lunes, 15 de octubre de 2012

EL BARÓN DE VELASCO



Don Fernando Ruano Prieto, Barón de Velasco

Y LAS LOGIAS FANTÁSTICAS
 
Una suerte de moda subliteraria cunde por doquier en cierta literatura de pasatiempo (que, después, en muchos casos, ha tenido su reflejo en el cine). Nos referimos a esas novelas que tienen como tema central un supuesto enigma o misterio oculto -las más de las veces estos secretos son de trascendental importancia para la comprensión de la Historia. Algo tan formidable que, si se sabe, puede desbaratar la Historia Universal, poniéndola toda patas arriba: "Jesús de Nazareth tenía novia, se casó y tuvo hijos" -pongamos por ejemplo- es una de las patrañas preferidas de estos profesionales del bulo.

Cualquiera que sea el secreto que nos propone la novela, dicho secreto suele estar custodiado por una sociedad secreta (buena o mala, depende de la trama). Entonces es cuando interviene otra sociedad secreta (opuesta y antagónica) cuya misión consiste en arrebatar el secreto a los buenos (para ocultarlo a la humanidad y seguir manipulando) o, si la sociedad secreta es buena, entonces su misión consistirá en desposeer a los malos del secreto, para hacer el enorme favor a la humanidad de descubrirle algo que los malos (el Papa, los curas, el Opus Dei, Teresa de Calcuta o Francisco Franco) le ocultaban: ¡qué malos que son los católicos! Así son todas estas novelas que decimos, la de escenas eróticas que salgan dependen del grado de calentamiento mórbido y de la rijosidad de su escritor.

Aunque la más célebre de todas sea "El Código Da Vinci" hay muchas más. Y, en nuestro corral hispánico, tampoco faltan. Aquí tenemos "La lápida templaria", de un tal Nicholas Wilcox (un pseudónimo que afirman que es el de Juan Eslava Galán). Ni que decir tiene que en la mayor parte de estas novelas la Iglesia católica es presentada al lector como el bastión del oscurantismo y el cerrilismo ortodoxo, enemiga de todo progreso humano, hostil a revelar los profundos misterios que guarda, para mantener el monopolio religioso de sus dogmas.

En "La lápìda templaria" son varias las sociedades secretas que se ven involucradas en la carrera por hacerse con la custodia de la Mesa de Salomón: los servicios secretos del Vaticano (cómo iban a faltar) y hasta los servicios secretos de Israel: el Mossad (que siendo la Mesa de Salomón no iban a quedarse ellos en Jerusalén). Los malos, como siempre, son los católicos. En este caso se inventa una sociedad llamada "Los Doce Apóstoles" que se nos pinta en las páginas de esta novela como una organización compuesta por los elementos más tradicionalistas e integristas de la nobleza y el clero de Jaén. Cuando uno está familiarizado con la historia de su provincia, cuando descubre bajo los nombres de los personajes de esta "novela" los nombres de los personajes históricos (algo que no resulta tan difícil) uno piensa que el autor de esta novela (Nicholas Wilcox o Eslava Galán) escriben desde una superficialidad histórica inadmisible.

En la novela uno de los personajes que aparecen es un tal D. José de Peña y Pazo, Marqués del Rincón de la Coronada (por ejemplo), que no es otro que D. José del Prado y Palacio, Marqués del Rincón de San Ildefonso y esposo de nuestra paisana Doña María Teresa Fernández de Villalta y Coca. El Marqués del Rincón de San Ildefonso era un monárquico amigo de Alfonso XIII; su presunto "integrismo" religioso-político solo existe en la mente de Nicholas Wilcox. Hoy no nos vamos a referir a D. José del Prado y Palacio, pero sí vamos a presentar a un personaje desconocido que, siendo de Arjona, no deja de estar relacionado con toda esa mixtificación de la Mesa de Salomón. Nos referimos a Don Fernando Ruano Prieto.
 
Don Fernando Ruano Prieto, Barón de Velasco, nació en Arjona. Doctor en Derecho y Filosofía y Letras fue un historiador que publicó en 1897 "Don Juan II de Aragón y el Príncipe de Viana", Bilbao; "Anexión del Reino de Navarra en tiempo del Rey Católico" (Madrid, 1899) y "Don Martín de Acuña capitán de arcabuceros caballero del hábito de Santiago y espía mayor del rey de las Españas don Felipe II (1544-1558)", Madrid, 1899. En 1916 era Diputado a Cortes por Albarracín y en 1917 fue nombrado Delegado General de Agricultura e Inspector General de Primera Enseñanza. Los estudios arqueológicos y su erudición encontraban una válvula de escape en revistas del ámbito provincial como Don Lope de Sosa.

Al Barón de Velasco se le ocurrió edificar una Capilla para acoger los restos mortales de sus padres. El proyecto original fue del maestro Giovanni, un marmolista italiano, y contó con la ayuda del arquitecto D. Antonio Flórez Urdapilleta. El emplazamiento que se eligió para este mausoleo fue el mismo que tenía la familia en la iglesia parroquial de San Juan de Arjona. El estilo en que fue concebida esta cripta era peculiar: estilo neobizantino en cuyo ábside se trazó un Pantócrator, rodeado por cuatro querubines, siendo grande la belleza de la composición. También trabajó en esta obra D. José Capuz Manzano (Valencia, 1884-Madrid, 1965) que esculpió en mármol de Carrara tres colosales estatuas alegóricas: la Fe, la Esperanza y la Caridad que protegían los nichos funerarios, bajorrelieves en ricos mármoles revisten las paredes. Las milicias del Frente Popular saquearon bárbaramente esta Capilla Enterramiento, dañando en gran parte la obra original.

El arquitecto D. Antonio Flórez Urdapilleta


Es en este panteón familiar en donde la fantasía delirante de muchos -que, por supuesto, se creen iniciados esotéricamente- quiere ver el paradero de la "lápida templaria" (la Mesa de Salomón), el Shem Shemaforash. El Barón de Velasco -aseveran algunos- formaba parte de una Logia Pontificia, la más arriba dicha "Los Doce Apóstoles". Nosotros quisiéramos saber qué narices es una "Logia Pontificia", pues sabemos que en el Vaticano hay masones infiltrados, pero que a la masonería le haya dado por ser "pontificia" es algo que no hemos encontrado en ninguno de los mejores monográficos sobre masonería que podemos encontrar en español. Además de un exceso de fantasía, este tipo de literatura que especula con presuntos y descabellados secretos misteriosos tendría que aportar algo más, estoy pensando en algo así como documentación histórica que pruebe la existencia de las sociedades secretas que se inventan, así como la pertenencia -por ejemplo, la del Barón de Velasco- a este tipo de organizaciones secretas. Cualquiera puede inventarse sociedades secretas en el pasado y meter en cualquiera de ellas a Leonardo Da Vinci, por ejemplo.

Suele pasar que muchos tontos siempre dan de comer a unos pocos listos. Queremos pensar que quienes se inventan estas fábulas no se las creen, pero... Cualquiera sabe. Ya dijo Chesterton que cuando se deja de creer en Dios se cree en cualquier cosa.

Una de las artísticas alegorías de las Virtudes Teologales, obra del valenciano José Capuz.



Manuel Fernández Espinosa

martes, 9 de octubre de 2012

LOS ICONOS Y LA VIRGEN DEL PERPETUO SOCORRO


LOS ICONOS: ARTE SACRAL


La tradición manda que los iconógrafos (los hacedores de iconos) invoquen, antes de ponerse a su tarea, al Divino Maestro Jesucristo con esta oración: "Tú, Divino Maestro de todos los existentes, ilumina y dirige el alma, el corazón y el espíritu de tu siervo, y conduce sus manos para que pueda representar, digna y perfectamente Tu Imagen, la de tu Santa Madre y la de todos los Santos, para mayor honra y gloria de tu Nombre".

Aunque no soy iconógrafo dirijo esta oración al Divino Maestro para que ilumine y dirija el alma, el corazón y el espíritu para escribir esta reflexión sobre un icono célebre para los fieles de la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, pero me temo que muy poco conocido: el de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. 

El arte de los iconos no es simplemente una técnica artística: la realización de un icono no es una operación técnica que se reduzca al conocimiento de un arte o donde todo sea nada más que el mejor o peor resultado del talento y la inspiración de su artífice. El auténtico iconógrafo no es tampoco un artista que realice su obra en virtud de una inspiración propia y personal, plasmando en ella su presunta genialidad. Eso puede haber pasado en occidente... Ha pasado y por eso el arte occidental, después de la exaltación romántica del genio y, sobre todo, tras la imposición de las vanguardias artísticas del siglo XX, se ha degradado hasta su negación misma: hasta esa grotesca caricatura que, expresión de una depravación profunda, ha llegado a llamar "bellas" artes a lo más feo y sin arte que pueda haber: la espontaneidad y la transgresión. Lo horrible, manifestación sensible del mal, pretende pasar por "arte" en nuestros días. Y para ello dispone de muchos museos y galerías modernas.

El iconógrafo no es un artista ansioso por remarcar su personalidad en su obra. Tampoco es un fabricante de iconos que copie iconos y les dé color. El iconógrafo realiza su obra situándose en profunda meditación antes, durante y después de su obra. Y sigue concienzudamente una milenaria tradición sin apartarse de ella por esa vana presunción que tanto muestra el artista occidental para el que todo está desacralizado. Para la tradición de la iglesia oriental el icono es un "sacramental de la presencia": una representación real del mundo sacro y, por eso mismo, la contemplación detenida de un icono nos sume en un cierto estado de extrañeza: el fondo es plano, no se juega con las técnicas pictóricas que pueden producir una ilusión óptica que nos sugieran lejanías, los rasgos de las figuras son muchas veces desproporcionados, pareciendo defectuosos al gusto idealista, tanto como extra-mundanos para la sensibilidad más realista. 

¿Es que los "iconógrafos" no saben pintar? Es la pregunta que se hace el occidental ante los iconos. Pero en este caso, el ignorante -como casi siempre- es el occidental. El iconógrafo emplea la llamada "perspectiva invertida": es el icono el que nos mira a nosotros, siendo para nosotros a manera de una ventana abierta a un mundo ultraterrenal. Por eso mismo, el fondo de los iconos suele ser color de oro, simbolizando la luz gloriosa y sobrenatural.

A lo largo de la tradición a la Virgen María se la ha representado en los iconos como "Theotokos" (en latín "Deípara"), llamada "Madre de Dios" desde el Concilio de Éfeso del año 431, distinguiéndose tres tipos de icono mariano: 

-La "Hodigitria" (Virgen María que muestra el Camino).

-La "Eleusa" (Virgen María de la ternura).

-La "Strastnaia" (Virgen de la Pasión).

Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, representación venerada en la Capilla de Jesús, María y José, actual Capilla del Sagrario de la Sacra Iglesia Parroquial de la Inmaculada Concepción de Santa María de Torredonjimeno.


INTERPRETACIÓN DEL ICONO DEL PERPETUO SOCORRO

La Virgen del Perpetuo Socorro sintetiza las tres tipologías iconográficas más arriba enunciadas. El icono de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro nos ofrece una Virgen María que nos mira dulcemente (Eleusa), sosteniendo en sus brazos al Niño Jesús, al que le toma la mano con la suya, a la vez que en un dulcísimo gesto de su mano señala a Jesucristo como el Camino (Hodigitria). El Niño Jesús no mira a su Madre, sino que dirige sus ojos a San Gabriel que es, con San Miguel, uno de los dos arcángeles que portan los instrumentos de la Pasión: San Miguel lleva la Lanza y la Esponja y San Gabriel que le muestra la Cruz y los Clavos, siendo así una Virgen de Pasión (Strastnaia).

En el icono de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, por lo tanto, se ha condensado visualmente todo un tratado teológico. Todos los tratadistas del Perpetuo Socorro coinciden en decir que el detalle de la sandalia que se le desprende al Niño Jesús sugiere el movimiento de humano temor que, como Hombre Verdadero siente Dios Verdadero ante los recordatorios (Lanza, Esponja, Clavos y Cruz) que los Arcángeles le presentan de su Pasión y Muerte de Cruz. Sin nada que objetar a esa interpretación, nosotros pensamos no obstante que esa sandalia que cuelga del pie del Niño Jesús evoca las palabras de San Juan Bautista, cuando dice: "Ego baptizo in aqua, medius autem vestrum stetit, quem vos nescitis. Ipse est, qui post me venturus est, qui ante me factus est, cuius ego non sum dignus ut solvam eius corrigiam calceamenti" (Secundum Iohannem 1, 26-28) 

Esto es: "Yo bautizo en agua, pero en medio de vosotros está uno a quien vosotros no conocéis, que viene en pos de mí, a quien no soy digno de desatar la correa de la sandalia" (Juan 1, 26-28).

