Juan Manuel Orti y Lara, natural de Marmolejo, filósofo neotomista y destacado miembro del Partido Integrista |
EL
PARTIDO INTEGRISTA CATÓLICO EN MARTOS, JAMILENA, SANTIAGO DE CALATRAVA, PORCUNA
Y TORREDONJIMENO. (SEGUIDO DE UNA NOTICIA DE LA ASAMBLEA GENERAL DEL PARTIDO INTEGRISTA DE
1893)
El
tradicionalismo, como partido de ideología conservadora, sufrió diversas
mutaciones y cambios internos a lo largo del siglo XIX.
Ramón
Nocedal y Romea nació en 1842. Era hijo del también político Cándido Nocedal y
se le tiene por el fundador de lo que en el panorama político decimonónico se llegará
a denominar “partido Integrista o Tradicionalista”. El término "integrista" ha pasado al vocabulario mundial, teniendo origen español, pero depauperando su significado y cargándolo de un sentido negativo. Hoy, cuando leemos "integrista" entendemos el vocablo como sinónimo de "fundamentalista" y "fanático", con una carga peyorativa imposible de soslayar; sin embargo, el "integrismo" español solo reclamaba la pureza de los principios y una adhesión íntegra (=entera) a ellos, sin permitir que se corrompieran por las conveniencias y tejemanejes de los oportunistas que vivían de la política. En modo alguno eran hombres violentos ni cerriles: el ejemplo es que nuestro paisano Juan Manuel Orti y Lara (Marmolejo, 1826 - 1904) fue uno de los más señalados del Partido Integrista y su cultura estaba avalada por su ejercicio periodístico y su alto magisterio en Filosofía (fue uno de los más contundentes opositores al krausismo).
Nocedal tuvo serias disputas internas con los otros católicos que formaban parte de las
demás fuerzas políticas católicas, e incluso llegó a tildar de “liberal” al propio Carlos VII. Es
entonces, cuando el Duque de Madrid, toma la decisión de expulsar a los “rebeldes” firmando el que se denominaría
“Manifiesto de Loredán” (10 de julio
de 1888). Nocedal respondió por su parte con la “Manifestación de Burgos” (25 de junio de 1889) donde expondría los
puntos de lo que a la postre será la creación del “Partido Tradicionalista o Integrista”
LOS PARTIDOS POLÍTICOS DE CORTE CATÓLICO DURANTE EL SIGLO XIX
Los
católicos, partidarios de esta visión política para la salvación de España, se
repartían por diversas agrupaciones a lo largo y ancho del país, casi siempre bajo el nombre de "Círculo". El grupo más numeroso
los constituía la Comunión Católica Monárquica, pero debido a las disensiones
internas, a finales del s. XIX (en el año 1889), dicho partido sufre una
escisión que dará lugar a la formación del Partido Católico Nacional, comandado
por el periodista y político D. Ramón Nocedal, hijo del también político
Cándido Nocedal, más arriba referidos. Esta nueva formación, será denominada por la prensa y de forma
oficiosa como “partido integrista”. A
principios de 1875, Cándido Nocedal y su hijo Ramón, fundaron el diario “El Siglo Futuro” con la finalidad de “contrarrestar las campañas de los sectores
católicos, en particular el capitaneado por Alejandro Pidal, partidarios de una
acción política posibilista” nos dice Carlos González Cuevas. Y
es que hay que tener en cuenta, que durante el gobierno de Cánovas del
Castillo, éste pretendía –y así lo hizo- que se unificasen las fuerzas
políticas españolas para poder hacer realidad su sueño: el Turnismo, a modo y semejanza de los partidos ingleses a los que
admiraba. Es decir, dos fuerzas políticas de diferente signo ideológico, pero
con la misma visión en lo central, es decir, la visión de Estado y los
intereses comunes de éste turnándose pacíficamente previo acuerdo, mientras se enriquecían a manos llenas a costa del país. Eso nunca funcionó en España y aquellos años pasaron
como los más corruptos de la época (nada que ver con lo que hay en el panorama
actual, por cierto).
