viernes, 13 de septiembre de 2013

PARTIDOS POLÍTICOS EN TORREDONJIMENO EN EL SIGLO XIX

"Vista del Ayuntamiento de Torredonjimeno y su plaza. años 70-80"

Luis Gómez
Al echar la vista atrás, contemplamos que durante el final del siglo XIX y principios del siglo XX existieron numerosas vías políticas en el panorama electoral español. Muchas de ellas ya son historia, y desaparecieron con el paso de los años, diluyéndose sus integrantes en el crisol de siglas y partidos que sobrevivieron a los devenires políticos de antaño.

En una anterior entrada de esta misma bitácora, ya tuvimos ocasión de hablar del “Partido Integrista” en la comarca. (Para saber más sobre ese tema, pichar aquí) (http://elblogdecassia.blogspot.com.es/2013/08/el-partido-integrista-catolico-en.html)

En esta ocasión traemos al Blog los nombres de los tosirianos que formaban dicha agrupación política en el año 1892 por la localidad tosiriana.
Dice así la noticia:
El Siglo Futuro
DE TORREDONJIMENO.
»Sr. D. E. Mariscal Mendoza.
»Muy señor nuestro y de nuestra consideración más distinguida; ¡Grata y consoladora sensación ha producido en los que suscriben su adhesión fiel y verdadera á las ideas salvadoras del integrismo tradicional! Grande la alegría que embarga nuestro corazón; profundo el entusiasmo que llena nuestro espíritu, pues vemos con regocijo que el reino católico del Divino Rostro no desmiente la tradicional doctrina de sus antepasados, ni desgarra con la piqueta del liberalismo la hermosa bandera que esgrimiera con su diestra el Santo rey D. Fernando. Mil y mil felicitaciones de los que suscriben, que quisieran infundir en el ánimo de los españoles todo lo grande de su acción abandonando un partido en donde la verdad no existe y cuya bandera está formada de zurcidos, como dijo muy bien nuestro ilustre jefe D. Ramón Nocedal, á cuyas ideas con resolución nos adherimos. Se repiten de Vd. entusiastas admiradores y están á sus órdenes los que con honra se llaman católicos y fieles soldados del integrismo tradicional.
»La junta: Francisco Arrabal. — Manuel Peinado.—Juan Montijano García.—J. Montijano.— Gil Ureña.— Francisco Estrella.— P. Gutiérrez.—Juan G. Mariscal.—Anastasio Gutiérrez de la Fuente.—Manuel Gutiérrez.— Andrés Ureña.—Adhesión de los integristas Luis Ureña.—Juan A. Anguita.—Joaquín López

"Portada de la Revista Órdago de Torredonjimeno nº 4 de enero del año 2000. En la foto de portada, se aprecia una familia tradicionalista de la localidad, formada por D. Juan Montijano Molina, su esposa e hijos. Entre ellos, podemos ver a un jovencísimo D. Juan Montijano Chica (es el niño cuya mano reposa sobre el hombro de su padre), el cual fue sacerdote y último Cronista Oficial de Torredonjimeno

El mismo periódico, unos días más tarde, realiza una corrección sobre el listado adjunto, diciéndonos que:
El Siglo Futuro
Otra adhesión
“El Sr. D. Juan Gutiérrez Mármol, estimadísimo vecino de Torredonjimeno (Jaén), se ha adherido á nuestra comunión, que cada día va viendo aumentar en aquella región el número de sus adeptos.
Dicho señor era uno de los firmantes de la adhesión colectiva que el día 14 publicamos; pero su segundo apellido fué confundido con otro por error de copia, que nos complacemos en rectificar”.

"En la foto, el alcalde tosiriano D. Manuel Gutiérrez. Su nombre es uno de los que aparece en la lista de la Junta local del partido integrista. D. Manuel Gutiérrez fue asesinado por los milicias republicanas en el cementerio de Mancha Real en 1937"

Como se puede comprobar tras la lectura de estas reseñas, se puede deducir que, en contra de la opinión oficialista generalizada, a finales del siglo XIX y principios del XX, existía en la localidad un amplio sector social que pertenecía a partidos de corte conservador y tradicionalistas. Es más, algunos jóvenes tosirianos, así se definían y no dudaban de insertar anuncios de búsqueda de empleo en los diarios de este signo político, describiéndose a sí mismo como “tradicionalista”, tal y como podemos observar en este curioso anuncio ya en el siglo XX:

El Siglo Futuro
“Joven tradicionalista, 26 años, buena presencia, estatura, culto, se ofrece ayuda de cámara, secretario, o cargo análogo. Buenos informes. Razón: Augusto Valdés. Monjas, 4, Torredonjimeno (Jaén)”.

lunes, 26 de agosto de 2013

EL PARTIDO INTEGRISTA CATÓLICO EN MARTOS, JAMILENA, SANTIAGO DE CALATRAVA, PORCUNA Y TORREDONJIMENO. NOTICIA DE LA ASAMBLEA GENERAL DEL PARTIDO INTEGRISTA DE 1893.


"D. Ramón Nocedal, padre del Partido Integrista Católico"

Luis Gómez
El tradicionalismo, como partido de ideología conservadora, sufrió diversas mutaciones y cambios internos a lo largo del siglo XIX.
Ramón Nocedal y Romea, nació en 1842. Era hijo del también político Cándido Nocedal y se le tiene por el fundador de lo que en el panorama político decimonónico se llegará a denominar “partido Integrista o Tradicionalista”. Tuvo serias disputas internas con los otros católicos que formaban parte de las demás fuerzas políticas católicas, e incluso llegó a tildar de “liberal” al propio Carlos VII. Es entonces, cuando el Duque de Madrid, toma la decisión de expulsar a los “rebeldes” firmando el que se denominaría “Manifiesto de Loredán” (10 de julio de 1888). Nocedal respondió por su parte con la “Manifestación de Burgos” (25 de junio de 1889) donde expondría los puntos de lo que a la postre será la creación del “Partido Tradicionalista o Integrista
Los partidos políticos de corte católica durante el s.XIX
Los católicos, partidarios de esta visión política para la salvación de España, se repartían por diversas agrupaciones a lo largo y ancho del país. El grupo más numeroso los constituía la Comunión Católica Monárquica, pero debido a las disensiones internas, a finales del s. XIX, (en el año 1889), dicho partido sufre una escisión que dará lugar a la formación del Partido Católico Nacional, comandado por el periodista y político D. Ramón Nocedal, hijo del también político Cándido Nocedal. Esta nueva formación, será denominada por la prensa y de forma oficiosa como “partido integrista”. A principios de 1875, Cándido Nocedal y su hijo Ramón, fundaron el diario “El Siglo Futuro” con la finalidad de. “contrarrestar las campañas de los sectores católicos, en particular el capitaneado por Alejandro Pidal, partidarios de una acción política posibilista” nos dice Carlos González Cuevas en su libro. Y es que hay que tener en cuenta, que durante el gobierno de Cánovas del Castillo, éste pretendía –y así lo hizo- que se unificasen las fuerzas políticas españolas para poder hacer realidad su sueño, El Turnismo, a modo y semejanza de los partidos ingleses a los que admiraba. Es decir, dos fuerzas políticas de diferente corte ideológico, pero con la misma visión en lo central, es decir, en la visión de Estado y los intereses comunes de éste. Eso nunca funcionó en España y aquellos años pasaron como los más corruptos de la época (nada que ver con lo que hay en el panorama actual, por cierto)

