La Puerta de Jaén, con la torre campanario de la iglesia de San José de la Montaña de Madres de Desamparados |
NOTAS PARA UN CENTENARIO RELIGIOSO LOCAL
Manuel Fernández Espinosa
Allá por 1883, mientras se construía el Asilo de San José para huérfanas en Ronda, la Beata Madre Petra de San José que estaba allí recibió una carta de Andújar que le proponía que su congregación se encargara de un asilo. Cuando Madre Petra pudo acudir, con todos los trabajos apostólicos que llevaba adelante, lo hizo y la congregación terminó instalándose en el antiguo convento de San Juan de Dios. Se inauguró la vida de esta congregación en Andújar el 31 de enero de 1885. Las Madres de Desemparados con sede en Andújar vinieron a Martos a finales de 1886 y aquí entablaron relación con Doña Dolores Escovedo y Callejón, Marquesa de Blanco-Hermoso. Esta tan piadosa señora invitó a Madre Petra a abrir nuevo asilo para ancianos desemparados en su propia casa (antigua calle Triana, nº 2, de Martos; hoy calle Dolores Escovedo); se inauguró en Martos ese asilo el 4 de noviembre de 1887 y una Madre Fundadora y una Marquesa lo inauguraron lavando los pies de los ancianos y se cuenta que los pobres marteños se decían entre sí: "Casi ná... Una madre fundadora y una marquesa". Se da el curioso caso de que, según tradiciones familiares de los Escovedo, la Marquesa había escuchado a sus mayores decir que el predicador y taumaturgo capuchino, Beato Fray Diego José de Cádiz, habiendo estado en esa misma casa allá por la segunda mitad del siglo XVIII le había dicho a sus moradores, ancestros de la Marquesa, que "Algún día esta casa pertenecerá a una Congregación religiosa que todavía no está fundada".
A Torredonjimeno llegan un poco más tarde y lo hacen de la mano de la virtuosa señora Doña Amparo Padilla Gómez (descendiente coletaral del famoso General Gómez). Amparo Padilla (que hasta hace poco tenía dedicada la calle La Muela a su nombre) nació en Torredonjimeno en 1877y murió bastante joven en Madrid el año 1906 a los 29 años. Como señora de espléndido patrimonio y honda fe religiosa dejó mandado en su testamento muchas donaciones a la Iglesia: sus joyas fueron por expreso deseo suyo empleadas para hacer el precioso Corazón de la Virgen de los Dolores, poniéndolo por obra sus herederos D. José María Gallo y Begué, su viudo, y D. Francisco Padilla, su abuelo. En el testamento de Doña Amparo también se mandaba que se edificara un hospital para enfermos pobres o un asilo para ancianos desamparados.
Para realizar la última voluntad de Doña Amparo se constituyó una Junta de Patronato, compuesta por León Martínez Poyatos, Juan Pardo Navarro, Antonio Sánchez de Alcázar Ruiz y Francisco Font Navas.
Aspecto parcial de la iglesia y parte de la entrada al colegio y residencia de ancianos |
El día 7 de enero de 1917 la Reverenda Madre Trinidad, con la ayuda de la Rvda. Madre Clara, Vicaria General de la Congregación, fundaban nuestro asilo dándole el nombre de Nuestra Señora de los Desamparados. En los primeros años de esta institución se atendía a 60 ancianos, mujeres y hombres, pobres de solemnidad. Otra señora de Torredonjimeno, Doña Maria de Santamaría y Garbea impulsó, en paralelo, una escuela para niños y niñas, regida por las mismas hijas de Madre Petra que ya cuidaban a los ancianos: se empezaba de este modo el que hoy es nuestro Colegio de San José de la Montaña.
Más tarde, D. Manuel Gutiérrez Ortega que sería alcalde de Torredonjimeno, durante la Dictadura del General Primo de Rivera (1924-1930) vino a sufragar con su propio dinero la construcción de la Iglesia-Capilla de San José de la Montaña, que se inauguraría el 30 de diciembre de 1930. Según Alfredo Ureña Uceda, la concepción arquitectónica que se plasmó es de un "eclecticismo entendido en sentido estricto como reinterpretación y combinación de estilos arquitectónicos historicistas, como son el neogótico, el neomudéjar y el neobarroco". El neomudéjar quedaría patente en la fachada y torre campanario, con ladrillo visto y cerámica vidriada; el neobarroco se mostraría en la cúpula que evoca la arquitectura barroca levantina y el neogótico en la estructuración interna del templo.
No queremos tampoco dejar de hacer constar que el generoso alcalde que con su dinero erigió la iglesia fue fusilado por los milicianos del Frente Popular en Mancha Real, canjeándose él mismo y voluntariamente por un compañero de prisión, padre de familia numerosa, que daba la coincidencia de tener el mismo nombre y apellidos que nuestro viejo alcalde; como San Maximiliano Kolbe haría años más tarde en un campo de concentración.