Éste
era el estado del conservadurismo decimonónico, cuando esta nueva acción
política de Nocedal provocó una nueva disputa entre el sector tradicionalista
que hizo que las fuerzas se decantasen según las tesis de sus líderes. De una
parte estaban los partidarios del retraimiento político: estos eran más
partidarios de una nueva acción militar “carlista”
que de la participación activa en la vida política del país. Otros, por el contrario,
eran más partidarios de la vía legal, aunque éstos tenían una escasa influencia
en la sociedad. En 1879 se impuso la visión de Nocedal, favorable como hemos
dicho, al retraimiento; mientras que en el otro sector, representado por
Ceferino Suárez Bravo, Vicente de la Hoz y el Conde de Orgaz, se estaba a favor de
la participación electoral. A estos dos grupos hay que unir el que pretendía
transigir con la política vigente y era partidario de la realización de
pactos políticos con los gobernantes del momento, facción que era la que
comandaba el político Alejandro Pidal Mon.
Alejandro Pidal y Mon |
Pidal
fue organizando bajo su dirección lo que vino en llamarse “Unión Católica”. En un principio, ésta formación contó con algunos
sectores intelectuales y de la aristocracia del momento (Ortí y Lara y
Menéndez y Pelayo entre otros) pero al poco, y viendo la deriva “pactista” de dicho partido, se alejaron
y no continuaron prestando su apoyo a dicha formación pidaliana y mucho más, cuando éste
llegó a ser Ministro de Fomento del Gobierno de Cánovas del Castillo.
La
formación política de la Unión Católica se constituyó orgánicamente de una
Junta Superior Directiva en la capital de España; además se establecieron
también Juntas Diocesanas en las capitales de provincia y posteriormente,
juntas locales. A esta organización le vino muy bien la unión de los Círculos
de Obreros Católicos, que fundara en Córdoba en 1877 el cardenal Ceferino
González y cuyos integrantes y directivas terminaron por unirse a la formación
de la Unión Católica.
Según
Pedro Carlos González Cuevas “La Unión
Católica tuvo la clara virtualidad histórica de servir de freno a las
posiciones extremistas del tradicionalismo carlista, privándole de la
representación exclusiva de los interés católicos”. Las críticas a Pidal y
Mon vinieron de todos los sectores. Uno de los más críticos fue Félix Sardá y
Salvany, director de la “Revista Popular”
y padre intelectual del “integrismo” que escribió el memorable ensayo "El liberalismo es pecado".
Ramón Nocedal |
“El Partido Tradicionalista se organizó
formalmente en agosto de 1889, con Ramón Nocedal como presidente, Ortí y Lara
como vicepresidente, Javier Rodríguez de Vera, José Pérez de Guzmán, Fernando
Fernández de Velasco, Ramón M. Alvarado, vocales; y Liborio Romery, secretario.
Se optó por un sistema de juntas coordinadas para una junta central, esquema
que había adoptado así mismo el carlismo, cuya reestructuración dirigida por el
Marqués de Cerralbo, estimuló, sin duda, a la de los integristas”, nos dice
Jordi Canal en su libro “El Carlismo”
Es
este mismo autor, quien nos dice y nos da cuenta de lo que sigue: “El declive del integrismo como opción
política empezó en 1893, coincidiendo con la asamblea que reeligió a Ramón
Nocedal como jefe. Ortí y Lara abandonó el partido, y poco después lo harían
destacados miembros como el director del periódico navarro “El
Tradicionalista”, Francisco María de las Rivas, además de Campión y Gil
Delgado. A todos ellos se añadiría en 1896 el emblemático Sardá y Salvany. (…)
El integrismo persistiría en una posición marginal en el terreno político, conservando
no obstante una cierta influencia en lo publicístico”.
Al hilo de esto y por la influencia que tuvo en la comarca, traemos en esta ocasión a nuestro BLOG DE CASSIA la noticia de la
asamblea general del Partido Tradicionalista de 1893, donde se especifican las
personas que representan a este partido en las Juntas Regionales, incluidas las
de Jamilena, Torredonjimeno Santiago de Calatrava y Porcuna, entre otras.
Luis Gómez
DOCUMENTACIÓN
“El
Siglo Futuro, Sábado, 24/06/1893
Asamblea
general del Partido Tradicionalista en 1893
ACTA.
JUNTA PEPARATORIA.