"D. Cándido Nocedal. Padre de D. Ramón y fundador del diario El Siglo Futuro"

Este era el estado del conservadurismo decimonónico, cuando esta nueva acción política de Nocedal provocó una nueva disputa entre el sector tradicionalista que hizo que las fuerzas se decantasen según las tesis de sus líderes. De una parte estaban los partidarios del retraimiento político. Éstos eran más partidarios de una nueva acción militar “carlista” que de la participación activa en la vida política del país. Otros, por el contrario, eran más partidarios de la vía legal, aunque éstos tenían una escasa influencia en la sociedad. En 1879 se impuso la visión de Nocedal, favorable como hemos dicho, al retraimiento; mientras que en el otro sector, representado por Ceferino Suárez Bravo, Vicente de la Hoz y el Conde de Orgaz, eran favorable a la participación electoral. A estos dos grupos, hay que unir el que pretendía transigir con la política del momento y era partidario a la realización de pactos políticos con los gobernantes del momento, facción que era la que comandaba el político Alejandro Pidal Mon
Pidal fue organizando bajo su dirección lo que vino en llamarse “Unión Católica”. En un principio, ésta formación contó con algunos sectores intelectuales y de la aristocracia del momento, (Ortí y Lara y Menéndez y Pelayo entre otros) pero al poco, y viendo la deriva “pactista” de dicho partido, se alejaron y no continuaron prestando su apoyo a ducha  formación pidaliana y mucho más, cuando éste llegó a ser Ministro de Fomento del Gobierno de Cánovas del Castillo.
La formación política de la Unión Católica se constituyó orgánicamente de una Junta Superior Directiva en la capital de España; además se establecieron también Juntas Diocesanas en las capitales de provincia y posteriormente, juntas locales. A esta organización le vino muy bien la unión de los Círculos de Obreros Católicos, que fundara en Córdoba en 1877 el cardenal Ceferino González y cuyos integrantes y directivas terminaron por unirse a la formación de la Unión Católica.
Según Pedro Carlos González Cuevas “La Unión Católica tuvo la clara virtualidad histórica de servir de freno a las posiciones extremistas del tradicionalismo carlista, privándole de la representación exclusiva de los interés católicos”. Las críticas a Pidal y Mon vinieron de todos los sectores. Uno de los más críticos fue Félix Sardá y Salvany, director de la “Revista Popular” y padre intelectual del “integrismo
El Partido Tradicionalista se organizó formalmente en agosto de 1889, con Ramón Nocedal como presidente, Ortí y Lara como vicepresidente, Javier Rodríguez de Vera, José Pérez de guzmán, Fernando Fernández de Velasco, Ramón M. Alvarado, vocales; y Liborio Romery, secretario. Se optó por un sistema de juntas coordinadas para una junta central, esquema que había adoptado así mismo el carlismo, cuya reestructuración dirigida por el Marqués de Cerralbo, estimuló, sin duda, a la de los integristas”, nos dice Jordi Canal en su libro “El Carlismo

"Don Alejandro Pidal Mon. Fundador del partido la Unión Católica"



Es este mismo autor, quien nos dice y nos da cuenta de lo que sigue: “El declive del integrismo como opción política empezó en 1893, coincidiendo con la asamblea que reeligió a ramón Nocedal como jefe. Ortí y Lara abandonó el partido, y poco después lo harían destacados miembros como el director del periódico navarro “El Tradicionalista”, Francisco María de las Rivas, además de Campión y Gil Delgado. A todos ellos se añadiría en 1896 el emblemático Sardá y Salvany. (…) El integrismo persistiría en una posición marginal en el terreno político, conservando no obstante una cierta influencia en lo publicístico”.
A estas resultas, traemos en esta ocasión a nuestro Blog la noticia de la asamblea general del Partido Tradicionalista de 1893, donde se especifican las personas que representan a este partido en las Juntas Regionales, incluidas las de Jamilena, Torredonjimeno Santiago de Calatrava y Porcuna, entre otras. 


"D. Félix Sardá y Salvany. Su libro El Liberalismo es Pecado se considera como obra imprescindible para entender el tradicionalismo del s. XIX"
“El Siglo Futuro, Sábado, 24/06/1893
Asamblea general del Partido Tradicionalista en 1893
ACTA.
JUNTA PEPARATORIA.
En Madrid, á 8 de Junio de 1893, víspera de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, acudiendo á la convocatoria del Presidente de la Junta Central del partido tradicionalista, se reunieron á las siete de la tarde en el local de la Asociación Integrista de esta villa, sito en la casa núm. 29 de la calle de la Luna, los señores que más adelante se relacionan con la representación y carácter que también se expresa. Ocupada la presidencia por el Sr. Nocedal, rogó á un sacerdote que abriera la Asamblea con las preces oportunas. La numerosísima concurrencia que asistía a la sesión con los representantes de las Juntas, y llenaba el amplio salón, se arrodilló ante el Corazón de Jesús que ocupa el testero de preferencia, y rezó el Veni Creator. El Presidente dio cuenta en seguida del objeto de la Asamblea, que es, principalmente, cumplir la base establecida por la Asamblea anterior, según la cual debía reunirse á los cinco años y renovar la dirección superior del partido: con todo lo demás que los señores apoderados quisieran proponer. A propuesta del Presidente acordó la Asamblea asistir en cuerpo á una Misa de Comunión que se celebraría á la mañana siguiente, fiesta del Sagrado Corazón, en el Oratorio del Caballero de Gracia. Y determinó celebrar dos sesiones diarias, una por la mañana, que empezase á las diez, y otra por la tarde, á las siete.
A propuesta de varios individuos dé la Asamblea se dio un amplísimo y absoluto voto de gracias y confianza á D, Ramón Nocedal por su conducta política hasta el día, en cuantos actos ha realizado como jefe del partido tradicionalista, y en la prensa, en el Congreso y en sus trabajos de propaganda; haciéndole extensivo al ex-diputado á Cortes Sr. D. Liborio Ramery, que tan eficaz y valiosamente cooperó en el Parlamento y fuera de él a la defensa y propaganda del partido. También se acordó consignar en la presente acta la satisfacción con que el partido ha visto la conducta observada por el periódico órgano del partido integrista EL SIGLO FUTURO, al interpretar y desarrollar el programa político del integrismo, especialmente en estos últimos días El Sr. D, Juan Manuel Ortí y Lara usó de la palabra y expuso su juicio sobre la conducta del partido, en lo religioso y lo político, en relación consigo mismo y respecto á la unión de los católicos, y con entera subordinación en todo á las enseñanzas, los mandatos y deseos del Papa y los Obispos. Seguidamente se presentaron varias proposiciones á la deliberación de la Asamblea, que acordó el nombramiento de comisiones que las estudiaran detenidamente y diesen dictamen sobre ellas. Para el nombramiento de las comisiones se resolvió que los representantes de cada Región designasen para cada comisión un individuo. Examinados los poderes de los representantes, se procedió á la lectura de los apoderados, quedando la Asamblea constituida con las siguientes representaciones
JUNTA CENTRAL.
D. Ramón Nocedal, Presidente.—D, Juan Manuel Ortí y Lara, Vicepresidente.—D. Liborio Ramery, Vocal.—D. José Pérez de Guzmán, Id.—D. Carlos Gil Delgado y Tacón, Ídem.
REPRESENTADOS POR EL SEÑOR NOCEDAL.
D. Javier Rodríguez de Vera, Vocal.Don Fernando Fernández de Velasco, Id.—Don Ramón María Alvarado, Id.
JUNTAS REGIONALES
Francisco de Paula Quílez, Vicepresidente de la Regiomal.-D. Manuel Peinado,  la Regional y apoderado de Castillo de Locubín y de Villardompardo.—D. José María Sardoica, de Linares.—D. José Fernández Naranjo, id.Señor conde de Prado, de Arjona, Villanueva de la Reina y otros puebles del distrito de Andújar.— D. Emilio Mariscal y Mendoza, de Jaén y apoderado de las juntas de Martos, Torredonjimeno. Porcuna, Valdepeñas, Jamilena, Santiago de Calatrava, Fuensanta, Mancha Real y de D. Tomás Serrano, de Villacarrillo
BIBLIOGRAFÍA:
GONZÁLEZ CUEVAS, Pedro Carlos. “Historia de las derechas españolas. De la Ilustración a nuestros días” Biblioteca Nueva, Madrid, 2000
COMELLAS, José Luis. “Cánovas del Castillo” Ariel S.A. Barcelona, 1997
CANAL, Jordi. “El Carlismo. Dos siglos de contrarrevolución en España”. Alianza Editorial, Barcelona, 2000

EL PARTIDO INTEGRISTA CATÓLICO EN NUESTRA COMARCA

Juan Manuel Orti y Lara, natural de Marmolejo, filósofo neotomista y destacado miembro del Partido Integrista
EL PARTIDO INTEGRISTA CATÓLICO EN MARTOS, JAMILENA, SANTIAGO DE CALATRAVA, PORCUNA Y TORREDONJIMENO. (SEGUIDO DE UNA NOTICIA DE LA ASAMBLEA GENERAL DEL PARTIDO INTEGRISTA DE 1893)
El tradicionalismo, como partido de ideología conservadora, sufrió diversas mutaciones y cambios internos a lo largo del siglo XIX.
Ramón Nocedal y Romea nació en 1842. Era hijo del también político Cándido Nocedal y se le tiene por el fundador de lo que en el panorama político decimonónico se llegará a denominar “partido Integrista o Tradicionalista”. El término "integrista" ha pasado al vocabulario mundial, teniendo origen español, pero depauperando su significado y cargándolo de un sentido negativo. Hoy, cuando leemos "integrista" entendemos el vocablo como sinónimo de "fundamentalista" y "fanático", con una carga peyorativa imposible de soslayar; sin embargo, el "integrismo" español solo reclamaba la pureza de los principios y una adhesión íntegra (=entera) a ellos, sin permitir que se corrompieran por las conveniencias y tejemanejes de los oportunistas que vivían de la política. En modo alguno eran hombres violentos ni cerriles: el ejemplo es que nuestro paisano Juan Manuel Orti y Lara (Marmolejo, 1826 - 1904) fue uno de los más señalados del Partido Integrista y su cultura estaba avalada por su ejercicio periodístico y su alto magisterio en Filosofía (fue uno de los más contundentes opositores al krausismo).
Nocedal tuvo serias disputas internas con los otros católicos que formaban parte de las demás fuerzas políticas católicas, e incluso llegó a tildar de “liberal” al propio Carlos VII. Es entonces, cuando el Duque de Madrid, toma la decisión de expulsar a los “rebeldes” firmando el que se denominaría “Manifiesto de Loredán” (10 de julio de 1888). Nocedal respondió por su parte con la “Manifestación de Burgos” (25 de junio de 1889) donde expondría los puntos de lo que a la postre será la creación del “Partido Tradicionalista o Integrista
LOS PARTIDOS POLÍTICOS DE CORTE CATÓLICO DURANTE EL SIGLO XIX
Los católicos, partidarios de esta visión política para la salvación de España, se repartían por diversas agrupaciones a lo largo y ancho del país, casi siempre bajo el nombre de "Círculo". El grupo más numeroso los constituía la Comunión Católica Monárquica, pero debido a las disensiones internas, a finales del s. XIX (en el año 1889), dicho partido sufre una escisión que dará lugar a la formación del Partido Católico Nacional, comandado por el periodista y político D. Ramón Nocedal, hijo del también político Cándido Nocedal, más arriba referidos. Esta nueva formación, será denominada por la prensa y de forma oficiosa como “partido integrista”. A principios de 1875, Cándido Nocedal y su hijo Ramón, fundaron el diario “El Siglo Futuro” con la finalidad de “contrarrestar las campañas de los sectores católicos, en particular el capitaneado por Alejandro Pidal, partidarios de una acción política posibilista” nos dice Carlos González Cuevas. Y es que hay que tener en cuenta, que durante el gobierno de Cánovas del Castillo, éste pretendía –y así lo hizo- que se unificasen las fuerzas políticas españolas para poder hacer realidad su sueño: el Turnismo, a modo y semejanza de los partidos ingleses a los que admiraba. Es decir, dos fuerzas políticas de diferente signo ideológico, pero con la misma visión en lo central, es decir, la visión de Estado y los intereses comunes de éste turnándose pacíficamente previo acuerdo, mientras se enriquecían a manos llenas a costa del país. Eso nunca funcionó en España y aquellos años pasaron como los más corruptos de la época (nada que ver con lo que hay en el panorama actual, por cierto).
Éste era el estado del conservadurismo decimonónico, cuando esta nueva acción política de Nocedal provocó una nueva disputa entre el sector tradicionalista que hizo que las fuerzas se decantasen según las tesis de sus líderes. De una parte estaban los partidarios del retraimiento político: estos eran más partidarios de una nueva acción militar “carlista” que de la participación activa en la vida política del país. Otros, por el contrario, eran más partidarios de la vía legal, aunque éstos tenían una escasa influencia en la sociedad. En 1879 se impuso la visión de Nocedal, favorable como hemos dicho, al retraimiento; mientras que en el otro sector, representado por Ceferino Suárez Bravo, Vicente de la Hoz y el Conde de Orgaz, se estaba a favor de la participación electoral. A estos dos grupos hay que unir el que pretendía transigir con la política vigente y era partidario de la realización de pactos políticos con los gobernantes del momento, facción que era la que comandaba el político Alejandro Pidal Mon.

Alejandro Pidal y Mon
Pidal fue organizando bajo su dirección lo que vino en llamarse “Unión Católica”. En un principio, ésta formación contó con algunos sectores intelectuales y de la aristocracia del momento (Ortí y Lara y Menéndez y Pelayo entre otros) pero al poco, y viendo la deriva “pactista” de dicho partido, se alejaron y no continuaron prestando su apoyo a dicha  formación pidaliana y mucho más, cuando éste llegó a ser Ministro de Fomento del Gobierno de Cánovas del Castillo.
La formación política de la Unión Católica se constituyó orgánicamente de una Junta Superior Directiva en la capital de España; además se establecieron también Juntas Diocesanas en las capitales de provincia y posteriormente, juntas locales. A esta organización le vino muy bien la unión de los Círculos de Obreros Católicos, que fundara en Córdoba en 1877 el cardenal Ceferino González y cuyos integrantes y directivas terminaron por unirse a la formación de la Unión Católica.
Según Pedro Carlos González Cuevas “La Unión Católica tuvo la clara virtualidad histórica de servir de freno a las posiciones extremistas del tradicionalismo carlista, privándole de la representación exclusiva de los interés católicos”. Las críticas a Pidal y Mon vinieron de todos los sectores. Uno de los más críticos fue Félix Sardá y Salvany, director de la “Revista Popular” y padre intelectual del “integrismo” que escribió el memorable ensayo "El liberalismo es pecado".
Ramón Nocedal

El Partido Tradicionalista se organizó formalmente en agosto de 1889, con Ramón Nocedal como presidente, Ortí y Lara como vicepresidente, Javier Rodríguez de Vera, José Pérez de Guzmán, Fernando Fernández de Velasco, Ramón M. Alvarado, vocales; y Liborio Romery, secretario. Se optó por un sistema de juntas coordinadas para una junta central, esquema que había adoptado así mismo el carlismo, cuya reestructuración dirigida por el Marqués de Cerralbo, estimuló, sin duda, a la de los integristas”, nos dice Jordi Canal en su libro “El Carlismo
Es este mismo autor, quien nos dice y nos da cuenta de lo que sigue: “El declive del integrismo como opción política empezó en 1893, coincidiendo con la asamblea que reeligió a Ramón Nocedal como jefe. Ortí y Lara abandonó el partido, y poco después lo harían destacados miembros como el director del periódico navarro “El Tradicionalista”, Francisco María de las Rivas, además de Campión y Gil Delgado. A todos ellos se añadiría en 1896 el emblemático Sardá y Salvany. (…) El integrismo persistiría en una posición marginal en el terreno político, conservando no obstante una cierta influencia en lo publicístico”.
Al hilo de esto y por la influencia que tuvo en la comarca, traemos en esta ocasión a nuestro BLOG DE CASSIA la noticia de la asamblea general del Partido Tradicionalista de 1893, donde se especifican las personas que representan a este partido en las Juntas Regionales, incluidas las de Jamilena, Torredonjimeno Santiago de Calatrava y Porcuna, entre otras. 
Luis Gómez
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DOCUMENTACIÓN
“El Siglo Futuro, Sábado, 24/06/1893
Asamblea general del Partido Tradicionalista en 1893
ACTA.
JUNTA PEPARATORIA.
En Madrid, á 8 de Junio de 1893, víspera de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, acudiendo á la convocatoria del Presidente de la Junta Central del partido tradicionalista, se reunieron á las siete de la tarde en el local de la Asociación Integrista de esta villa, sito en la casa núm. 29 de la calle de la Luna, los señores que más adelante se relacionan con la representación y carácter que también se expresa. Ocupada la presidencia por el Sr. Nocedal, rogó á un sacerdote que abriera la Asamblea con las preces oportunas. La numerosísima concurrencia que asistía a la sesión con los representantes de las Juntas, y llenaba el amplio salón, se arrodilló ante el Corazón de Jesús que ocupa el testero de preferencia, y rezó el Veni Creator. El Presidente dio cuenta en seguida del objeto de la Asamblea, que es, principalmente, cumplir la base establecida por la Asamblea anterior, según la cual debía reunirse á los cinco años y renovar la dirección superior del partido: con todo lo demás que los señores apoderados quisieran proponer. A propuesta del Presidente acordó la Asamblea asistir en cuerpo á una Misa de Comunión que se celebraría á la mañana siguiente, fiesta del Sagrado Corazón, en el Oratorio del Caballero de Gracia. Y determinó celebrar dos sesiones diarias, una por la mañana, que empezase á las diez, y otra por la tarde, á las siete.
A propuesta de varios individuos dé la Asamblea se dio un amplísimo y absoluto voto de gracias y confianza á D, Ramón Nocedal por su conducta política hasta el día, en cuantos actos ha realizado como jefe del partido tradicionalista, y en la prensa, en el Congreso y en sus trabajos de propaganda; haciéndole extensivo al ex-diputado á Cortes Sr. D. Liborio Ramery, que tan eficaz y valiosamente cooperó en el Parlamento y fuera de él a la defensa y propaganda del partido. También se acordó consignar en la presente acta la satisfacción con que el partido ha visto la conducta observada por el periódico órgano del partido integrista EL SIGLO FUTURO, al interpretar y desarrollar el programa político del integrismo, especialmente en estos últimos días El Sr. D, Juan Manuel Ortí y Lara usó de la palabra y expuso su juicio sobre la conducta del partido, en lo religioso y lo político, en relación consigo mismo y respecto á la unión de los católicos, y con entera subordinación en todo á las enseñanzas, los mandatos y deseos del Papa y los Obispos. Seguidamente se presentaron varias proposiciones á la deliberación de la Asamblea, que acordó el nombramiento de comisiones que las estudiaran detenidamente y diesen dictamen sobre ellas. Para el nombramiento de las comisiones se resolvió que los representantes de cada Región designasen para cada comisión un individuo. Examinados los poderes de los representantes, se procedió á la lectura de los apoderados, quedando la Asamblea constituida con las siguientes representaciones
JUNTA CENTRAL.
D. Ramón Nocedal, Presidente.—D, Juan Manuel Ortí y Lara, Vicepresidente.—D. Liborio Ramery, Vocal.—D. José Pérez de Guzmán, Id.—D. Carlos Gil Delgado y Tacón, Ídem.
REPRESENTADOS POR EL SEÑOR NOCEDAL.
D. Javier Rodríguez de Vera, Vocal.Don Fernando Fernández de Velasco, Id.—Don Ramón María Alvarado, Id.
JUNTAS REGIONALES
Francisco de Paula Quílez, Vicepresidente de la Regiomal.-D. Manuel Peinado,  la Regional y apoderado de Castillo de Locubín y de Villardompardo.—D. José María Sardoica, de Linares.—D. José Fernández Naranjo, id.Señor conde de Prado, de Arjona, Villanueva de la Reina y otros puebles del distrito de Andújar.— D. Emilio Mariscal y Mendoza, de Jaén y apoderado de las juntas de Martos, Torredonjimeno. Porcuna, Valdepeñas, Jamilena, Santiago de Calatrava, Fuensanta, Mancha Real y de D. Tomás Serrano, de Villacarrillo
BIBLIOGRAFÍA:

GONZÁLEZ CUEVAS, Pedro Carlos. “Historia de las derechas españolas. De la Ilustración a nuestros días” Biblioteca Nueva, Madrid, 2000
COMELLAS, José Luis. “Cánovas del Castillo” Ariel S.A. Barcelona, 1997
CANAL, Jordi. “El Carlismo. Dos siglos de contrarrevolución en España”. Alianza Editorial, Barcelona, 2000

lunes, 22 de julio de 2013

LA MONJA DE LAS LLAGAS EN BAEZA

Sor Patrocinio, La Monja de las Llagas, posa con la milagrosa talla de
Nuestra Señora del Olvido

ENTRE LA MÍSTICA Y LA MILAGRERÍA, LA MONJA CLAVE DEL SIGLO XIX ESPAÑOL

Por Manuel Fernández Espinosa


Aunque EL BLOG DE CASSIA trata, con especial atención, las noticias, anécdotas, personajes y cuestiones tosirianas, todo lo que sirva al mejor conocimiento de nuestra historia provincial encuentra su cabida aquí. Es por ello que, en esta ocasión, nos centramos en la bella ciudad de Baeza y, con este breve artículo, tratamos de arrojar luz sobre un tema poco conocido, pero que -como veremos- tuvo su trascendencia local.
 
El siglo XIX español fue una centuria de inaudita agitación política y social: España se debate en la lucha atroz entre unas minorías extranjerizadas y radicalizadas (liberales) y una mayoría que trata de defenderse como puede, para impedir que se implanten políticas sectarias, anticlericales y despreciadoras de la tradición hispánica. Los liberales se sirven de todos los medios a su alcance, también ilegítimos, para auparse al poder: conspiraciones de sociedades secretas (francmasonería, Los Hijos de Padilla, La Carbonaria italiana transplantada a la Península Ibérica...) se conjuran en sus antros para coordinar pronunciamientos militares que implanten por la fuerza el constitucionalismo liberal (inspirado en la Constitución de 1812 con sus posteriores implementaciones); perdemos la España de Ultramar, también por la traición de los criollos atiborrados de literatura enciclopedista, liberal y masonizante; revoluciones; guerras fratricidas que enfrentan a los carlistas con las diversas mutaciones revolucionarias, etcétera... Aquí es oportuno recomendar Los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós que, en un despliegue de laboriosidad y talento, retrató los principales hitos del siglo XIX a través de sus novelas.
 
Durante el reinado de Isabel II una monja se convertiría en protagonista de sendos episodios que conmocionarían a la opinión pública, agitada por la prensa masónica que no cesaba de escandalizar y crear un ambiente anticlerical con nefastas y sangrientas consecuencias. Esta monja fue conocida como La Monja de las Llagas, en el siglo se llamó María Josefa de los Dolores Anastasia de Quiroga Capopardo (1811-1891). Nacida en plena Guerra de la Independencia, hija de un noble servidor de la Casa Real, María Josefa rechazaría propuestas matrimoniales muy suculentas, como la realizada por uno de los políticos liberales más famosos de buena parte del siglo XIX, D. Salustiano Olózaga (1805-1873). Pero Dios tenía otros planes para aquella joven, la llamaba al claustro conventual. En 1826 la doncella ingresa en el Convento de las Comendadoras de Santiago y años después, por diversos problemas, ingresa como monja en el Convento del Caballero de Gracia, de la Orden de la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora. Fue en el curso del año 1829 cuando tiene ocasión la primera de las experiencias místicas más notables: Sor Patrocinio presenta una llaga en el costado que pronto se interpreta como estigma de la pasión de Cristo. A raíz de ello empieza a adquirir fama de mística. En 1830 hace su profesión solemne y toma el nombre de Sor María Rafaela de los Dolores y del Patrocinio, siendo más conocida como Sor Patrocinio o La Monja de las Llagas. Pero las presuntas experiencias místicas no cesan y Sor Patrocinio declarará que el día 13 de agosto de 1830 tuvo una celestial aparición de la Virgen María que se le presentó bajo la advocación de María del Olvido, Triunfo y Misericordias: lo más sorprendente es que aquella aparición de la Virgen María dejaría una talla material como testimonio de su aparición, sagrada imagen escultural que siempre llevaría consigo Sor Patrocinio.
 
España tiene una larguísima y acendrada tradición de místicos, pero el siglo XIX estaba haciendo más descreídos a los españoles de lo que lo habían sido sus piadosos (y tantas veces, cierto es, milagreros) antepasados. Las noticias de Sor Patrocinio y sus experiencias místicas (estigmas, apariciones marianas, lucha con Lucifer, etcétera) trascienden las celosías conventuales y en los extramuros causan, entre las almas más piadosas, estupor y una religiosa curiosidad, y por el lado antagónico, entre los hombres de ideas más avanzadas, estas historias producen una sardónica mueca de incredulidad, escepticismo y hasta odio. A todo esto, el brillante demagogo D. Salustiano Olózaga no ha depuesto sus pretensiones e incluso llega a servirse de su influencia política para violar el sagrado del convento y secuestrar a Sor Patrocinio -con la aquiescencia de la madre y la hermana de la monja. El político le propone abandonar la vida religiosa y casarse con él, para gozar de los triunfos mundanos de su prometedora carrera. La monja no cede y al final el político tiene que dejar volver a Sor Patrocinio a la paz conventual.
 
Isabel II se interesará por Sor Patrocinio y la proximidad de la Monja de las Llagas al Trono traerá consigo mil y una molestias para la monja. Esta cercanía al centro del poder la convierte en fácil presa de las calumnias y no se ahorran las más obscenas caricaturas de la monja y su camarilla, viñetas pornográficas que estampan los liberales anticlericales para desprestigiar a la familia de Isabel y a la Monja que se supone que la aconseja. La misma Isabel II llegará a escribir:
 
"Contra ella [contra Sor Patrocinio] se ha dicho todo lo malo que decirse puede; pero todo fue urdido por los emisarios del maldito Satanás, que, así como a los primitivos cristianos echaban los gentiles la culpa de cuantas desgracias ocurrían, así también los masones, si se encendía en España una guerra civil, si caía un Ministerio, si se atentaba contra mi Real persona, si se daba algún puesto a algún personaje, en seguida gritaban por medio de la Prensa impía: "Son cosas de la monja Sor Patrocinio"."
 
(Declaración de Isabel II, 18 de enero de 1904)
 
Sor Patrocinio e Isabel de Borbón, hija de Fernando VII, "Reina" según la historia oficial
 
 
Pero sus hostiles detractores no se conformaron tan solo con ensuciar la fama de Sor Patrocinio. A principios del año 1849 se presenta en el convento un caballero desconocido y pide conferenciar con Sor Patrocinio. Ésta se niega a atenderlo, pero la abadesa le obliga por voto de obediencia a ir con ella al locutorio. La abadesa y Sor Patrocinio reciben al extraño y cuando éste las tiene cara a cara, saca una pistola y dispara contra Sor Patrocinio, pero con tan mala puntería que no logra el objetivo de asesinarla. La anciana abadesa que presenció el atentado moriría el 2 de febrero a consecuencia de aquella impresión tan fuerte. Sor Patrocinio sobreviviría. El sacrílego criminal era un sicario de las logias masónicas, enviado para eliminar a la Monja de las Llagas. La animadversión y el odio que le profesaban los masones, la mala fama que le daban con sus calumnias y difamaciones, depararían a la postre que Sor Patrocinio sufriera varios destierros a lo largo de su vida, viéndose obligada a recoger sus pobres pertenencias y salir por la noche, en algún coche de caballos, rumbo a los conventos más remotos de la península: queríase a todo trance impedir que Isabel II estuviera cerca de lo que se consideraba una influencia clerical y, por lo tanto, nefasta para los intereses liberales.
 
Es así como el 16 de marzo de 1855 se le hace llegar la orden de su destierro:

"...he dispuesto que salga usted mañana para el punto destinado por el Gobierno de Su Majestad, con el decoro y comodidad propias de la respetable clase a que pertenece. -Dios guarde a V. M. A." -le escribe Luis Sagasti.
 
El "punto destinado por el Gobierno de Su Majestad" en esa ocasión era el Convento de Santa Catalina de Baeza. El 17 de marzo de 1855 Sor Patrocinio se pone de camino a Baeza. Su estancia en Baeza será breve. El 27 de agosto de 1855, después de fallecer el, también desterrado con ella, prelado Fray Faustino de Losa a consecuencia de una de las cíclicas epidemias de cólera que sufre Jaén en el siglo XIX, Sor Patrocinio es trasladada al Convento de Madres Dominicas de Benavente. Pudiera parecer que su corta estadía en el convento baezano no dejara ni señal, pues tan poco tiempo se nos figura; pero sí que dejó alguna secuela, no olvidemos que Sor Patrocinio era famosa -tantas veces a su pesar.
 
Hemos encontrado una de las secuelas de Sor Patrocinio en la vida jaenera del siglo XIX. Y lo hemos encontrado siguiendo esa intuición que algunas veces se nos ha reprochado. En efecto, se trata de una intuición, pero bien fundada. Hemos podido comprobar que el paso de Sor Patrocinio tuvo que ser un revulsivo para los círculos religiosos de la aristocracia baezana. La presencia de una amiga de la Reina Isabel II en el poblachón levítico de Baeza tuvo que concitar las idas y venidas, las visitas, de muchas personalidades locales de la aristocracia y de la alta burguesía de Baeza y sus alrededores. Y esto lo inferimos de los nombres de pila que se van a estilar y, en concreto, lo mostraremos con el caso de una familia de Begíjar y Baeza.
 
La poetisa Patrocinio de Biedma y La Moneda
 
 
Patrocinio de Biedma y La Moneda (1848-1927) es una de las figuras que Jaén aportó al panorama literario de la segunda mitad del siglo XIX. Patrocinio fue articulista y poetisa. Aunque nació el 13 de marzo de 1848 en Begíjar, su matrimonio con D. José María de Cuadros y Arellano, Marqués de San Miguel de la Vega, la llevó a instalarse en la ciudad de Baeza, residencia del Marqués su esposo. El matrimonio tendría tres hijos, pero los tres murieron a temprana edad y el Marqués de San Miguel de la Vega moriría a los diez años después de casados, dejándola viuda. En segundas nupcias Patrocinio une su vida a la de D. José Rodríguez y Rodríguez y muda de domicilio, instalándose en Cádiz. Su segundo esposo era director de "La Crónica Gaditana", esto explica que la escritora encontrara lugar en la prensa para su expansión literaria, dándose a conocer y teniendo una cierta influencia en el mundo literario de la época, a través de sus artículos en prosa o bien con sus poesías. Las luctuosas pérdidas de su juventud (sobre todo aquellos hijos prematuramente muertos) estimularon a Doña Patrocinio a ejercer una activa militancia en pro de la vida y de la infancia: Patrocinio fue el alma máter del Congreso de Protección a la Infancia que se celebraría el año 1888 en Cádiz.
 
Cuando sacan de pila a Patrocinio de Biedma es el año 1848 y la Monja de las Llagas no ha llegado todavía a Baeza, cierto; pero su fama ha trascendido lo suficiente como para saberse de ella en todas las villas adonde llega un periódico. Sin embargo, para que se disuelvan todas las dudas sobre la influencia de la Monja de las Llagas en la familia de la poetisa jaenera, baste decir que uno de los tres hijos de los Marqueses de San Miguel de la Vega (D. José María de Cuadros y Arellano y Doña Patrocinio de Biedma y La Moneda) se llamaba precisamente Don José María del Olvido Quadros de Biedma. Así lo sabemos por los títulos de los poemas de Doña Patrocinio: "Elegías a la memoria del niño Don José María del Olvido Quadros de Biedma, muerto a los seis años de edad" (año 1874), "La oración a mi hijo José del Olvido" y "Ecos de amor. A mi hijo José del Olvido" (año 1874). Pese a la usanza de esas interminables retahílas de nombres del santoral, costumbre de la época era imponer a los niños en su bautismo una serie de nombres como santos tutelares, el nombre del malhadado hijo de Doña Patrocinio se resume en "José del Olvido". Recordemos que Sor Patrocinio, la Monja de las Llagas, propagó una devoción mariana en concreto, la que se le apareció bajo la advocación de Nuestra Señora del Olvido, Triunfo y Misericordias. Creo que, conociendo la psicología de la época, con este dato en la mano no hay que poner en duda que los Biedma y los Cuadros tuvieron trato personal con la Monja de las Llagas durante su breve destierro en Baeza.
 

BIBLIOGRAFÍA:

"Episodios Nacionales", Benito Pérez Galdós.

"Sor Patrocinio. La Monja de las Llagas", de Benjamín Jarnés, Espasa-Calpe.

"Viejos poetas giennenses", Manuel María Morales Cuesta, Ed. Jabalcuz.

 
 

domingo, 30 de junio de 2013

SOBRE EL PROTESTANTISMO EN ESPAÑA

D. Manuel Muñoz y Garnica
 
EL PROTESTANTISMO EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XIX
 
Por Manuel Fernández Espinosa
 
El feliz hallazgo que merecemos a las investigaciones de D. Luis Gómez López, publicado recientemente en este blog, ha puesto al descubierto otra empresa cultural más, de las acaudilladas por el infatigable D. Francisco de Paula Ureña y Navas. Al Círculo de Obreros Católicos de Torredonjimeno, hay que sumar a partir de ahora la Sociedad Católico-Literaria de los Amigos de los Pobres que descubría D. Luis Gómez en sus indagaciones de hemeroteca. Ni que decir tiene la satisfacción que nos produce constatar nuevamente que en el curso del siglo XIX y primera mitad del XX la actividad de los carlistas locales (tradicionalistas o integristas) fue una realidad y, por supuesto, se refuerza cada día más nuestra hipótesis de partida: a saber, que Torredonjimeno (así como otras localidades de la comarca: Jamilena, Higuera y Santiago de Calatrava, Porcuna, Lopera, Valdepeñas de Jaén, Martos...) fueron poblaciones en las que hubo una fuerte presencia de tradicionalistas carlistas.
 
El texto que publicaba D. Luis Gómez y que firmaban los miembros de la Sociedad Católico-Literaria de los Amigos de los Pobres de Torredonjimeno merece ahora nuestra atención. Vamos a trazar un breve bosquejo histórico que sirva de comentario para comprender mejor el texto en su contexto. Dice así:
 
“Señor Director del SIGLO FUTURO.
Muy señor nuestro: El nombre, las glorias y la caballerosidad de la católica España constituyen el móvil fortísimo que impulsa á los infrafirmantes, jóvenes individuos de la «Sociedad católico-literaria de Amigos de los pobres », de Torredonjimeno (Jaén), á suplicar á Vd. dé cabida en su católico diario á la presente, protestando solemnemente contra la impía, heretical y absurda permisión del tan sonado templo luterano en nuestra corte. Casi tienen el presentimiento de que no han de ser oídas las justas reclamaciones de los católicos españoles; pero no importa; así sabrán mejor, y una vez más, que es de hijos bien nacidos llorar y sentir las desgracias de su patria. Ni la paz, ni la cultura, ni la honradez pueden aconsejar al gobierno lo que todos los católicos, que son los españoles verdaderos, ni deben permitir, ni mucho menos aprobar; y que el protestantismo no da paz, bien claro lo dice la historia con las guerras religiosas de Inglaterra, Alemania y Francia; que no trae la ilustración, antes la quita, harto demostrado lo tiene nuestro Balmes en el mejor de sus libros; y que lleva en su frente la deshonra, demostrando con evidencia la impura cuna que le meció en su infancia, la obscena ropa que vistió de joven y el sucio manto que hoy cubre su decrepitud y sus mentiras. ¡Lástima grande que la España que supo y apartó de sus hijos la peste de la herejía, abra sus puertas al error y se manchen con el lodo y el cieno que arrojan otras naciones.

 
Torredonjimeno, festividad de la Purificación de Nuestra Señora, 2 dé Febrero de 1893.

Presidente efectivo, J. de la Cruz Pérez Ortega.— Vicepresidente, Francisco de P. Ureña Navas.—
Secretario, Pedro Aranda Ocaña.—Tesorero, Esteban Serrano Zafra;—Socios efectivos: Manuel Peinado Izquierdo.—Ernesto Pérez Ureña.— Antonio Ureña Estrella.—Francisco Ureña Estrella. —Juan Benito Vegara Martos.— Francisco Ortega Montejero. — Juan Erin de Fuente.—Dámaso Calahorra.—Gerardo Muñoz. —Crisóstomo Ureña Estrella. —Juan Jacinto Cañada Ureña”.
 
En el cuerpo del texto se alude a un libro de Balmes: "harto demostrado lo tiene nuestro Balmes en el mejor de sus libros". El redactor de este manifiesto de repulsa a la instalación de un templo protestante en Madrid estaba refiriéndose, sin ninguna duda, al libro "El protestantismo comparado con el catolicismo en sus relaciones con la civilización europea" (del año 1840), formidable tratado de apología católica que hay que haber leído para poder comprender el énfasis que ponen nuestros católicos tosirianos en este texto para reprobar la penetración del protestantismo en España.
 
Jaime Balmes
 
 
EL PROTESTANTISMO EN ESPAÑA: UN PROBLEMA MÁS QUE RELIGIOSO
 
La sensibilidad (diríamos que susceptibilidad, en proporción a la ignorancia) que caracteriza a nuestros contemporáneos puede escandalizarse ante una defensa tan integral del catolicismo frente al protestantismo. Tampoco ayuda mucho, es cierto, la torcida interpretación que del Concilio Vaticano II y el Ecumenismo se ha visto realizada en las últimas décadas, desgraciadamente en el campo católico. Pero si queremos comprender esta reacción de nuestros integristas hemos de tener en cuenta, permítaseme que sea escueto, algunos factores, como son los siguientes:
 
1. El Siglo XIX supuso un siglo de revolución que trastornó España. Al principio fue la invasión napoleónica que traía las perniciosas ideas de la revolución francesa. Pero, mientras España combatía al invasor que trataba de implantar sus errores políticos (falsas libertades, falsa igualdad y falsa fraternidad), los españoles se verán divididos al surgir en Cádiz una secta -la de los liberales- que, mutando a lo largo del siglo, más o menos radicalizados, perpetra la gran traición a la tradición católica y monárquica que caracterizó a España en su más gloriosa Edad.
 
2. El único, natural y legítimo sentir y ser tradicional español se mantuvo en las filas del ejército carlista que no luchaba simplemente por una cuestión dinástica, sino que había empuñado las armas para combatir a una secta minoritaria de españoles extranjerizados que porfiaban en desfigurar España, fascinados por ideales del todo ajenos a los intereses del auténtico pueblo español y convertidos en vasallos de potencias extranjeras, ora Gran Bretaña, ora Francia.
 
3. Es aquí cuando hace acto de presencia el protestantismo en España. Serán misioneros -casi todos británicos y de diversos cultos protestantes (cuáqueros, metodistas...)- los que vengan a España, como si nos hiciera falta a los españoles ser "evangelizados". Este protestantismo incipiente, un injerto extraño, estaba impulsado económicamente por Gran Bretaña (en menor medida por Alemania). En un primer momento puede localizarse el foco de emisión protestante en Gibraltar, desde donde algunos agentes del protestantismo pretendieron extender su doctrina herética por Andalucía, sin resultados dignos de destacar. La propagación del protestantismo no era ajena a determinados intereses políticos que Gran Bretaña se traía entre manos: y es que, en los gabinetes británicos se había visto necesario que, para minar y socavar el vigor de España (siempre una posible amenaza al poderío imperialista anglosajón) había que descatolizarla, protestantizándola. De esta guisa: desarmada y desalmada, España se convertiría en un pelele y la amenaza de un resurgir español se abortaba.
 