SUCINTA HISTORIA DEL ICONO DE NUESTRA SEÑORA DEL PERPETUO SOCORRO

La piadosa tradición cuenta que este icono fue robado en Creta a finales del siglo XV por un mercader. Su ladrón, en el trance de la muerte, lo confió a un amigo romano, encomendándole que lo llevara a un templo para que se le rindiera culto. El romano quedó encargado de aquello, pero viendo su esposa el icono se prendó de él y no consintió que su marido lo sacara de la casa. Sin embargo, una serie de apariciones y amonestaciones de la misma Virgen a la hija de seis años de aquel matrimonio desobediente, revelaron la advocación bajo la que la Santísima Virgen quería ser venerada a través de ese icono suyo: "Santa María del Perpetuo Socorro"; y también indicó el lugar donde quería ser venerada: "Entre Santa María la Mayor y San Juan de Letrán, en una iglesia dedicada al apóstol San Mateo". El 27 de marzo de 1499 el icono fue colocado en la iglesia de San Mateo que estaba a cargo de los Agustinos. Son muchos los siglos que Santa María del Perpetuo Socorro lleva en Roma. Con la invasión napoleónica, la iglesia de San Mateo fue derribada por decreto del general Massena y los agustinos se llevan la imagen a Santa María in Posterula, donde la colocan y pasa desapercibida hasta que, en el año 1863, los Padres Redentoristas reparan en el icono y lo recuperan, con permiso de Su Santidad Pío IX; es el mismo Papa quien les da el mandato de darlo a conocer al mundo. Dado el estado de cierto deterioro que sufría la antigua imagen se le encarga al artista polaco Leopoldo Nowotny que la restaure. Una vez restaurada, por fin, trasladan la Sagrada Imagen a la Iglesia de San Alfonso María de Ligorio el 6 de abril de 1866. En 1867 fue coronada canónicamente y, con motivo de la coronación, el Capítulo Vaticano le ofrendó las coronas de oro y pedrería que el Niño y la Santa Madre de Dios llevan a día de hoy. La imagen del Perpetuo Socorro que hoy conocemos, después de tantos siglos, una restauración en el siglo XIX y la Coronación, no es la original, por lo tanto, sino que se ha visto modificada.

Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, como todos los iconos de la Virgen Santísima, no llevaba corona ni pedrerías: estas se le añadieron en la Coronación Canónica. Lo que sí llevaba en su origen el icono de la Virgen era el "maphorion" (manto o velo) que tapa gran parte de la frente, en señal de nobleza. Y sobre el manto las tres estrellas con las que representa la iglesia oriental a la Madre de Dios en sus iconos y cuyo simbolismo es la Virginidad de María antes y después del parto.

Esta devoción se propagó pronto por el celo apostólico de los Padres Redentoristas. A España llegó la primera copia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en vísperas de la "Revolución de 1868". Un año antes, en 1867, se expuso en Huete (Cuenca) y allí realizó su primer milagro curando a un niño llamado Lucas que recuperó la vista milagrosamente. Es una advocación de poderosa intercesión y es a la vez un símbolo esperanzador de la reintegración de las iglesias ortodoxas a la Santa Madre Iglesia Católica.

Manuel Fernández Espinosa, 
Licenciado en Filosofía y Letras 
y Diplomado en Ciencias Religiosas.


Invitamos a escuchar este precioso cántico ortodoxo de la gran artista serbia Divna Ljubojevic: "Agni Partene" (Oh, Virgen Pura).

lunes, 8 de octubre de 2012

LOS ORÍGENES DE LA ESPAÑA CRISTIANA




Dedicado con filial gratitud al P. Fray Alejandro Recio Veganzones (O.F.M.).

LA IMPLANTACIÓN DEL CRISTIANISMO EN LA HISPANIA ROMANA

En las últimas décadas del siglo XX se ha producido en España una siniestra tergiversación del sentido auténtico que tiene la devoción a la Virgen María. En Jaén, de la mano del novelista e hierofante Juan Eslava Galán, se ha pretendido vincular la veneración a la Santísima Virgen María con cultos de raigambre pagana, recurriendo a doctrinas esotéricas y heterodoxas que confunden a la Virgen María con antiguas divinizaciones femeninas y matriarcales: Gea, Dea Mater, Dea Celestis, Isis... La diosa blanca de Robert Graves, El secreto de las catedrales de Fulcanelli, El Misterio Gótico y Los templarios están entre nosotros de Gérard de Sède –así como otros presuntos ensayos históricos y esotéricos- pueden aducirse como antecedentes bibliográficos de esta tendencia que se abre paso para extraviar a los cristianos. Se desfigura así la verdadera identidad de María Santísima al equivocarla con diosas paganas que recibieron culto en tiempos pre-cristianos, con la aviesa intención de desposeer de su auténtico significado la verdadera devoción a María.

D. José Orlandis en su Historia de la Iglesia nos lo dice con meridiana claridad: “Las regiones más cristianizadas parecen ser aquellas donde la romanización era también más intensa: las provincias de la Bética y la Tarraconense, es decir, Andalucía y la costa mediterránea.” Es lógico pensar que la evangelización de Hispania franqueara con más facilidad las comunidades más romanizadas que por razones comerciales o políticas tuvieran un mayor trasiego de extranjeros. José María Blázquez señala que: “La penetración del cristianismo en Hispania sigue, por consiguiente, las grandes vías comerciales y los mismos caminos que el avance de la romanización, con la que coincide en que sus portadores fueron los mismos en ambos casos: ejércitos y mercaderes”. Además de todo esto, tengamos en cuenta la existencia de comunidades judías asentadas en Hispania desde tiempo remoto, ellas pudieron ser receptoras del evangelio, aceptándolo o rechazándolo según los casos.

Dos grandes relatos se proponen como respuesta a la pregunta por la cristianización en España: 1.) El relato legendario de los Siete Varones Apostólicos y 2.) Lo que la Historia, auxiliada por la arqueología, la paleografía y otras herramientas, nos puede decir sobre la propagación del evangelio en Hispania y la erección de las primitivas cristiandades.





San Eufrasio

LA LEYENDA DE LOS SIETE VARONES APOSTÓLICOS

La historiografía más escrupulosa y crítica descarta la existencia de los Siete Varones Apostólicos, relegándola a un mítico relato inventado en los tiempos en que el cristianismo visigodo, ante la necesidad de vincularse a Roma, hace surgir esta piadosa leyenda conocida como la de los Siete Varones Apostólicos. Pero, independientemente de lo que la historiografía crítica haya rechazado de esta leyenda, veamos lo que la misma nos revela.

Podemos suponer que, tal y como se dice en los Hechos de los Apóstoles, tras la muerte del protomártir Esteban, los cristianos de Tierra Santa huyen de la persecución que se inicia contra ellos. Era comúnmente aceptado por los historiadores eclesiásticos de España en los siglos XVI y XVII que muchos de esos judíos que habían abrazado el cristianismo llegaron, en su huida de Tierra Santa, a Hispania.

