jueves, 14 de enero de 2010

ÓRDAGO CON "EL LEÓN DE CRISTO"

El Venerable P. Tarín, Apóstol del Sagrado Corazón de Jesús.

EL PADRE TARÍN EN TORREDONJIMENO

Tras la publicación del número 4 de la Revista Cultural ÓRDAGO, correspondiente al mes de Enero del año 2.000, enviamos un ejemplar de dicho número a la atención del Vicepostulador de la Causa de Beatificación del Venerable P. Francisco Tarín S. J., a la sazón D. Juan M. Valdés Sancho S. J.; el motivo no era otro que la información que contenían las memorias del Rvdo. P. D. Juan Montijano de la Chica, inéditas hasta que las publicamos por gentileza de la familia, bajo el título que llevaba el cuaderno manuscrito de nuestro mentor, el cronista oficial de Torredonjimeno e inolvidable Canónigo de la S. I. Catedral de Jaén.

Se cumplía el I Centenario de D. Juan Montijano, y la publicación de ese cuaderno que escribiera el anciano sacerdote antes de su defunción -intitulado "Recuerdos de mi vida (1899-1925)"- era un entrañable testimonio de la vida de Torredonjimeno. En ellas descubrimos que el padre de D. Juan Montijano era Secretario de la Comunión Tradicionalista, así como de los vínculos que existían entre la Comunión Tradicionalista y la Adoración Nocturna, fundada por los carlistas tosirianos tras la paulatina disolución de la Comunión Tradicionalista, debida a muchos factores que ahora no son el momento de considerar.

Don Juan Montijano debía su vocación sacerdotal a las misiones del P. Tarín (llamado "El León de Cristo"), pensamos que el testimonio escrito de aquella confesión podría valerle a la Causa de Beatificación, y así fue como cursamos a la instancia competente el material autobiográfico. Cortésmente, D. Juan M. Valdés Sancho -el Vicepostulador- nos agradeció aquel obsequio, consistente en el número de la Revista Cultural ÓRDAGO más arriba dicho, con estas palabras:

"Muy señor(es) mío(s):

Hace casi un mes recibí su carta, que mucho le(s) agradezco por todo cuanto me dice de la devoción al Venerable P. Tarín que hay en Torredonjimeno. También me interesó bastante la revista ÓRDAGO por las alusiones que hace al trabajo ahí de nuestro Venerable [...] Mucho me agrada este ofrecimiento de Vds. y su entusiasmo, que mucho admiro. En unión de oraciones, afmo. amigo,

Juan M. Valdés Sancho, S. I."

Francisco de Paula Tarín Arnau

El P. Francisco de Paula Tarín Arnau nació en Godelleta (Valencia) el 7 de octubre de 1847. Inició estudios de Derecho en Valencia, pero problemas de salud le obligaron a abandonarlos. Con 26 años ingresa en la Compañía de Jesús en la localidad francesa de Poyanne, y es ordenado 10 años después en el Colegio de Oña (Burgos).

Ejerció con celo apostólico como misionero rural. En el Puerto de Santa María inició su labor apostólica, atendiendo los apestados. En ese entonces fue cuando sufrió una herida en su pierna derecha de la que nunca se restableció. Durante 22 años estuvo realizando su labor evangelizadora por diversas partes de España, centrando su labor en Andalucía, Castilla, León y Extremadura. Fue perseguido por la masonería. En Loja, para espantarle una procesión, sus enemigos soltaron a un toro bravo que el misionero aplacó como los antiguos santos. En Torredonjimeno también se cuenta que en uno de los cortijos de la Marquesa del Rincón de San Ildefonso, que era la que lo hospedaba en sus venidas, calmó a otro toro en una apuesta con un cortijero que le dijo que no se confesaría si no veía un milagro.

El cometido diario que a sí mismo se había marcado el padre Tarín consistía cada jornada en comenzar con Rosarios de la Aurora y seguir con sermones matinales, misión especial para los niños (en una de las cuales lo conoció D. Juan Montijano), conferencias para hombres, mujeres y jóvenes, pláticas en las cárceles y hospitales, visitas a enfermos pobres y procesiones de impedidos, instrucción y ejercicios espirituales a comunidades religiosas. Por la noche realizaba los sermones más fuertes en plazas o iglesias, que iban seguidos de confesiones hasta la madrugada. Durante 6 años rigió la residencia jesuita de Sevilla. Alentó la creación de nuevas órdenes religiosas como la de las Preservadas de Sevilla.

Nunca prestó atención a la herida gangrenosa de su pierna derecha; solamente desprendía con unas tijeras los pedazos de carne muerta. En estas condiciones, tuberculoso, con frecuentes fiebres, afónico, sólo dedicaba al descanso un máximo de tres horas diarias. Sin disminuir su ritmo de trabajo, en la localidad sevillana de El Coronil las enfermedades y el cansancio le vencieron dando tiempo a trasladarlo a Sevilla donde murió el 12 de diciembre de 1.910. En Torredonjimeno llegó, según testimonio de D. Juan Montijano, a convertir a la Iglesia a uno de los miembros más conspicuos de la Logia masónica "Unión Fraternal".

Deseamos muy pronto verlo elevado a los altares.

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