4. ¿Hubo protestantes españoles? Los progresos de las diferentes "misiones" protestantes en España no fueron, en modo alguno, relevantes y, teniendo en cuenta el desembolso y la actividad generada por los agentes protestantes británicos, hay que decir que resultó un rotundo fracaso. En general, los españoles que apostataron de la Iglesia Católica, para abrazar la herejía protestante, lo hicieron movidos más por viles intereses que por un auténtico proceso de conversión religiosa. La mayor parte de adeptos españoles al protestantismo decimonónico fueron sacerdotes y religiosos que apostataron del catolicismo, para poder casarse con las mujeres con las que estaban abarraganados (hubo uno que se hizo ortodoxo por el mismo motivo venéreo, poniéndose bajo la autoridad del capellán de la Legación Rusa en España). Los españoles que se hicieron protestantes, sin ser sacerdotes o religiosos, fueron literalmente comprados por los misioneros ingleses que, explotando la miseria y la incultura, pudieron a cambio de un dinero tener clientes para sus misiones: y esto, siempre, en puntos muy localizados, allí donde los británicos explotaban nuestros recursos mineros que, gracias a la corrupción liberal, eran cedidos al plutocrático clan de los Rothschild y sus diversos tentáculos.
 
En el caso de la provincia de Jaén los mineros ingleses y alemanes fueron los que en Linares intentaron abrir una capilla protestante (como abrieron logias masónicas y espiritistas) a la vez que compraban algunas apostasías. Tal ocurrió en Iznatoraf, con un caso que fue muy sonado en su época, siendo ministro de la Gobernación Romero Robledo. Lo que allí ocurrió fue que un "pastor" protestante, a sueldo de una dama inglesa, se querelló contra el párroco católico por haber bautizado un hijo del pastor protestante, a requerimiento de la esposa de éste y madre de la criatura. 
 
5. La primera Constitución Española que aprobaba la "libertad de cultos" fue la promulgada durante el convulso y catastrófico Sexenio Revolucionario que se inició con la llamada Revolución Gloriosa de 1868, si bien es cierto que la Constitución de 1854 ya esbozaba esa libertad de cultos, aunque ésta quedó en agua de borrajas. Al concluir el Sexenio, abierto el proceso de la llamada Restauración Canovista se produjo otra Constitución que se caracterizaba por dar una de cal y otra de arena, tal y como era el espíritu del liberalismo doctrinario de Cánovas del Castillo. Esta imprecisión, esta vaguedad de algunos artículos constitucionales tuvo como consecuencia que los progresistas de Práxedes Mateo Sagasta, eminente director de la masonería en España, realizaran siempre que se veían en el poder una interpretación de la Constitución para lesionar, en la medida de sus posibilidades, los intereses de la Iglesia Católica. El anticlericalismo, el anticatolicismo, era la seña de identidad de los progresistas como lo es hoy (vemos que no han progresado a pesar del paso del tiempo) y todo apoyo a cualquier credo no-católico siempre fue una forma de provocar problemas a los católicos. En 1893, fecha de nuestro texto, le había tocado el turno en el poder a Sagasta y, por lo tanto, no era extraño que el gobierno hubiera accedido a la pretensión de los protestantes que quería erigir un templo en Madrid.
 
6. Los integristas tosirianos (empleamos el término "integrista" en su sentido originario) estaban bien informados del peligro que constituía la propagación del protestantismo en España. No sólo habían leído el portentoso libro de Mosén Jaume Balmes más arriba citado, "El protestantismo comparado con el catolicismo...", sino que contaban con elementos algo más que teóricos: nadie ignoraba en aquel entonces que el protestantismo español servía de tapadera no sólo a los intereses británicos, sino a las conspiraciones revolucionarias. Bajo la cobertura protestante operaban los revolucionarios socialistas y así está demostrado con la intervención de protestantes en la sublevación de Loja, acaudillada por el veterinario Rafael Pérez del Álamo, y que tuvo lugar el año 1861. En este sentido, el cultísimo ubetense Dr. D. Manuel Muñoz y Garnica (1820-1876), canónigo lectoral de la Santa Iglesia de Jaén y director del Instituto provincial de Segunda Enseñanza de Jaén, había escrito en 1861 un libro titulado "El protestantismo inglés y los revolucionarios españoles". D. Manuel Muñoz Garnica había sido corresponsal epistolar de Mosén Balmes en vida del filósofo catalán. Como estrecho colaborador tuvo Balmes al médico D. Benito García de los Santos (1823-1863) que, aunque había nacido en Madrid, era profesor de Historia Natural en el Instituto de Jaén y, por lo tanto, compañero a su vez de Muñoz y Garnica. Desde 1844 a 1846 el profesor García de los Santos y Jaime Balmes, conjuntamente, habían dado a la estampa "El Pensamiento de la Nación", periódico en el que se derramaba la erudición y el talento de Balmes. Es posible también que en fecha imprecisa, Jaime Balmes visitara Jaén a tenor de este pasaje epistolar que le escribe Balmes, desde Madrid, a su amigo García de los Santos:
 
"Quiere usted saber cuándo voy a Jaén; como yo no lo sé tampoco, mal puedo contestar. Salude usted al señor Garnica...".
 
Pero algún día trataremos más detenidamente las figuras de Muñoz Garnica y de Balmes.
 
A modo de plan inicial la cuestión podría quedar presentada en estos factores que simplemente hemos enunciado. Esta no es la historia del protestantismo que quisiera el señor César Vidal, pero ésta es la que hay: la que podemos reconstruir concienzudamente si consultamos los archivos municipales, parroquiales y diocesanos, si investigamos en las hemerotecas y si leemos esos buenos libros que la estupidez políticorrectal mantiene lejos del lector medio español. Nos referimos a la obra completa de Jaime Balmes y a la "Historia de los Heterodoxos Españoles" del ínclito D. Marcelino Menéndez y Pelayo. Poca bibliografía fiable y solvente pudiéramos citar para esta cuestión además de ésta, amén del libro de Muñoz Garnica. 
 
Es por lo tanto muy oportuno que, antes de juzgar un asunto histórico (como es la presencia protestante en España), el contemporáneo prescinda de sus ideas prefabricadas por el desastroso sistema de enseñanza español, desarrollado desde los años 70 a esta parte. No se puede abordar un tema como éste, desde el sentimentalismo estúpido y la idealización de la modernidad. Hay que buscar la verdad en los archivos, en las hemerotecas y en las bibliotecas. El protestantismo en España no es una cuestión simplemente religiosa, sino que tenía consecuencias políticas. El protestantismo en España favorecía la colonización y explotación de nuestros recursos a manos de potencias extranjeras que nos estaban convirtiendo en una colonia, merced a la colaboración de las sectas masónicas y liberales.

Quien prescinde de los esquemas mentales vigentes evita, ante estas cuestiones históricas, el decir pamplinas, que son las que se suelen leer y escuchar cuando el que las escribe o las dice es un analfabeto funcional.
 
George Borrow, el más famoso de los vendedores de Biblias protestantes en España