La leyenda de los Siete Varones Apostólicos sostiene que dos hispanos -Eufrasio (nombre que etimológicamente significa “el que habla bien”) e Indalecio (que significa “fuerza”)- son enviados a Jerusalén, para recoger, treinta y tantos años después, información de lo que en los Santos Lugares ha sucedido: la Redención por la inmolación en la cruz de Jesucristo y su Resurrección. Allí, en Jerusalén, Eufrasio e Indalecio consiguen hablar con San Pedro y con la Virgen María y, una vez convertidos al cristianismo, solicitan del Príncipe de los Apóstoles que éste designe a Santiago el Mayor como apóstol de Hispania. En el año 37 Eufrasio, Indalecio y Santiago el Mayor embarcan en el puerto de Jaffa y desembarcan en Almería. A lo largo de cuatro años el Apóstol Santiago, en compañía de Eufrasio, recorre la Bética y el resto de la península, recibiendo a orillas del Ebro la visita de la Virgen María –que todavía vivía vida terrenal- para confortarlo, con lo que tiene su principio la tan arraigada devoción de Zaragoza a la Virgen del Pilar.

En el año 41 Santiago el Mayor con Eufrasio y los seis varones apostólicos (Indalecio, Torcuato, Tesifonte, Hesiquio, Cecilio y Segundo) abandonan Hispania y parten a Jerusalén. En el año 42 Santiago el Mayor con su hermano Juan y la Virgen María marchan de Jerusalén a Éfeso. Allí, Juan y la Virgen María se instalan. Eufrasio va con ellos, siempre a la vera de su Maestro Santiago. El 25 de mayo del año 42, según la leyenda, Eufrasio se halla en la decapitación de Santiago por Herodes Agripa, que lo manda degollar después de capturar al Apóstol en una visita de éste a Jerusalén.

Cuenta la tradición que, por orden de María Santísima, Eufrasio da sepultura al cuerpo glorioso de Santiago en el Monte Calvario, muy cerca del Santo Sepulcro. Pero el 18 de julio de ese mismo año exhuman el cuerpo del mártir y Eufrasio, en compañía de los otros seis, embarcan trayendo las reliquias a España. El viaje dura siete días. El 25 de julio –festividad de Santiago Apóstol- llegan a Hispania. Los Siete Varones Apostólicos arriban a Iria Flavia, y en lo que luego se llamará Compostela dan sepultura a Santiago. La Reina Lupa, una señora pagana, se convierte al ver los prodigios que obra aquella gloriosa reliquia. Cuando se inician las persecuciones contra los cristianos en Hispania, el sepulcro de Santiago es ocultado bajo escombros y cascotes, hasta que 759 años después, en tiempos de Alfonso el Casto y tras una serie de fenómenos sobrenaturales, se descubre la tumba del Apóstol y se le llama a ese lugar Campo de la Estrella, Compostela.

Los Siete Varones Apostólicos se habían derramado por la península, tras cumplir su cometido de dar sepultura al cuerpo del apóstol y mártir glorioso Señor Santiago. El 18 de enero del año 44, Pedro llega a Roma y establece allí su Sede y Cátedra Pontificia. Los Siete Varones Apostólicos, enterados de la buena nueva, emprenden romería –peregrinación a la Ciudad Eterna- para lograr de San Pedro Apóstol la consagración episcopal. Allí, según una tradición, Eufrasio recibe de la Verónica el lienzo sacratísimo en que se impregnó el Santo Rostro de Jesucristo cuando esta misma mujer fue a enjuagarle la faz sanguinolenta al Señor que iba cargado con la cruz. Eufrasio, una vez que retorna a la península ibérica, deposita el Santo Rostro en Iliturgi.

En el año 50 –según la leyenda- San Pedro Apóstol llega a España, desembarcando en la costa malagueña. Trae San Pedro consigo una serie de sacras imágenes de María Santísima (son muchas, según la tradición: todas las que se atribuyen a la mano de San Lucas.) A Eufrasio se le otorga por parte de San Pedro Apóstol un obsequio magnífico: una talla de María Santísima que luego será venerada bajo la advocación de Virgen de la Cabeza.

Eufrasio pasa catorce años al frente del episcopado de Iliturgi, poniendo los cimientos de la devoción que los indígenas sentirán por la Virgen de la Cabeza. Un juez delegado de Nerón inicia una persecución en Hispania. Captura a Cecilio, Hesiquio y Tesifonte en Granada y los romanos les dan muerte martirial quemándolos en una hoguera. Eufrasio escapa del martirio en esa ocasión, pero el 14 de enero del año 58 es capturado y muere decapitado en la misma Iliturgi, sede episcopal a la que dedicó más de catorce años.

La leyenda de los Siete Varones Apóstolicos es una piadosa relación que trata de presentarnos los primeros pasos del cristianismo en Hispania. Los Siete Varones Apostólicos son celebrados por la Iglesia en su festividad que es el 15 de mayo del calendario litúrgico, día y mes en que se supone que entraron a España para acometer la gran empresa de la primera cristianización de la península ibérica.

Una vez presentada esta leyenda es obligado que ni siquiera refiramos que la misma ha sido crudamente criticada, puesta en tela de juicio, equiparándola con un relato mítico, por lo que no podría aspirar –en las entendederas de sus detractores- a ser otra cosa que una piadosa leyenda hagiográfica invalidada por la crítica histórica en la práctica totalidad de sus elementos.

Sin embargo, el testimonio de San Gregorio VII sostiene, en carta a Alfonso VI, que los Siete Varones Apostólicos, como discípulos de Santiago, fueron enviados a Hispania. Indalecio predicó en Urci, Tesifonte en Vergi, en Carcesa lo hizo Hesiquio y Segundo en Abula. Ciudades de difícil localización, aunque en el caso de Eufrasio está muy claro que su apostolado lo realizó en Iliturgi, antiguo enclave poblacional de cierta consideración que por lo común se identifica con Andújar, aunque existen muchas razones arqueológicas para situarla más bien en las inmediaciones de la actual Mengíbar.


LA HIPÓTESIS AFRICANISTA DEL ORIGEN DEL CRISTIANISMO HISPANO

Desde los albores de la crítica –y sobre todo desde la Ilustración del siglo XVIII- se ha llevado a cabo una auténtica demolición de todo lo recibido como tradición. La Leyenda de los Siete Varones Apostólicos fue sometida a un severo examen y hoy son muy pocos los que conceden veracidad al relato fundacional del cristianismo hispano remontando a San Eufrasio y los seis varones apostólicos los orígenes de nuestra evangelización.

Se ha considerado que todo lo que gira alrededor de los Siete Varones Apostólicos no es más que una fábula benévola que, para historiadores como D. José María Blázquez, es fruto de la necesidad apologética que precisarán las iglesias hispanas, cuando tengan que buscar vínculos con Roma; será así como se invente todo un pasado apostólico que no se sostiene con datos históricos. Para estos autores modernos, el cristianismo en España encuentra su explicación en las continuas y fecundas relaciones que la península mantuvo con el norte de África. Es lo que llamaré la “hipótesis africanista”.

Basados en un escrupuloso estudio de las fuentes, fijando su autenticidad, los historiadores modernos han determinado que la primera y fidedigna fuente escrita que da fe de la existencia de cristiandades en Hispania data del año 254, levantándose acta en la Carta 65 de San Cipriano de Cartago. Existe una mención anterior, pero ésta se ha puesto en tela de juicio: es la que se atribuye a Tertuliano, que allá por el año 200 decía: “todos los ámbitos de las Hispanias… en todos esos lugares reina el nombre de Cristo, que ya ha venido”. Tampoco parece que para estos investigadores sea suficientemente fiable las menciones que hiciera San Ireneo en el año 180 sobre la existencia de iberos evangelizados, pues se teme que San Ireneo no fuese de Lyon de Francia, y estuviera refiriéndose más que a los iberos de aquende, a los iberos de Asia Menor.

Los modernos han estimado que son muchas las razones que apuntan a la vinculación primitiva de las cristiandades hispanas con las de la cornisa mediterránea de África. Por el norte de África cundió muy pronto el cristianismo, propagándose imparablemente. Las actas martiriales más antiguas que se conservan son las de los mártires de Scillis que entregaron su vida por Cristo en el año 180.

Entre las razones que se acostumbran señalar, como indicadores de la dependencia del cristianismo hispano del africano, son muy interesantes las que subrayan el rigorismo de muchos de los cánones del Concilio de Elvira (Granada), celebrado alrededor del año 300, que lo aproxima al cristianismo de cuño norte-africano. De las 37 sedes hispanas que comparecen al Concilio de Elvira, 28 iglesias representadas en el Concilio pueden ser localizadas en territorio hoy andaluz y de las 28, 6 son las que pueden ubicarse sobre el territorio que ocupa actualmente la provincia de Jaén. En dicho Concilio de Elvira encontramos la primera mención del obispo Camerino y el presbítero Leo, de Tucci (Martos), que en la ocasión referida comparecieron. La existencia de comunidades hispano-cristianas regidas por presbíteros es otro rasgo en común que muestran las primitivas cristiandades hispanas con las africanas, sin que se encuentre parangón en otras comunidades paleo-cristinas de Occidente.

Otra razón muy poderosa que aducen los autores modernos a este respecto es el origen africano de la arcaica liturgia hispana, así como la abundante presencia de términos latinos que eran de uso común en la organización eclesial de las cristiandades africanas y que comparten las hispanas: así “fraternitas” significando “comunidad de fieles” o “statio” como ayuno, muchas de ellas extraídas del argot militar, lo que como se verá más abajo no tiene que sernos extraño. Para una de las autoridades en esta materia, D. José María Blázquez, el cristianismo que se implanta en Hispania lo hace de la mano de los legionarios y de los mercaderes, procedentes de las comunidades cristícolas del norte de África. La cantidad de documentos epigráficos y arqueológicos así parece ponerlo de manifiesto.

Tenemos una imagen muy pobre de la antigüedad; muchos piensan que por falta de transportes rápidos y seguros, el hombre apenas viajaba en aquellas edades. Incluso hay profesores universitarios, de cuyo nombre no queremos acordarnos, que negaban la posibilidad de la venida del apóstol Santiago a España alegando la falta de transportes. En cambio, si bien es cierto que muchas personas podían permanecer desde su nacimiento hasta su muerte en el lugar de origen, ciertos grupos humanos por deberes profesionales y laborales se veían obligados a viajar. Los soldados forman uno de esos grupos abocados a la vida viajera en la antigüedad.

Harnack había señalado que muchos militares del norte de África abrazaron en fecha temprana el cristianismo; se sabe que el padre del mismo Tertuliano, más arriba referido, era un alto cargo militar. M. Díaz y Díaz, profundo conocedor de la arqueología paleocristiana, piensa que la evangelización de Hispania encuentra la clave de su arraigo originario en la Legio VII Gemina. Formada por legionarios reclutados entre los pobladores de las actuales León y Astorga, se sabe que estos soldados fueron movilizados en varias épocas para combatir en el norte de África, conocida como la Tingitania (aproximadamente la actual Argelia). Son muchas las cohortes que se documentan en esa zona gracias a documentos epigráficos varios: la cohors I fida vardulorum, la I augusta bracarorum, la I flavia hispanorum, la II hispanorum y la lusitanorum. Tertuliano menciona que en Lambaesis, norte de África, había echado raíces el cristianismo, y en la misma Lambaesis nos encontramos testimonios que confirman la presencia de la Legio VII Gemina. Es muy verosímil que algunos legionarios de la Legio VII Gemina, destacados en África, contactaran con las primeras comunidades cristianas y, una vez convertidos al cristianismo allí, pudieron haber traído la fe de Cristo consigo, a su retorno a lo que hoy es León (que recibe su nombre precisamente de la Legio VII) y Astorga.

No faltan testimonios que avalen esta hipótesis. Entre los primeros mártires hispanos van a ser abundantes los casos de legionarios. En el martirio de San Fructuoso, Obispo de Tarragona, y los diáconos Augurio y Eulogio (año 259) aparece mención de soldados cristianos que profesaban la fe cristiana. Un mártir hispano como San Marcelo era centurión de la Legio VII Gemina, los soldados y mártires Emeterio y Celedonio pertenecían a la misma legión.

El otro grupo que colaborará mucho a la difusión del cristianismo en Hispania será el constituido por los mercaderes que, procedentes de las comunidades del norte africano, vendrán a hacer sus negocios a Hispania y, no sólo trajeron sus géneros mercantiles, sino que también trajeron consigo el cristianismo. San Cucufato era “africano, nacido de padres nobles y cristianos de Scillis” y de San Félix se dice que vivía y hacía su apostolado en Hispania “simulando dedicarse al negocio comercial”, también San Félix era oriundo de Scillis. Será pertinente recordar que Scillis es aquella ciudad africana de la que proceden las actas de martirio más antiguas de toda la Cristiandad.

Se sabe que Santas Justa y Rufina, de las que nos ocuparemos más exhaustivamente en otra ocasión, también eran comerciantes que vendían cerámica. En efecto, nos parece muy plausible la hipótesis que remite el origen del cristianismo a la milicia y a los mercaderes provenientes de África que bien comercializaban con Hispania o bien venían a instalarse en la península ibérica.

El origen africano de nuestras primeras iglesias peninsulares puede corroborarse también al pie del rico caudal arqueológico que va descubriéndose. Como señala D. José María Blázquez: “Podemos aducir otras pruebas arqueológicas que confirman el influjo del cristianismo africano sobre el hispano, como las plantas de las basílicas, los mosaicos sepulcrales, las pilas bautismales, las cerámicas estampadas y las mesas de altar”. Aunque no valdría añadir a ese elenco de objetos arqueológicos los famosos sepulcros paleocristianos, como el hallado en Martos (Tucci), dado que estos sepulcros proceden de Roma y fueron traídos por mar, siendo transportados fluvialmente en dirección al nacimiento del río Betis y desembarcados en un punto impreciso del río desde el cual eran distribuidos, transportándolos hasta las ciudades destinatarias. Es cierto, no obstante, que si no el sepulcro paleocristiano marteño, bien es verdad que otros sepulcros de la época, aparecidos en la antigua Bética, se atribuyen a talleres indígenas ubicados antiguamente en Écija, Córdoba y Alcaudete.

El mismo Blázquez indica que: “Desde el punto de vista social, la cristianización comenzó en Hispania por las clases altas. La sociedad hispana, tanto en el siglo IV como en el siguiente, era pagana casi en su totalidad. En grandes zonas de la Península no se advierte la menor huella de la existencia de cristianos”.



Santas Justa y Rufina, Märtires

CONCLUSIÓN

Sin descartar la venerable y remota tradición de los Siete Varones Apostólicos, por mucho que la fantasía de los escritores que la aceptan pudiera haber introducido elementos espurios inaceptables como históricos, podemos concluir que el cristianismo se implantó en la Bética en los primeros siglos de nuestra Era. Con mucha probabilidad los legionarios que azotaron y crucificaron a Jesús fueron de origen bético, pues si una leyenda afirma que Poncio Pilato era nativo de Tarraco (actual Tarragona), algo más que una leyenda –documentos arqueológicos indubitables- nos indican que muchos de los soldados que formaban las legiones destacadas en Jerusalén eran de origen hispano. Por ejemplo, el famoso Longino. P. Cnaeus Pompeius Homullus Aelius Gracilis Cassianus Longinus se apellidaba “Hispanus”, que estuvo en la Legio II Augusta, destacada en Bretaña. Longinus estuvo empleado en menesteres militares, y más tarde pasó a la Legio X Fretensis en Judea, siendo tribuno de las Cohortes III vigilum, X urbana y V praetoria, condecorado dos veces como centurión con collares, faleras, brazaletes y corona dorada en la guerra germánica del 83; fue centurión del pretorio en tiempos de Domiciano, procurador de las provincias Lugdunensis y Aquitania en Britania y murió en Roma.



Manuel Fernández Espinosa

jueves, 4 de octubre de 2012

FRAY ALEJANDRO RECIO VEGANZONES


NUNCA TE OLVIDAREMOS

Hoy, 4 de octubre, es fiesta de San Francisco de Asís. A los grandes santos siempre parece que no se les puede conocer... Vivieron en tiempos remotos, parecen muy lejos de nosotros, como si nunca pudiéramos hacer otra cosa que leer sus vidas y milagros y lamentarnos de no poderlos conocer personalmente, tratarlos, comernos con ellos el pan, conversar con ellos, pasear con ellos... Sin embargo, eso no es así. A los grandes santos, a los grandes fundadores como a Nuestro Seráfico Padre San Francisco de Asís los podemos conocer en sus hijos, cuando sus hijos son dignos del Padre Fundador. A nosotros no nos compete decir quién es y quién no es santo... Doctores tiene la Santa Madre Iglesia, pero lo que sí sabemos es que conocimos a un franciscano, a un verdadero hijo de San Francisco de Asís y que, a través de él, nos iluminó la lumbre de amor y sabiduría que encendió el santo italiano allá en la Edad Media y que, atravesando los siglos, todavía alumbra y vivifica.

Era una mañana de hace muchos años. Buscábamos un manuscrito inédito del siglo XVIII y tuvimos la feliz idea de pasarnos por el Colegio de San Antonio de Padua de Martos; pensábamos que, al haber allí franciscanos, alguno de ellos nos podría orientar, puesto que el manuscrito que buscábamos lo había escrito un franciscano de Torredonjimeno del siglo XVIII. El hermano portero, fray José María, hermano lego de la comunidad nos abrió la puerta y nos preguntó lo que queríamos. A su demanda le comentamos que queríamos hablar con el profesor de Historia del Colegio. Nos dijo sencillamente: "Síganme...". Nos hizo pasar por el patio de recreo y nos llevó a lo que parecía un gimnasio. Abrirse las puertas y creer que uno estaba soñando fue lo mismo: aquello que pensamos que era un gimnasio no era tal... Era un museo arqueológico donde se custodiaban en sus vitrinas esculturas, monedas, falcatas, urnas cinerarias, vestigios de un esplendoroso pasado. Entramos admirándonos de todo aquello, pero sin poder detenernos, el hermano Jose María iba a paso ligero y nos urgía: "Síganme...". Y allí, en un gabinete de aquel museo tan discreto estaba sentado a su mesa de escritorio fray Alejandro Recio Veganzones. Nos miró por encima de las gafas que a horcajadas tenía en la punta de su diminuta nariz. Era un anciano venerable, con una Cruz Tau en la solapa de su chaqueta.

Así, más o menos, fue como conocimos a Fray Alejandro Recio Veganzones, O.F.M. y a partir de ese día supimos que habíamos encontrado a un maestro. Su aliento nos impulsó siempre adelante... Nuestro maestro, nuestro cura del alma, nuestro amigo del corazón murió el mes de octubre del año 2005. Y, desde el cielo, sabemos que podemos contar con su intercesión, pues como él decía... "No era otra cosa que Otro Fraile Más" (O. F. M.: Ordo Fratrum Minorum).

domingo, 26 de agosto de 2012

Carta de Vesapasiano Gonzaga al Papa S. Pío V

Ésta carta fue un feliz hallazgo ocurrido en uno de los muchos viajes que hiciéramos a la ciudad de Baena (Córdoba) para visitar a nuestra amiga la religiosa dominica Sor Mª Pilar Cano O.P.
Gracias a su gentileza -pues ella era en esos días priora de la comunidad dominicana del Convento Madre de Dios de Baena- tuvimos ésta dicha, y es por ello que podemos ofrecer la reproducción y traducción de éste documento hasta ahora inédito.

