"Retablo lateral de Santo Domingo, en la Iglesia de MMDD Nuestra Seora de la Piedad de Torredonjimeno"
Luis Gómez López.
Director de Órdago
Al
penetrar en este templo cenobita tosiriano, podemos admirar, entre otras cosas,
sus retablos y capillas laterales, llamándonos poderosamente la atención el
imponente retablo lateral, de estilo neoclásico el cual alberga las tallas de
los santos dominicanos por excelencia.
Dicho
retablo está compuesto de tres calles, una central, la más ancha y separada por
dos más estrechas en los laterales las cuales se enmarcan por un par de
columnas de fuste liso y rematado ambas en capiteles compuestos jónico-corintio
recubiertos de pan de oro. En la calle central, -qué como ya hemos explicado es
más ancha que las otras dos-, apreciamos una hornacina de arco de medio punto en
cuyo interior se encontramos la talla del santo titular de la Orden de
Predicadores: Santo Domingo de Guzmán. En el espacio entre columnas y a ambos
lados del santo, sobre peanas de madera: Santa Rosa de Lima a la izquierda y
San Martín de Porres a la derecha.
La
parte superior está conformada por un frontón triangular roto, del cual sobresale
una hornacina de medio punto enmarcada por pilastras de madera rematada por un frontón semicircular en cuya
clave se inserta una estrella refulgente con el escudo de la orden en su centro
y sostenida por guirnalda en dorado. En el espacio interior de la hornacina, un
óleo policromado que representa a un Niño Jesús Dormido sobre Cruz, estudio de
este artículo.
"Niño Jesús Dormido sobre lienzo en la parte superior del retablo de MMDD de Torredonjimeno"
El Niño Jesús Dormido
En
la Europa de los siglos XVII y posteriores, era muy frecuente la utilización de
la imagen del Niño Jesús dormido. La escuela Boloñesa era un exponente en este
sentido, siendo los artistas Guido Reni y Giacomo Francia un ejemplo de lo
dicho.
A
España llegó esta tendencia de la mano de Alonso Cano, Murillo y Alonso del
Arco. Pero es sin lugar a dudas Bartolomé Esteban Murillo (1617-1682) quien más
profundizó en dicha temática y el que más provecho sacó de las mismas. Conocida
es su lienzo “Niño Jesús Dormido”, en
el que se representa al niño Dios durmiendo junto a una calavera, símbolo de que
Dios vencerá a la muerte, obra que podemos contemplar en el Museo del Prado.
Pero
volviendo al retablo que nos ocupa, debemos describir la obra como un trabajo en
óleo sobre lienzo policromado de finales del siglo XVII o principios del XVIII,
de autor anónimo, que nos muestra a un rubicundo niño Dios durmiendo sobre la
cruz inclinada. Su cara reposa sobre su mano derecha, mientras que la mano
izquierda recoge, -en una posición forzada-, la bandera de la resurrección o
del Cordero Pascual. El cuerpo, de trazo fino y delicado, se desliza sobre la
cruz apreciándose las redondeces de su figura, propias de la escuela barroca.
El
madero reposa sobre una pilastra arquitectónica rectangular, y a su lado, la
lanza de Longinus, uno de los muchos atributos martiriales con los que se
decora el cuadro. Sobre el madero se aprecia una tela desvaída, casi morada, a
semejanza del color del hábito con el que se representa a Jesús Nazareno, y en
el suelo, dos dados simbolizan el pasaje del evangelio de Juan 19-24
donde los soldados romanos se echarán a suerte las ropas de Nuestro Señor
Jesucristo. Al lado de éstos, tres clavos propios del martirio, y debajo de
ellos podemos apreciar lo que bien podrían ser las treinta monedas con las que
Judas Iscariote vendió a Jesús. En la esquina inferior izquierda, y ténuemente
resaltada, el espectador puede apreciar la corona de espinas.
En
la parte superior del cuadro, a la izquierda, el velo de la Verónica en cuyo
interior se aprecia el contorno de la Santa Faz del cual sólo está definido el
trazo de su contorno. Por debajo del mismo, y apenas legible, se aprecia el títulus de INRI
con la particularidad de que la letra “N” está escrita al revés. Más arriba, un
velo granate abierto –que simboliza el Velo del Templo- deja ver en el centro y
de manera luminosa la figura del Espíritu Santo simbolizado en la paloma. Por
debajo de ésta se aprecia un paisaje brumoso e indefinido que cierra el
conjunto y que hace que el observador se centre en la figura principal.
"Niño Jesús Dormido sobre Cruz. Obra de Alonso del Arco"
Semejanza con la
obra de Alonso del Arco
Alonso
del Arco (1635-1704) es un artista español del barroco tardío perteneciente a
la escuela menor de los pintores del Madrid de Carlos II.
En
el año 1681 realizó su trabajo “Niño
dormido sobre cruz”, obra que se encuentra en la Real Academia de Bellas
Artes de San Fernando.
En
dicho óleo podemos apreciar las múltiples similitudes con el trabajo del
retablo dominico tosiriano para lo cual pasamos a describir.
La
obra de del Arco simboliza a un niño Jesús dormido, siendo su postura muy
similar al trabajo anónimo objeto de nuestro estudio. Aunque la postura es muy
similar, hay que destacar que en el caso de del Arco el niño Dios está de
izquierda a derecha y en el de las dominicas tosirianas está al revés. Por lo demás, podemos
contemplar la misma cartela o títulus,
y una mayor muestra de objetos martiriales así como mejor definidos.
Nos
encontramos ante un óleo tenebrista, con predominio del oscuro frente al claro,
siendo los focos de luz los emitidos por el Espíritu Santo en forma de paloma
en la parte superior y la luminosidad del niño sobre el madero. El resto,
aparece con colores vahídos, desvanecidos entre los grises fuertes y los negros
matizados.
Aun así apreciamos en la
parte superior izquierda, la
escalera y un estandarte romano con el lema SPQR; debajo, y
posado sobre una estructura o base de piedra, el gallo y a su lado la palangana
y el jarrón con el que Pilatos lavó sus manos después de condenar al suplicio
de la cruz a un inocente.
En
la parte inferior izquierda podemos ver la vara con la esponja y a su lado, con
la punta ensangrentada la lanza con la que Longinus atravesó el costado de
Nuestro Señor. Debajo de estos atributos martiriales, aparecen otros como la
corona de espinas, los vergajos con los que fue azotado Nuestro Señor y la caña
que se le dio por cetro mientras los soldados se mofaban de Ecce Homo.
En
la parte inferior, el observador puede apreciar el martillo, las tenazas junto
a los tres clavos y por encima de estos el juego de dados (en este caso tres)
con el que los soldados que custodiaban la cruz de Nuestro Señor se repartieron
sus ropas (ver nota 1). En la parte derecha, al contrario que en el retablo
dominico, aparece la Santa Faz en este caso mejor definida.
Conclusión
Las
similitudes entre ambas obras son grandes. Podemos deducir que el autor anónimo
del retablo tosiriano era conocedor del trabajo efectuado en 1681 por Alonso
del Arco.
La
temática, la postura y los adornos de la obra, así como la composición de la
misma demuestran sin lugar a dudas este hecho.
Podemos
pues, presumir en Torredonjimeno, de tener un trabajo pictórico de gran calidad
reflejo de una obra de mayor calado conservada en la actualidad en el Museo de
Bellas Artes de la Real Academia de San Fernando.
Notas: