterioridad a este camposanto Torredonjimeno había tenido otros camposantos fuera de las parroquias: en un primer momento, la ermita de San Roque fue "carnero" con motivo de la gran mortandad causada por las epidemias. Más tarde -en 1813- se adoptó la ermita de San Juan Bautista como cementerio, aprovechando los aledaños de la misma, en el lugar que todavía los vecinos denominan el "Cementerio Viejo".
El Cementerio Viejo de San Juan Bautista mantuvo sus tapiales en pie hasta el año 1918.
El actual cementerio de Torredonjimeno constituye una muestra espléndida de arquitectura fúnebre, como pocas en la provincia de Jaén. Así lo demuestra el artículo "El cementerio de Torredonjimeno: Aproximación a su arquitectura y urbanismo" de D. Marino Aguilera Peñalver, publicado en la revista ÓRDAGO (Julio de 2002), donde su autor acometió el primer estudio serio del cementerio de Torredonjimeno, considerando su riqueza monumental en panteones familiares.
Hoy, Día de los Fieles Difuntos, quisimos acordarnos de ellos con esta nota sobre nuestro cementerio.
Requiem æternam dona eis, Domine, et lux perpetua luceat eis.
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