CARTA DEL DUQUE VESPASIANO GONZAGA A SAN PÍO V. DOCUMENTO INÉDITO



"Postes sciens Iesus quia omnia consummata sunt, ut consummaretur Scriptura, dixit: Sitio. Vas ergo erat positum aceto plenum. Illi autem spongiam plenam aceto hyssopo circumponentes obtulerunt ori eius. Cum ergo accepiset Iesus acetum, dixit: Consummatum est. Et inclinato capite tradidit spiritum".

Secundum Iohannem 19, 28-31


"Después de esto, sabiendo Jesús que todo estaba ya consumado, para que se cumpliera la Escritura, dijo: Tengo sed. Había allí un botijo lleno de vinagre. Fijaron en una rama de hisopo una esponja empapada en vinagre y se la llevaron a la boca. Cuando hubo gustado el vinagre, dijo Jesús: Todo está acabado, e inclinando la cabeza, entregó el espíritu."

Evangelio según Juan 19, 28-31.


Muy agradecido a mis queridos amigos Franco Maestrelli y Luis Gómez
Convento de la Madre de Dios (Baena, Córdoba, España) Foto de Luis Gómez.
Hace unos años de esto. Era una mañana de diciembre y mi amigo Luis Gómez y yo llegamos al antiguo convento de la Madre de Dios de Baena (Córdoba). En el convento todavía perservera una comunidad de monjas dominicas, entre las cuales se hallaba nuestra amiga Sor María del Pilar Cano. Se aproximaba la conmemoración multisecular de aquel cenobio. Y nuestra hermana nos pidió que echáramos un vistazo a algunos de los documentos que custodia el archivo conventual. Cartas, muchas cartas. Pero, entre toda aquellas epístolas, nos llamó poderosamente la atención una en particular que relataba escuetamente el origen de un pedazo de la reliquia de la sagrada esponja.

Después de la muerte de su amada esposa, Vespasiano Gonzaga Colonna relata que encuentra entre las joyas de su mujer una apreciada reliquia. El Duque decide filialmente hacerla llegar al Romano Pontífice San Pío V. Y esta es la carta: la carta hallada en un convento de España, escrita en italiano antiguo y que reproduzco aquí con leves modificaciones, respetando en lo todo lo posible la literalidad de la carta. Se trata de un documento inédito que se publica por vez primera. Entre paréntesis va aquello que no está claro en el texto.
Relicario de la sagrada esponja
CARTA DE SU EXCELENCIA PARA NARRAR LA AUTENTICIDAD DE LA ESPONJA


Cuando el Señor Duque Vespasiano mandó la esponja a Pío Quinto

Son tantas las gracias que he recibido de la Benignidad de su Santidad (Sta. Vª) más allá de la mucha obligación que le tiene toda la Cristiandad, que como devotísimo siervo suyo no he de dejar atrás cosa que le pueda reportar satisfacción. Ahora, después de efectuada la gran pérdida de mi esposa Doña Ana de Aragón y habiendo reencontrado entre sus alhajas algunas reliquias, de las que todavía había noticia en vida de ella, la más noble era un pedacito de la esponja de Nuestro Señor del que he querido darle parte a Su Santidad (Sta Vª) como por la presente se lo manda. Y para que Su Santidad (Sta Vª) cumplidamente pueda tenerla por auténtica, será servido de perdonarme si le relato un tanto difusamente de dónde fue habida, no por jactancia, sino para mejor edificar en el ánimo de Su Santidad (Sta. Vª) esta creencia.

Es sabido como faltando la linea del Rey de Aragón en el Rey Martín y habiendo litigio de aquella corona por concurrencia de pretendientes, nueve árbitros de aquellos Reinos -entre los cuales se hallaba el Glorioso San Vicente Ferrer- declararon por más pertinente para ceñirla el infante Don Fernando, hijo del Rey de Castilla y León, el cual fue no menos valeroso que devoto, y que hubo memorables victorias contra los moros. Éste fue antepasado de mi mujer por línea legítima, y es cosa notoria que sus otros antepasados arrivaron más de una vez, con la armada catalana, a tierras de Judea y Palestina. Y todavía se halla en las crónicas que presentaron al Sultán cosas preciosas para obtener de él a trueque reliquias. Y así obtuvieron asaz número de ellas, aunque nunca pudieron obtener el cuerpo de Santa Bárbara por la mucha devoción que en Egipto le tenían.

De este Rey Fernando fue hijo el Infante Don Enrique de Aragón, Maestre de Santiago, que murió de las heridas habidas en la Batalla de Olmedo, dejando la reliquia tras de sí. De Don Enrique de Aragón y Sicilia, Duque de Segorbe, nació Don Alfonso, Duque de Segorbe, Gran Condestable de Aragón, Padre de Doña Ana, a la que hizo partícipe de sus reliquias, habiendo sido siempre muy de su querer. Esto baste para dar a Su Santidad (Sta. Vª) noticia del modo como ha llegado a mis manos, y como prueba de la fe que se le ha de prestar. Cuando la reliquia llegue a Roma Su Santidad agregará este fragmento a la otra y será para mí gratísimo que haya llegado a sus manos a través de mi mediación, y en cada (...) será perpetuo testimonio de mi fe y mi observancia hacia Su Santidad (Sta. Vª)a la cual me ofrezco con este estado y beso humildemente los santísimos pies.
Copia de esta carta de Vespasiano Gonzaga a San Pío V
PERSONAJES HISTÓRICOS MENCIONADOS EN ESTA EPÍSTOLA

Vespasiano Gonzaga Colonna
(Fondi, 6 de diciembre de 1531 - Sabbioneta, 26 de febrero de 1591). Nacido de Isabella Colonna y de Luigi Gonzaga "Rodomonte". Fue Duque de Sabbioneta, Duque de Trajetto, Marqués de Ostiano, Conde de Rodigo, Conde de Fondi, Barón de Anglona, Señor de Bozzolo, de Rivarolo Mantovano y de Commessaggio, de Turino y de Caramanico. Hombre de confianza del Rey Felipe II de España, Virrey de Navarra, Virrey de Valencia, Grande de España, caballero de la Orden del Toisón de Oro.