Por último, no quiero terminar estas notas sin señalar uno de los cabos sueltos que está por investigar. Cuando hace 17 años publicamos a título póstumo parte de las memorias de D. Juan Montijano Chica, leímos (y publicamos; hasta ese entonces estaba inédito) unos renglones que siempre nos han dejado con más ganas de saber sobre el particular. D. Juan Montijano había sido nombrado Capellán del Asilo de San José de la Montaña por el Obispo, desempeñando este ministerio desde el 1º de Enero de 1922 al 10 de Enero de 1925, su trato con la institución le posibilitó ser confesor de una joven que había sido trasladada al convento de San José de la Montaña. Nos lo cuenta D. Juan Montijano con estas palabras:
"Me cogió de lleno, durante casi dos años y medio, la estancia en el Asilo de una joven, Eudosia Pérez, natural de un pueblo de Burgos, que fue enviada al Asilo, por la Reverendísima Madre General, que conocía los fenómenos místicos de aquella joven extraordinaria, a la que yo dirigí durante mi estancia en el Asilo y, posteriormente, por medio de cartas.
Hago una pausa en este asunto porque los fenómenos místicos y virtudes heroicas de aquella joven, que después fue Religiosa de la misma Institución, fueron tan extraordinarios, y fui testigo de muchos de ellos, que me inclino a no decir nada de ello en este escrito sino escribirlo en documento aparte que tengo propósito de hacer".
No sabemos si D. Juan Montijano pudo escribir aquella relación que aquí expresa tener intención de hacer y con la que pudiera haber arrojado más luz sobre este asunto, testimoniando más al pormenor lo que en sus memorias apuntaba; si lo escribió, tampoco sabemos el paradero de ese documento, dada la dispersión de los papeles de D. Juan. Sí que sabemos, por tradición oral que nos transmitió el mismo D. Juan Montijano en persona, que esa mística burgalesa que vivió en la congregación tosiriana vino a vaticinar, al igual que Beato Diego José de Cádiz hiciera en Martos, que en un futuro, cierto día en que el pueblo estaría de fiesta y se oirían los cohetes estallar, vendrían al pueblo unas monjas cuya institución religiosa no estaba todavía fundada. Y, en efecto, el 26 de septiembre de 1987, Festividad de los Santos Patronos Cosme y Damián, las Reverendas Misioneras del Padre Nuestro recibían de manos de las Religiosas Felipenses (que hasta el día lo habían regido) la Fundación Benéfico-Docente de Nuestra Señora del Pilar para atender niños, fundada por Doña María Gloria Gallo Fuentes en la calle Parras Bajas. La Obra de las Reverendas Misioneras del Padre Nuestro se había constituido el día de San Lucas de 1975 en Córdoba, fundada por Luisa de la Vega Llorente, María del Carmen Almagro Recio y María de la Piedad Sepúlveda Sáiz y el Excmo. y Rvdmo. Sr. Dr. D. José Antonio Infantes Florido, Obispo de Córdoba, les concedió el reconocimiento y aprobación de la Autoridad Eclesiástica el 18 de Octubre de 1981.
El día que llegaron las Misioneras del Padre Nuestro era fiesta en Torredonjimeno: San Cosme y San Damián: que cada cual piense lo que quiera, pero eso es lo más parecido a lo que reveló la Madre Eudosia Pérez décadas y décadas antes, según testimonio de D. Juan Montijano.
D. Manuel Gutiérrez Ortega, alcalde de Torredonjimeno, martirizado en Mancha Real en 1936 |
El próximo 16 de diciembre de 2017, la comunidad de Madres de la Residencia de Nuestra Señora de los Desamparados y del Colegio San José de la Montaña celebrarán con una Eucaristía estos cien años intensos de servicio a Dios y a la comunidad. Presidirá, Dios mediante, la Santa Misa de acción de gracias el Monseñor Amadeo Rodríguez, Obispo de Jaén.
Nosotros modestamente hemos querido reconocerles y agradecerles todo lo que en estos años han hecho por Torredonjimeno.
BIBLIOGRAFÍA:
Llácer de San José, María Virginia y Martín de San José, Blandina, "Sobre la piedra. Breve biografía de la Madre Petra de San José Pérez Florido. Fundadora de la Congregación de Madres de Desamparados y San José de la Montaña", Valencia, 2001.
Martínez Rojas, Francisco Juan, "Aproximación a la Historia de la Iglesia en Jaén", Obispado de Jaén, Jaén, 1999.
Revista DON LOPE DE SOSA, número del año 1918.
Ureña Uceda, Alfredo, "Patrimonio Arquitectónico y urbanismo en Torredonjimeno: desde los inicios de la Edad Moderna hasta la actualidad", Instituto de Estudios Giennenses, Diputación Provincial de Jaén, Jaén, 2008.
Gómez López, Luis y Fernández Espinosa, Manuel, "La Victoria. Revista de la Parroquia de Santa María", número 14, 1998.
Gómez López, Luis y Fernández Espinosa, Manuel, "La Victoria. Revista de la Parroquia de Santa María", número 15, 1998.
Montijano Chica, Juan, "Recuerdos de mi vida (1899-1925)", publicada en la Revista ÓRDAGO, número 4, Enero del año 2000.
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