En Madrid, á 8 de Junio de 1893,
víspera de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, acudiendo á la convocatoria
del Presidente de la Junta Central del partido tradicionalista, se reunieron á
las siete de la tarde en el local de la Asociación Integrista de esta villa,
sito en la casa núm. 29 de la calle de la Luna, los señores que más adelante se
relacionan con la representación y carácter que también se expresa. Ocupada la
presidencia por el Sr. Nocedal, rogó á un sacerdote que abriera la Asamblea con
las preces oportunas. La numerosísima concurrencia que asistía a la
sesión con los representantes de las Juntas, y llenaba el amplio salón, se
arrodilló ante el Corazón de Jesús que ocupa el testero de preferencia, y rezó el Veni Creator. El Presidente
dio cuenta en seguida del objeto de la Asamblea, que es, principalmente,
cumplir la base establecida por la Asamblea anterior, según la cual debía
reunirse á los cinco años y renovar la dirección superior del partido: con todo
lo demás que los señores apoderados quisieran proponer. A propuesta del
Presidente acordó la Asamblea asistir en cuerpo á una Misa de Comunión que se
celebraría á la mañana siguiente, fiesta del Sagrado Corazón, en el Oratorio
del Caballero de Gracia. Y determinó celebrar dos sesiones diarias, una por la
mañana, que empezase á las diez, y otra por la tarde, á las siete.
A propuesta de varios individuos
dé la Asamblea se dio un amplísimo y absoluto voto de gracias y confianza á D,
Ramón Nocedal por su conducta política hasta el día, en cuantos actos ha
realizado como jefe del partido tradicionalista, y en la prensa, en el Congreso
y en sus trabajos de propaganda; haciéndole extensivo al ex-diputado á Cortes
Sr. D. Liborio Ramery, que tan eficaz y valiosamente cooperó en el Parlamento y
fuera de él a la defensa y propaganda del partido. También se acordó consignar
en la presente acta la satisfacción con que el partido ha visto la conducta
observada por el periódico órgano del partido integrista EL SIGLO FUTURO, al
interpretar y desarrollar el programa político del integrismo, especialmente en
estos últimos días El Sr. D, Juan Manuel Ortí y Lara usó de la palabra y
expuso su juicio sobre la conducta del partido, en lo religioso y lo político,
en relación consigo mismo y respecto á la unión de los católicos, y con entera
subordinación en todo á las enseñanzas, los mandatos y deseos del Papa y los
Obispos. Seguidamente se presentaron varias proposiciones á la deliberación de
la Asamblea, que acordó el nombramiento de comisiones que las estudiaran
detenidamente y diesen dictamen sobre ellas. Para el nombramiento de las
comisiones se resolvió que los representantes de cada Región designasen para
cada comisión un individuo. Examinados los poderes de los representantes, se
procedió á la lectura de los apoderados, quedando la Asamblea constituida con
las siguientes representaciones
JUNTA CENTRAL.
D. Ramón Nocedal, Presidente.—D,
Juan Manuel Ortí y Lara, Vicepresidente.—D. Liborio Ramery, Vocal.—D.
José Pérez de Guzmán, Id.—D. Carlos Gil Delgado y Tacón, Ídem.
REPRESENTADOS POR EL SEÑOR NOCEDAL.
D. Javier Rodríguez de Vera, Vocal.—Don
Fernando Fernández de Velasco, Id.—Don Ramón María Alvarado, Id.
JUNTAS REGIONALES
Francisco
de Paula Quílez, Vicepresidente de la
Regiomal.-D. Manuel Peinado,
dé la Regional y apoderado de
Castillo de Locubín y de Villardompardo.—D. José María
Sardoica, de Linares.—D. José Fernández Naranjo, id.— Señor conde de Prado, de Arjona,
Villanueva de la Reina y otros puebles del distrito de Andújar.—
D. Emilio Mariscal y Mendoza, de Jaén
y apoderado de las juntas de Martos, Torredonjimeno. Porcuna, Valdepeñas,
Jamilena, Santiago de Calatrava, Fuensanta, Mancha Real y de D. Tomás Serrano,
de Villacarrillo
BIBLIOGRAFÍA:
GONZÁLEZ CUEVAS, Pedro
Carlos. “Historia de las derechas españolas. De la Ilustración a nuestros
días” Biblioteca Nueva, Madrid, 2000
COMELLAS, José Luis. “Cánovas
del Castillo” Ariel S.A. Barcelona, 1997
CANAL, Jordi. “El
Carlismo. Dos siglos de contrarrevolución en España”. Alianza Editorial, Barcelona,
2000
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