Anna d'Aragona

Heredera de la reliquia. Hija de Alfonso de Aragón, Duque de Segorbe. Casada con Vespasiano. El matrimonio se celebró en España el año 1564 con el favor del Rey de España y en septiembre del mismo año, Anna y Vespasiano llegaron a Sabbioneta. El 12 de enero de 1565 nacieron las gemelas Giulia (muerta en las fajas) e Isabella. El 27 de diciembre del mismo año vio la luz el heredero masculino, Luigi. Anna d'Aragona murió poco después, en Julio de 1567, por una grave enfermedad, durante una estancia en Rivarolo.

San Pio V


San Pio V, en el siglo Antonio Ghislieri (Bosco Marengo, 17 de enero de 1504 – Roma, 1º de mayo de 1572), fue el 225º papa de la Iglesia Católica y el 133º soberano del Estado Pontificio (1566 - 1572). Pertenecía a la Orden de los Predicadores de Santo Domingo de Guzmán. Fue canonizado por Clemente XI el 22 de mayo de 1712. Su memoria litúrgica se celebra el 30 de abril. Es el Papa de Lepanto y el destinatario de esta carta y la reliquia.

Martín de Aragón
Apodado "El Humano" (Gerona, 29 de Julio de 1356 – Barcelona, 31 de mayo de 1410), fue Rey di Aragón, de Valencia, de Cerdeña y de Mallorca, rey titolar de Córcega, Conde de Barcelona, Rosellón, Cerdeña y Ampurias desde el 1396 al 1410, primer Duque de Montblanc del 1387 al 1396. También fue rey de Sicilia (conocido como Martino II di Sicilia, también se le conoce como Martino II de Trinacria o Martino "il Vecchio") desde el 1409 al 1410. Fue el último descendiente de Bellónidas, por línea masculina legítima del Conde de Barcelona descendiente de Goffredo El Velloso, que reinó sobre Aragón.

Fernando I de Aragón, Valencia, Cerdeña, Mallorca y Sicilia


Fernando de Trastámara, apodado el de Antequera, también conocido como Fernando El Justo (Medina del Campo, 2 de noviembre de 1380 – Igualada, 2 de abril de 1416), fue un príncipe de la casa real de Castilla que llegó a ser coronado Rey de Aragón, Valencia, Cerdeña, Mallorca y Sicilia, re titular de Córcega, Conde de Barcelona y de los condados catalanes, desde el 1412 al 1416.

San Vicente Ferrer


Vicente Ferrer (Valencia, 23 de enero de 1350 – Vannes, 5 de abril de 1419), fue un religioso y predicador profético del Reino de Valencia, perteneciente al Orden de los Predicadores de Santo Domingo de Guzmán. Se posicionó de modo particular ante el Cisma de Occidente; fue proclamado santo por el papa Callisto III en el año 1455. Confesor y hombre de confianza de Fernando I de Aragón.
Enrique Fernández

También conocido como Enrique de Aragón o Enrique de Alburquerque (Medina del Campo, 1400 – Calatayud, 15 de junio de 1445) fue un príncipe de los Trastámara, casa real de Castilla. A los 9 años (1409) era Gran Maestre de la Orden de Santiago, más tarde, en el año 1418, conde de Alburquerque; desde el año 1420, Duque de Villena; desde 1435, señor de Segorbe y al cabo, en 1436, conde de Ampurias hasta el 1445, año de su deceso. En la primera batalla de Olmedo, acontecida el 19 de mayo de 1445, Enrique fue herido en una mano. Fue conducido a Aragón, malherido de aquella mano, a consecuencia de la cangrena que le causó aquella herida.
Continuación de la carta transcrita
Manuel Fernández Espinosa


Publicado originalmente en lengua italiana en el blog: IL RESTO RITORNERÀ

domingo, 22 de abril de 2012

LA PRESENTACIÓN DE LA ASOCIACIÓN MEMORIA DE LAS NAVAS DE TOLOSA, FUE TODO UN ÉXITO




En la foto: En el centro de la imágen, el historiador y escritor Guillermo de Rocafort, flanqueado por Jorge Galán, a la izquierda, y Mario Martos a la derecha, miembros directivos de la asociación MEMORIA NAVAS DE TOLOSA
La tarde del sábado fue una gozada. No, no me entiendan mal. No es que seamos seguidores de ningún club de fútbol y estuviésemos viendo la retrasmisión del derby Madrid-Barcelona, no; nada de eso. Lo que ocurre es que el sábado 21 de abril, en el Parador de Turismo Santa Catalina de Jaén, se presentó la Asociciáon Memoria Navas de Tolosa 1212. Decenas de jóvenes estaban allí, en un acto cultural, sin importarles ese otro acontecimiento deportivo.

El acto fue excelente en cuanto a calidad, organización, número y autoridades presentes así como asistencia de público en general. No cabía otra posibilidad, pues los organizadores del acto eran jóvenes de la capital de Jaén que, pese a su juventud, con una dilatada experiencia en organización de actividades culturales y eventos de calidad.

El escritor e historiador Guillermo Rocafort fue el encargado de realizar la ponencia, haciendo una estupenda exposición de lo que fue esa gran batalla de las Navas de Tolosa y lo que ésta representó para todo el Occidente cristiano. Nada que ver ésta exposición con otras acaecidas recientemente al calor del dinero público que otorgan los partidos políticos a algunos funcionarios de la enseñanza universitaria. Nada que ver. Ni punto de comparación.

Desemaos a esta nueva asociaicón la mejor de las andaduras y un gran éxito en la culminación de los actos centrales que ya están preparando para los días en que se celebre la efemérides de tan magno acontecimiento.

Enhorabuena.  

miércoles, 18 de abril de 2012

UNA VERDADERA ASOCIACIÓN CON MEMORIA HISTÓRICA


Ya era hora. Después de tanta tontería de memoria histérica, después de tanto remover fosas y tumbas, aparece en el panorama jaenero una asociación cultural que promueve la verdadera Historia.
Además, no se trata de una asociación con ramificaciones en los partidos radicales de izquierda subvencionada o devotos de la UJA (muchos de cuyos miembros más doctos producen JUAJUAJUA, es decir, risa)
Sus integrantes son gente sencilla, sana, pero al mismo tiempo con inquietudes y con ganas de hacer muchas cosas y hacerlas bien.
Si están interesados en saber de quienes estamos hablando, les aconsejo que acudan el sábado 21 de abril, a las 17:30, al Parador de Jaén, donde será presentada la ASOCIACIÓN MEMORIA NAVAS DE TOLOSA 1212.
Intervendrá el escritor Guillermo Rocafort.
Celebramos que surja una iniciativa como ésta en el VIII Centenario de nuestra victoria de las Navas de Tolosa.